No es de extrañar las reiteradas salidas en falso del candidato presidente Juan Manuel Santos descalificando las protestas y polarizando al país entre la derecha y la izquierda. Cuando las protesta vienen de sectores empresariales y jóvenes pertenecientes a la sociedad civil les endilga pertenecer a movimientos fascistas que quieren boicotear su campaña, y cuando se trata de sectores campesinos que reclaman el cumplimiento de los acuerdo de los anteriores paros, les dice que están permeados grupos guerrilleros para descalificarlos y desconocerlos.
Los jóvenes de la Fundación Alianza Futuro, marcharon el pasado viernes en el parque de Caldas, para denunciar que han sido objeto de amenazas de muerte a raíz de las declaraciones del Presidente de la República Juan Manuel Santos Calderón, en la BBC de Londres, donde los tildo de Neonazis y fascistas, solo porque vestían camisetas negras y reclaman que los responsables de los crímenes fueran castigados.
Es lamentable que sea el propio presidente Santos quien polarice al país con sus señalamientos y quiera tender cortinas de humo para no enfrentar las realidades del país, poniendo en riesgo, además, la vida de estos jóvenes que nada tienen que ver con los grupos de extrema derecha. Los jóvenes han tomado la vocería de más de cincuenta familiares de policías, soldados y civiles asesinados por las Farc, en los últimos diez meses.
A todos los caucanos nos duele la muerte de nuestros compatriotas civiles y miembros de las fuerzas armadas, muchos de ellos jóvenes bachilleres que apenas están empezando a vivir. Hay que revisar los términos de las negociaciones y exigir el cese del fuego, pues es inaceptable que mientras se dialoga en la Habana, en el país la sangre siga manchando nuestro territorio con los horrores de la guerra sucia. Estos crímenes no pueden convertirse en mecanismo infame de presión para arrinconar a la sociedad civil y obligar a un débil gobierno, que pretende la reelección, a suscribir acuerdos de paz, que más que acuerdos, no serán más que cobardes claudicaciones, para afianzar la impunidad y facilitar la comisión de conductas reprochables como el secuestro, la extorsión, el tráfico de armas, narcóticos y minería ilegal.
Que peligro apoyar líderes incoherentes, que han inventado un Estado débil, arrodillado, con un aparato judicial politizado e ineficiente, unos organismos de seguridad maniatados y un gobierno indolente e inepto incapaz de someter a la delincuencia y a los grupos subversivos; con un candidato presidente presionado para que en nombre de la paz, deponga las banderas de la honestidad y el decoro, con la torcida intensión de entregar los destinos de la patria a las más oscuras y tenebrosas concupiscencias.