Columna de opinión
Por : Walter Aldana
La toma del poder fue la consigna de los grupos armados insurgentes que por más de cinco décadas actuaron en nuestro país; incluso uno de ellos aún persiste en su intento. Ganar el gobierno es un ejercicio propio de partidos políticos legales en una democracia representativa como la nuestra.
La enorme influencia de los medios de comunicación sobre el funcionamiento de las ramas del poder ha sido objeto de análisis político por las ciencias sociales. Al peso de la televisión, la radio, la prensa escrita y, en forma reciente, de las redes sociales, se ha dado en llamarle «el cuarto poder».
Precisamente en las redes sociales (https.//blogs.20minutos.es), se halla una anécdota de Alfred López, del 26 de junio de 2015, que relata el origen de esa expresión: «El término cuarto poder se hizo enormemente popular cuando el escritor y filósofo escocés Thomas Carlyle, a mediados del siglo XIX, atribuyó dicha expresión al destacado político y escritor británico Edmund Burke, quien la pronunciaría en el debate de apertura de la Cámara de los Comunes del Reino Unido en 1787. En su discurso, Burke dijo que había tres poderes en el parlamento señalando que en la tribuna de prensa era donde se sentaba el cuarto poder, de lejos, más importante que todos ellos». Los tres restantes en la Duma, eran los Lores Espirituales (representantes de la iglesia), los Lores Temporales (la nobleza) y los Comunes (los políticos).
Rápidamente la burguesía semifeudal de la época, entendió el mensaje: «hacerse al poder influenciador en la opinión pública», era la garantía para perpetuar el statu quo; se requería una caja de resonancia de las «bondades» del modelo económico, político y social, se necesitaba el «morbo periodístico» para generar odio en la audiencia y rechazo al cambio; se «permiten» las mentiras piadosas (cómo simular noticias, que no se producen pero sí generen rechazo); en fin, para captar la pauta publicitaria se calla u oculta la verdad y ciertas realidades y oposiciones son vedadas.
Según los resultados del sondeo realizado en abril de 2022 por la Cámara Colombiana del Libro, en promedio en Colombia una persona lee no más de 2.7 títulos, en contravía del aumento vertiginoso del acceso a las redes sociales como el tiktok, las cuales han adquirido gran importancia como medios para difundir mensajes políticos basados en noticias falsas, simplificaciones de la realidad, discursos de odio y la descalificación de los contradictores.
Ello, en un contexto en el cual la reelección presidencial de Álvaro Uribe, con la bochornosa compra de votos de los congresistas Yidis Medina y Teodolindo Avendaño, y de Juan Manuel Santos, pusieron en riesgo el equilibrio de poderes, al utilizar la reelección para influir a favor del gobierno la elección de las y los titulares de las Altas Cortes, de la Fiscalía General de la Nación, de la Procuraduría General de la Nación y del Banco de la República.
La posesión de Gustavo Petro como Presidente, lo habilita para el ejercicio del poder ejecutivo, para poner en práctica medidas de política pública para procurar el cumplimiento de su programa de reducción de la pobreza y de la inequidad, de favorecer el acceso a la tierra por las comunidades campesinas y étnicas y lograr la paz total,
Sin embargo, es preciso reconocer que el poder político, económico y social sigue estando en manos de las élites industrial, financiera y agropecuaria, lo cual limita el margen de acción del gobierno. Es preciso comprender que el ejercicio del gobierno es una dinámica transitoria que puede lograr algunas modificaciones y que sólo el logro consecutivo de gobiernos con el mismo propósito de cambio durante al menos tres periodos podrá contribuir a modificar las relaciones de poder.