Columna de opinión
Por Carlos E. Cañar Sarria – carlosecanar@hotmail.con
En Colombia la política se entiende como un antivalor y los políticos como seres nefastos para la sociedad. La política se relaciona con la demagogia, la corrupción, el clientelismo y la violencia. A mucha gente le incomoda hablar de política. Se siente aversión por ella. No hay dirigentes, los partidos políticos están en crisis o simplemente no hay partidos.
La gente se pregunta: ¿Con unos políticos como los nuestros, para qué la política? Dan ganas de llorar, de salir corriendo, de dormir y no despertar. Reformas que favorecen a los de arriba en detrimento de los intereses colectivos y cuando hay reformas de economía social, trabas por todas partes. Para los ricos los melones y para los pobres los limones. Para aquellos la cama, para los otros el suelo. No obstante, se sigue hablando de la democracia participativa, sobre todo cuando tanta gente se siente excluida de los beneficios del poder. Tanto trabajador echado a la calle, tanto profesional desocupado, desplazados por la pobreza y por la violencia, mendigos en los semáforos. El hambre deambula por todas partes. La gente quiere menos plomo y más pan. Hospitales quebrados, en crisis o cerrados. A los gobiernos no les ha interesado la salud de los ciudadanos. Las calles con huecos y convertidas en basureros. Que el Estado ya no da puestos porque hay que reducir la burocracia, sin embargo, se observa cómo los mismos de siempre, gracias a los mismos de siempre, pasan de una dependencia a otra y nunca se quedan sin puesto. En fin, para eso es la política, dirán algunos. ¡Cosas de esta democracia participativa que tanto “experimentamos” los colombianos!, dirán otros.
Algunos políticos de poca lucidez en la administración pública, nuevamente de candidatos para las elecciones que se aproximan. Otros se han perpetuado en el poder a cambio de nada. Cómo hace falta meterle pueblo a la democracia, cómo hace falta construir ciudadanía. Los políticos están donde están gracias a los que los eligen. Los errores se pagan.
Ojalá algún día en nuestro país se pudiera lograr la política en el buen sentido del término, es decir, en el sentido platónico, la política como una oportunidad de servir a la sociedad. Los intereses privados por debajo de los intereses comunes. Platón estima cuatro virtudes del Estado: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. La primera que garantiza rectitud de juicio, la segunda que le da a cada cual lo suyo, la tercera que le corresponde al valor y la cuarta, moderadora de los apetitos. En otras palabras, el poder con una connotación ética o una ética política para beneficio de todos.
No podremos contar con una nueva política y con unos buenos políticos si no contamos con un pueblo renovado. Con un pueblo fuerte y organizado, con contundencia para decidir, mientras tanto, que viva la democracia y la…meritocracia.
PESAR:
Con mucho pesar la sociedad caucana recibió la noticia de la muerte del doctor Francisco Varona Muñoz. Excelente ser humano, notable académico y periodista. Tuvimos la fortuna de compartir estudios de postgrado, como docentes universitarios y columnistas. Ideológicamente navegamos por diferentes aguas, pero siempre existió entre los dos la amistad, el afecto y el respeto. Nos solidarizamos con su querida familia. ¡Paz en su tumba!