HUGO COSME VARGAS
Una columna de opinión se debe escribir donde toque hacerla y esta vez el destino y mi profesión me ubicaron en la selva del Pacífico colombiano, en medio de frondosa vegetación, intensa lluvia y alta humedad ambiental, pero sobre todo rodeado de un hermoso paisaje natural que siempre causa admiración del turista extranjero y asombro de quien por primera vez nos visita. Refugiado en el campamento Yatacué, en el Alto Anchicayá pienso en la inmensa riqueza natural que poseemos, en contraste con esa Colombia pobre y desigual que no nos merecemos. Por esto, un buen político colombiano debería batallar con constancia para lograr que una gran cantidad de compatriotas disponga de una mejor vida, es decir que siempre progrese. ¿Cómo lo medimos?
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos-OCDE- publicó en marzo de 2020 un buen documento titulado en inglés Better Life Index, en el que logra analizar para 41 países-sus afiliados y socios- cuáles son los criterios importantes que una comunidad debe mirar y medir para conseguir que los ciudadanos mejoren sus condiciones de vida, independiente si se trata de Suecia o de Colombia, en donde el punto de arranque está muy distante. ¡Veámoslo!
Son 11 temas que la OCDE manifiesta esenciales para la calidad y condiciones de la vida, esto es aquello que a la gente más le importa en su fugaz paso sobre el planeta tierra: ingreso económico del hogar, empleo y calidad del trabajo, vivienda, salud, conocimientos y habilidades, calidad del ambiente, bienestar subjetivo, seguridad, equilibrio entre trabajo y vida personal, conexiones sociales y compromiso cívico. Adicional, la OCDE también alumbra el camino del bienestar futuro, proponiendo 4 dimensiones clave que debemos empezar a mirar, agrupadas en una forma diferente: capital natural, capital humano, capital económico y capital social.
Este documento provee datos estadísticos concretos que permiten medir el bienestar de la gente y a compararlo, al menos entre los países OCDE. Por ejemplo, y era de esperarse, Países Bajos, Nueva Zelanda y Suiza disfrutan de niveles comparativamente más altos de bienestar, y también, desigualdades menores que las de Europa Oriental, América Latina-incluido Colombia-, Turquía y Grecia, donde figuran niveles más bajos de bienestar y grandes desigualdades. Pero en general, el estudio encontró algunas cifras positivas: la esperanza de vida aumentó un año en la década 2010-2020, dándole al recién nacido de hoy una expectativa de vida de más de 80 años en promedio en los países OCDE; el ingreso de los hogares aumentó 6 puntos porcentuales; el 7% de los empleados remunerados trabajan largas jornadas-50 horas semanales- mientras que en el 2010 era 9%; y, finalmente, las encuestas indican que 7.4% de las personas están más satisfechas con sus vidas respecto al año 2013 (7.2%). No siempre son malas noticias.
Pero temas como la inseguridad, la desconexión social y la desesperación siguen afectando a algunos sectores de la población: el 21% de los ingresos en hogares se destina a vivienda, habiendo aumentado este indicador en 9 países OCDE; el 20% de las personas ubicadas en la parte superior de la distribución de riqueza tiene un ingreso 5.4 veces mayor que el de las personas en el 20% inferior; casi la totalidad de la población de 10 países OCDE, entre ellos México, sigue expuesta a niveles peligrosos de partículas en el aire que respiran. “Lo que mides afecta lo que haces” (Stiglitz y otros, 2018).
Finalmente, llama la atención que Colombia no aporte datos estadísticos en algunos casos: hogares que gastan en vivienda más del 40% de sus ingresos, tiempo diario que trabajan más las mujeres que los hombres, interacciones sociales, brecha en la esperanza de vida por nivel de educación. O que aparezca mal ranqueada en otros casos: principales niveles de desempeño-el más bajo junto a Chile-; principales indicadores del bienestar futuro-entre los 5 peores-; tasa de empleo-en el tercio inferior-; falta de apoyo social-en el cuarto inferior; estudiantes con habilidades en ciencias-1%-; índice de la lista roja de especies amenazadas, mortalidad prematura, logro educativo de la población adulta joven y confianza en el gobierno, nos encontramos en el nivel inferior de la OCDE, con tendencia al deterioro constante en este último caso. ¡Votemos bien por favor!