MARÍA ISABEL HOYOS BUSTAMANTE
Cuán duro y triste es tener que registrar en nuestra mente la partida de seres extraordinarios que nacieron para hacer el bien, amar y ser amados. Quienes tuvimos la fortuna de estar cerca de ella, somos testigos de su bondad, sus valores intelectuales y espirituales y la dedicación a su familia. Su tema predilecto y sus mejores expresiones afectivas nacidas del fondo de su corazón, eran para sus hermanos, sus hijos y sus nietos, quienes conformaban gran parte de ese pequeño mundo de amor, entrega y lealtad que había construido para los suyos.
El resto del mundo eran sus alumnos, esos seres que conocía desde niños, quienes también eran sus niños, cuyos padres la habían elegido como hicieran otrora con su madre, para que llenara sus cabecitas de conocimientos y sus corazones de bondad. Fue así como ella y su hermana del alma, ALINA, quien goza de virtudes similares a las suyas, se dedicaron a seguir el camino y las enseñanzas de su madre, logrando su cometido y excediendo las expectativas de una sociedad que ve desfilar cada año por su claustro, bachilleres con excelentes conocimientos, que compiten con los mejores puntajes nacionales y lo más importante: ciudadanos de bien comprometidos con el futuro de su ciudad, su departamento y su país.
Mis grandes recuerdos con ellas se remontan a nuestra infancia, cuando compartíamos mucho tiempo en compañía de su abuela ISMENIA, una mujer sencilla, humilde y muy inteligente, quien nos trataba con inmensa dulzura y tejía trenzas en nuestra cabellera de niñas, mientras nos contaba historias de mundos fantásticos que imaginaba para nosotros.
Sea la oportunidad para rendir un sentido homenaje a doña Concepción, Ismenia y Ligia Bustamante; esa dinastía de mujeres sabias, bondadosas y con un gran corazón, que la vida tuvo el acierto de poner en nuestro camino y que hoy están de fiesta por la llegada de quien heredó de ellas su capacidad de amar, espíritu de entrega y bondad infinitas.
LIGIA DEL ROSARIO: la familia es algo más que la sangre, es la afinidad de sentimientos y la profundidad de recuerdos y gratitud. Por esta razón en mi nombre y el de mi familia, quiero repetirte las palabras que el poeta JOSE IGNACIO BUSTAMANTE, dijo ante la tumba de su madre adoptiva Doña CONCEPCION BUSTAMANTE, de quien adoptó el apellido que sus descendientes llevamos con orgullo: “… y Dios se mira en tus ojos ingenuos y puros como se mira el sol en la tranquilidad de un agua limpia y profunda. Yo sé que los ángeles, esos niños alados y alegres, salieron en tropel a recibirte a las puertas del Paraíso y entre palmas y canciones, te condujeron hasta el trono que tenías destinado a la diestra de María, reina de las madres y madre de Cristo.”
Quiero expresar mi más profundo sentimiento de solidaridad a José Fernando Mafla Delgado, a sus hijos María Elvira, Diego Fernando, Carlos Eduardo y María José Mafla Paz y a sus familias, a sus adorados nietos Juan Diego y Juan Cristóbal, a sus hermanos Alina y Diego Paz Bustamante y demás familiares por la irreparable pérdida y profundo dolor que también es nuestro.
Nueva York, Julio-2014
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