Columna de opinión
Por: Jesús Alberto Aguilar Guerrero
En las pasadas elecciones para elegir nuestro mandatario en Colombia, nadie fue obligado a sufragar, por lo tanto, los que lo hicimos fuimos participes de la democracia, después de haber hecho el propósito de mejorar la participación política en los procesos electorales y de participación ciudadana, inculcando los valores cívicos y democráticos, en niños y jóvenes, como lo había anunciado el organismo rector colombiano – Registraduría Nacional del Estado Civil. En la actualidad y en lo que lleva corrido el periodo constitucional del presidente Gustavo Petro, apenas comienza y es cuando se empiezan hacer los ajustes necesarios para la realización del cambio anunciado.
Estamos viendo como el actual mandato, en compañía de sus sequitos, está dando vida utilizando un instrumento especial para lograr el acercamiento con la comunidad, por intermedio de las diferentes áreas misionales del gobierno nacional, brindándoles a la colectividad, la opción de expresar las principales necesidades, al tiempo de escuchar las diferentes soluciones que se tomarán en cuenta y que de manera articulada serán objeto de principal atención. Por eso podemos decir que la democracia integral, está reconocido en las cláusulas democráticas de la OEA (organización de los estados americanos), que regula democracia para la paz, la seguridad y el desarrollo como también el CDI (Carta democrática interamericana), asociadas por el Mercado Común del Sur (Mercosur); dejando en claro que el presente artículo es producto de las inquietudes intelectuales y actuaciones fácticas de la vida política reciente, contando con el apoyo y en defensa del orden constitucional y la vigencia del orden democrático.
Lo único cierto es que la democracia integral es: el derecho fundamental cuyo goce es funcional al logro del contenido normativo de la dignidad humana mediante la realización de todos los derechos humanos, por todas las personas, mediante el desarrollo del proyecto de vida valiosa sin daños que, en condiciones de igualdad, cada cual decida libremente elegir en el marco del Estado social de derecho, dotado de mecanismos jurídicos e institucionales para su protección. Estamos viviendo el resultado de nuestras decisiones que hasta el momento se están analizando, pues ya se gestan diálogos para la consecución de la Paz total, evitar a toda costa las invasiones y directamente dar las tierras a las comunidades que verdaderamente las trabajan, después de analizar sus arraigos a ellas, la construcción de vías carreteables, construcción de escuelas, colegios y centros de salud, la sustitución de cultivos ilícitos o en su defecto su legalización; además de combatir la minería ilegal y la tala de nuestros bosques, al tiempo de incrementar el cuidado de las fuentes hídricas e incentivar a la población para la siembra de árboles.
Los propósitos de ejercer la democracia en Colombia, que no solo están fundamentados en la elección sino en el trabajo que se realice. Por eso auguramos el mayor éxito a este proyecto que apenas inicia e invitar a la participación en este escenario a todos los habitantes de este lindo país que habitamos Colombia.
Si se desconoce que la mitad del electorado se abstiene, por no darle crédito a ningún político, se está validando, de que el que no vota, es un nadie. Solamente interpretando ese rechazo, en que la única solución está, en crear una alternativa, para que no se crean los detentores absolutos del poder, y esa alternativa no puede ser otra que la academia, representada en los rectores de las mejores universidades, si esto se hace realidad, volverá la democracia, a ser aceptada por todos.