REGION OLVIDADA II

Columna de opinión

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Por Danilo Reinaldo Vivas Ramos – [email protected]

Con el propósito de avanzar en la comprensión de los múltiples factores que nos han llevado a los caucanos y payaneses al estado actual, caracterizado por ser territorios sumidos en el atraso, olvido y con pocas posibilidades de salir del ostracismo en que han caído, las cosas no se pueden seguir haciendo de igual manera como hasta ahora se han realizado.

Cada día se vuelve más urgente y necesario pensar de manera estratégica y razonable sobre esta situación, así como actuar de forma incluyente en las soluciones a los problemas que nos aquejan, los que cada día aumentan en dimensión y complejidad. Es imprescindible dar un salto de lo casuístico – coyuntural en los análisis, muchas veces cargados de superficialidad, a lo estructural y de fondo, que ausculte, entre otros aspectos, las razones o causas que los han generado o que se han erigido como los grandes obstáculos para resolverlos de manera oportuna, definitiva y sostenible.

Hemos llegado a un punto que pareciera de no retorno, luego amerita que las problemáticas que caracterizan la actual situación las ponderemos de manera global e integral, no obstante entender que las acciones resolutivas deben ser de carácter sectorial, a través de un ejercicio permanente de diseño colectivo de un proyecto económico, social y ambiental para el Cauca y Popayán, no exclusivo para un sector o grupos de intereses.

Se ha vuelto costumbre, hoy hace parte de nuestra cotidianidad, dar vueltas sobre las mismas problemáticas  como “ corcho en remolino”, sin contar con un verdadero proyecto de región, construido entre todos desde las distintas visiones que hay en este prodigioso territorio pluriétnico y multicultural; no se puede seguir esperando la llegada de un mecenas cada cuatro años o, en forma por demás vergonzante, que se presente una desgracia natural, como la sucedida hace tres semanas en Rosas, para retomar viejos proyectos, como la vía Timbío–Estanquillo, variante diseñada hace cuatro décadas para contrarrestar los efectos demoledores de la Falla del Romeral que pasa por donde está trazada la vía Panamericana, corretera internacional que une el norte del país con Cauca, Nariño y Suramérica, pero que debido a las mezquindades de la clase política local, de un craso e intencional autismo nacional y de una pasmosa pasividad de los habitantes de los territorios afectados, fueron pasando los años y entramos en un estado de confort que raya con la desidia, en donde  solo la fuerza de la naturaleza, como ha pasado en otras ocasiones, fue capaz de sacarnos de él, por lo menos de manera temporal, ya que después de un tiempo las “cosas” vuelven a la ‘normalidad’.   

Ante estas situaciones aparecen grandilocuentes y llamativas expresiones, por parte de políticos locales y sectores de la ciudadanía, como: ‘Esta crisis es la mejor oportunidad.’ Exgobernantes caucanos salen a rasgarse sus vestiduras para zafarse de cualquier responsabilidad histórica por su negligencia, incapacidad y ‘olvido’ de tan evidentes y notorios problemas, por estar atendiendo las minucias de la gestión pública.

La solución de fondo, no es otra que la de asumir el compromiso de construir un proyecto colectivo de región, capaz de señalar los grandes y estratégicos proyectos que desarrollen las capacidades y potencialidades con que cuenta la región, diseñado a varios años, por lo menos a 25, capaz de concitar la participación activa y permanente de todos los actores sociales, políticos y económicos locales, regionales y nacionales para sacarlos adelante.

En el campo de la infraestructura vial este proyecto colectivo debe propender por hacer realidad viejos proyectos tales como: La carretera al mar, ya cuenta con varias fases de estudio terminadas, el cual ha sido plataforma de una centena de gobernantes y legisladores en los últimos cuarenta años; la doble calzada Popayán – Santander, iniciada en el último trimestre del año pasado; la vía Popayán – Huila, muy avanzada pero con retrasos significativos en la parte correspondiente al Departamento del Cauca, el Anillo Vial del Macizo Colombiano entre otros, así como la  recuperación y adecuación  de todas las vías secundarias y terciarias del Cauca. 

No puede seguir siendo la naturaleza la que nos advierta de nuestra incapacidad para enfrentar los procesos de desarrollo, bienestar y prosperidad.

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