Por Alexander Paloma
Reportero Gráfico El Nuevo Liberal
Desde el terremoto de 1983, el Centro Histórico de Popayán ha tenido modificaciones en la infraestructura de sus servicios públicos, pues antes de esta fecha catastrófica para la ciudad, los cables de la energía eran visibles, estaban anclados en las fachadas de las casas en la parte interna de los cielos rasos y pasaban de cuadra a cuadra como creando puentes, algo que no ayudaba a una estética más limpia de la ciudad.
Desde entonces se planificó la distribución de las redes de energía y telefonía de manera subterránea, luego llegaron la internet y la televisión por cable a ocupar estos espacios, es por éste motivo que cuando se transita por los andenes del sector histórico se pueden apreciar una diversidad de tapas de cemento cubriendo cajas donde se han hecho interconexiones para la distribución de estos servicios a los domicilios.
Estas cajas al estar expuestas al paso de los peatones y en algunos casos al paso de los vehículos, se deterioran hasta convertirse en un peligro para los ciudadanos desprevenidos.
Cada tapa tiene un propietario como proveedor de servicio y por consiguiente es él directamente responsable de la reposición o adecuación de éstas cuando se deterioran; el problema es que mientras algunas instituciones responsables hacen los procedimientos de rigor para adecuarlas, pasan los días y se pone en riesgo la integridad de las personas, entre ellas algunas en condición de discapacidad.