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EDUARDO NATES LÓPEZ
Imposible, en una columna de opinión, hacer el listado completo de los daños y perjuicios que ha causado la delictuosa minga, antidemocrática, xenófoba, racista, infiltrada, etc. etc. (que sus organizadores, actores y usufructuarios llaman: “pacífica”). Para ser equitativos, no omitamos la causa histórica del desequilibrio en atención social que, de cierta manera, aún subsiste en algunos aspectos. Pero jamás justifica la violencia extremista -por no decir terrorista- como han venido evolucionando y degenerando, los reclamos. Es innegable que han sido atendidos por los sucesivos gobiernos, desde hace 30 años, en la medida de lo posible. Por supuesto, sin olvidar el exceso oportunista que ofreció el gobierno Santos I, cuando negociaba su reelección para 2014, lo cual, con certeza, es un componente de mucho peso en las extorsivas exigencias de los líderes indígenas, concurrentes con avivatos politiqueros, negociantes de la izquierda nacional, y otras organizaciones, cercanas al narcotráfico.
En el ejercicio mencionado en los primeros renglones, resulta imperativo comenzar mencionando la pérdida de vidas como el asesinato del Patrullero de la Policía Nacional, Boris Alexander Benítez y de los soldados atacados, -usando los métodos terroristas que Juan Manuel Santos dice que gracias a él ya no ocurren, porque estamos en paz-. Y los incontables homicidios culposos debidos a la imposibilidad de traspasar el ilegal taponamiento. Y, para seguir con la equidad, las muertes que también han ocurrido entre los mingueros, por causas diversas.
Vienen ahora los devastadores efectos socio-económicos, que no solo es imposible valorar, sino contrarrestarlos. Se dice que las pérdidas de todos los sectores, hoy, pueden superar los ¡setenta mil millones de pesos! Ya hay asociaciones y gremios recaudando pruebas para instaurar las lógicas demandas judiciales contra los trasgresores, y en procura de resarcimiento. Esperamos que tengan la debida acogida y sobre todo la rapidez necesaria en los estrados judiciales, para que la compensación sea oportuna, -condición que siempre debería acompañar a la justicia- y para que castigue ejemplarmente a los victimarios.
Pero en medio de las dificultades, surgen acciones, silenciosas unas, otras visibles y algunas casi heroicas que merecen reconocimiento. Es el caso de las Fuerzas Militares, con el General Wilson Chawez Mahecha a la cabeza de la III División, que han garantizado el funcionamiento del llamado “corredor humanitario”, permitiendo contar con algo de combustible, de provisiones vitales y una mínima movilidad, para que la parálisis no sea absurdamente total. Esta vía, que recorre los municipios de Piendamó, Morales, Suarez, Buenos Aires (Timba) y empata con Santander de Quilichao, gozó de la importancia que en su momento le devolvieron los gobernadores Rodrigo Cerón Valencia y Cesar Negret Mosquera, pavimentando importantes tramos del trayecto total. Vino luego un lamentable adormecimiento, y hoy vuelve a cobrar preponderancia. Los ingenieros militares y la Secretaría de Infraestructura Departamental se han puesto al frente del mantenimiento y reparación de los sectores sin pavimento. Esto indica la urgencia con que debe atenderse la terminación de esa vía, que además traería la inclusión formal de esa bella e importante región caucana -con nada menos que la represa de la Salvajina como centro de atracción- a la economía departamental. (Imposible omitir el comentario sobre el error histórico que se cometió hace décadas, por nuestra nula visión estratégica, y mansamente permitimos la desaparición absurda del ferrocarril, que transitaba por ese corredor)
Por otro lado, el presidente del Banco Agrario, Francisco Mejía, anteayer visitó la ciudad, con generosas intenciones de apoyar a los ganaderos, agricultores y empresarios de todos los sectores que han sufrido las consecuencias del ignominioso encierro, para conocer, de viva voz, la diversidad de casos críticos que se precipitan, y buscar las condiciones más favorables que estén a su alcance. Además, se ofreció como vocero ante las autoridades financieras del país, para transmitir nuestra angustia y analizar las opciones de “salvavidas” que puedan lanzarnos en este naufragio. Loable gesto que nos hace pensar que, al menos, no estamos tan solos…
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