Columna de opinión
Por: Eduardo Nates
Como columnista de opinión, libre e independiente, debo fortalecer la objetividad, reconociendo lo acertado de una acción de alguien con quien no se ha estado de acuerdo. En este caso: el discurso de posesión del presidente Gustavo Petro.
Sin duda fue una pieza oratoria de buena factura; De su propia pluma y sin participación de manos que le hubiesen aportado resentimiento y expresiones altisonantes (Aunque le siguen sobrando los antipáticos complementos incluyentes: “todos y todas”, “muchos y muchas”). No fue un discurso “veintejuliero” y sí de conceptos congruentes con su reconocida formación ideológica de izquierda; Respetuoso y un poco disipador de las tensiones que habían generado manifestaciones de algunos de sus colaboradores inmediatos.
Es evidente su preocupación por la “paz total” y por unir los extremos en que quedó dividido el país con su elección. Manifestó que: “los retos exigen una etapa de unidad y consensos”. Diferente esta invitación a la que refriegan sus seguidores radicales, que se creen dueños de un ‘triunfo arrasador’, pretendiendo imponer su pensamiento extremista, aupado por la actitud de los “padres de la patria” que corrieron a plegarse, obsecuentes, a la convocatoria del hábil manipulador, presidente del Congreso.
Interesante el llamado a una convención internacional que “acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado”, sustentándolo con cifras aterradoras: “¡un millón de latinoamericanos asesinados -la mayoría colombianos-, en 40 años y 70.000 norteamericanos muertos por sobredosis, cada año!”. Enfatizó en la necesidad de “crear riqueza para todos y distribuirla más justamente” … “Por eso proponemos una economía basada en la producción, el trabajo y el conocimiento…” -refiriéndose a la reforma tributaria-. Concordante con lo anterior, enfatizó en que: “Colombia es un país que debe y puede gozar de soberanía alimentaria”…
No faltó la promesa de respetar la Constitución. Seguramente los lectores conocen los planteamientos presidenciales, por lo que omito repetirlos. Quiero orientar este escrito a contrastar esas propuestas con lo factible y alcanzable; Más aún, en la cruda realidad que estamos viviendo en este departamento, convulsionado por las invasiones y los enfrentamientos inter-étnicos, protagonizados por las comunidades invasoras, aupadas a esos actos vandálicos, por ofrecimientos del hoy presidente, en época de campaña…
Salta la gran diferencia entre los discursos de cada circunstancia. Vale decir: … “una cosa es candidato y otra, mandatario” … Y aparecer ahora respondiendo por el orden público y la vida de los colombianos, en este caso, de los caucanos negros e indígenas, trenzados en una guerra sin cuartel, por cuenta del espejismo de la tenencia de la tierra… Proyecta lo anterior una fuerte contradicción entre dos palacios capitalinos: La Casa de Nariño y el Palacio de San Carlos, donde habitan, respectivamente, el presidente (comprometido con los indígenas hasta la coronilla…) y la vicepresidente (miembro de las negritudes caucanas)…
Despierta mucha preocupación, la forma como el gobierno de estos dos personajes va a tranzar el gravísimo enfrentamiento, que de tiempo atrás viene fermentándose y que por razones políticas y sociales está acabando con la casi nula economía de este paupérrimo departamento…
Lo anterior, rodeado de promesas de campaña, forma un panorama supremamente crítico, que ojalá no se convierta en desengaño de las gentes que esperan que el cambio venga acompañado de la inmediata rebaja en la canasta familiar, del cese de las agresiones, del mejoramiento de la salud, de la educación, la construcción de infraestructura agropecuaria y caminos vecinales para poder ver la paz de cerquita…
Este primer gabinete dejó a varios vestidos y la familia trasteada a Bogotá. Primó el pragmatismo y la experiencia. El presidente Petro entendió que no se llega a esa posición a aprender. Y se rodeó mayoritariamente bien. Al Cauca le tocó la Unidad de Restitución de Tierras y la Vicepresidencia de la República (y ministerio de la igualdad en cocción…). Celebro, en Francia Márquez, el nacimiento de una estrella de la política nacional por su carácter y carisma, como también el brillo de las mujeres de la oposición, con el binomio: “Paloma-Cabal”. Se especula sobre unos premios secos con embajadas para ex senadores caucanos, quienes para esta elección se inauguraron como petristas. Parece que el Pacto recordó que hace 4 años ganaron sin ellos en el Cauca y los puso en pausa ministerial… ¡Tranquilos!… La faena apenas comienza y, seguramente, debutarán…