La Reina, la llave y la espada

Columna de opinión

Por: Sebastián Silva-Iragorri

L

o primero es lamentar el fallecimiento de la Reina Isabel II, monarca del viejo Imperio Británico desde la muerte de su padre, el Rey Jorge VI, en 1952 y su posterior coronación en 1953. Reinó casi 70 años y superó en tiempo a la también recordada Reina Victoria. Su personalidad calmada, serena, prudente, sencilla, se ganó el aprecio general del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, de la mancomunidad de Naciones y de gran parte de países del mundo. Entra a la historia por su sabiduría en el manejo de las más difíciles situaciones y su fortaleza en todas ellas. Para el pueblo británico nuestras más sentidas condolencias.

Ahora pasemos al terreno nacional recordando la espada de Bolívar que fue robada por el M19 en 1974 y que este 7 de agosto de 2022 fue protagonista en el acto de posesión presidencial. La espada ha ocupado un lugar en la Casa de Nariño desde que fue devuelta en 1991 con una corta estadía en el Banco de la República. Esta espada es un símbolo de autoridad y libertad y debe servir de inspiración al nuevo mandatario para manejar con estricto apego a la ley las dificultades que se presenten en el mantenimiento de la seguridad y el orden público. Hay que tener cuidado con declaraciones imprudentes de varios de los colaboradores; hay que obrar con cautela en el tema de la emergencia económica y no dejar que se utilice, junto con amenazas de futuras movilizaciones, como presión al congreso para la aprobación del aumento de impuestos. Hay que vigilar y cumplir las normas en los casos de invasiones de la propiedad privada y no convertir las 48 horas en una burla creciente. Es urgente frenar la tesis del decrecimiento económico del país. Igualmente hay que llamar a la tolerancia con las diversas ideas, en estos días personajes reconocidos del mundo periodístico y artístico maltrataron sicológicamente a 3 jóvenes que de buenas maneras y con mucha convicción afirmaron apego a valores tradicionales e hicieron criticas respetuosas al gobierno. También hay que tener prudencia con una intervención de la CREG que podría traer distorsiones en el mercado energético y provocar crisis inesperadas, este es un sector delicado que implica un manejo especializado. 

En lo local quiero contar algo que encontré en una antigua revista de la Academia de Historia del Cauca y referido en una proposición del 3 de Julio de 1963 en que se informa de la existencia de una llave de oro macizo, de 18 quilates y un peso de 300 gramos, de 20 centímetros de largo y con 5 dientes en el paletón en honor a las repúblicas liberadas por Bolívar. Esta llave de oro fue donada al Libertador cuando entró triunfante en lo que hoy se llama Bolivia en agosto de 1825. Bolívar se la regaló a quien fue luego Obispo de Popayán, Monseñor Pedro Antonio Torres, quien a su vez se la entregó a Popayán como un recuerdo del Libertador. La llave fue robada de la Casa Mosquera produciendo gran conmoción en la ciudad por ser, como lo dice el Centro de Historia del Cauca, “una joya de valor histórico incalculable”. En la proposición citada se recomienda tomar mayores medidas de seguridad y ofrecer una recompensa igual al valor de su peso en oro. No sabemos en qué terminó esta historia y si la llave fue recuperada y la recompensa pagada.  

Historias de las historias que forman la tradición y enseñan convicciones y valores que no pueden ser botados como una llave al mar.

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