Las transparencias de Arciniegas (3) – Mujeres en la Independencia

Columna de opinión

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Por Donaldo Mendoza

El romanticismo europeo llegó a América un poco como sentimiento (J. Isaacs) y otro tanto como pensamiento (D. F. Sarmiento). Y dos americanos jugaron su vida y su fortuna al utópico sueño de la libertad: Antonio Nariño y Simón Bolívar. Arciniegas hace este retrato del visionario de los Derechos: «Nariño, el más apasionado y feliz defensor de los Derechos del Hombre». En su generación, Nariño es el abanderado de la independencia total. Fue de los pocos que pudieron ver el sueño realizado.

   Sin pintura ni escultura ni arquitectura la historia de los pueblos parece anónima. Eso se entiende con la romería diaria de quienes visitan museos para guardar registro ojográfico de lo que fue la antigüedad griega, el renacimiento italiano o las construcciones mayas e incas en nuestra América. En ese contexto, Arciniegas le hace justicia a “un dibujante”, con esta apreciación: «Cuando se haga el balance universal de la pintura latinoamericana, en la primera mitad del XIX, José María Espinosa ocupará el lugar de un retratista de primer orden». Espinosa se salvó milagrosamente del fusilamiento en Popayán, en donde fue hecho prisionero de guerra. Allí perdió su pintura de juventud; pero nos dejó este recuerdo: «Cuando después he visto los grabados con que Gustavo Doré ha ilustrado los poemas de Dante, he recordado muy a lo vivo las impresiones que experimenté en mi fuga de Popayán…».

   Compartiendo lecturas de Cordovez Moure con Rodrigo Valencia, intentábamos calcular la población de Bogotá hacia la fecha de la independencia. Germán Arciniegas aporta este dato: «1819. Santa Fe de Bogotá, capital del virreinato de la Nueva Granada, es una aldea diminuta con un enorme teatro. Dicen que tiene 30.000 almas… Hay cuatro iglesias, ocho grandes conventos de frailes, cuatro de monjas, misas desde las cinco de la mañana». 

   Los escritos y relatos orales no han sido lo suficientemente justos en el reconocimiento de la mujer y su heroica participación en la gesta de Independencia. Es sorprendente la sangre derramada por la compañera del hombre en la busca de libertad; como escueto dato enciclopédico, para jóvenes curiosos de la historia, transcribo la mención que hace Arciniegas: «Colombia y Venezuela recuerdan entre sus mártires a Policarpa Salavarrieta, Antonia Santos, Josefa Figueras, Rosa Zárate, Carlota Armero… Entre el 19 de noviembre y el 9 de diciembre de 1817 fueron fusiladas en la Nueva Granada: Micaela Nieto, Bibiana Talero, María Josefa Esguerra, Candelaria Forero, María de los Ángeles Ávila, Remigia Cuesta, Salomé Buitrago, Genoveva Sarmiento, Inés Osuna, Ignacia Medina…». Y siete pueblos en donde otras mártires amamantaron con sangre nuestra libertad.

   Y sobre las lecturas que hacía y compartía Bolívar, su edecán y biógrafo Perú de Lacroix nos dice: «Se lee de un tirón la Odisea… Su gran autor, el hombre a quien admira, es Voltaire. Critica a Walter Scott… En Voltaire encuentra todo: estilo, grandes y profundos pensamientos, filosofía, crítica fina y diversión». Recuérdese que leer nos hace libres; y el pensamiento crítico, autónomos.