Quienes vivimos esa “dichosa edad y siglos dichosos aquellos” que acabaron de precedernos, guardamos el paradigma que nos enseñaron nuestros padres y abuelos del respeto a la palabra como norma de vida, de ética, de honor y de integridad.
Hemos sido enterados de que se iniciaron las obras de construcción del nuevo edificio para la Facultad de Humanidades de nuestro gloriosa Universidad del Cauca. Es una buena noticia para la ciudad, pues rescatamos así, para la bellísima presencia arquitectónica en la más noble de sus calles, (la quinta que despunta hacia La Ermita y Belén), el lote en que viene funcionando desde el terremoto del 83 un aparcamiento de vehículos.
Está fresca aun la polémica que se desató contra el proyecto de fachada para esta construcción, atentatoria de la fisonomía característica del centro histórico de Popayán. Y más fresca aun la palabra del señor Rector de nuestra Alma Mater, doctor Juan Carlos Castrillón Orrego de que, atendiendo al clamor ciudadano, el proyecto se atemperaría al entorno de las edificaciones circundantes, con sus aleros y balcones, como el conjunto arquitectónico que las enlaza.
Sin embargo nos asalta la preocupación de que el señor Arquitecto, autor del proyecto, no haya dado a conocer la nueva estampa de su fachada. Basta con que el señor Rector haya empeñado públicamente su palabra con la ciudadanía, para que el profesional responsable tenga lista ya la nueva proyección del frontal.
No dudamos de que el señor Rector hará honor a su palabra. La Ciudad está pendiente y creemos fielmente en que así sucederá.
Como en aquellos tiempos, sin necesidad de haberla suscrito ante Notaría ni oficialmente, se verá cumplida su promesa, señor Rector.
Ojalá, que en los próximos días EL NUEVO LIBERAL nos sorprenda con la noticia y la fotografía del proyecto por ejecutar.
La Ciudad quedará muy agradecida con usted señor Rector y con usted señor Arquitecto Gómez.
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