Popayán, ciudad caótica

Columna de opinión

Por: Carlos E. Cañar Sarria – 

D

a tristeza observar cómo está convertida Popayán  en la ciudad de nadie, sin dolientes. Al garete por la falta de cultura ciudadana, la ingobernabilidad, la carencia de indicadores sociales favorables, los altos índices de inseguridad y la falta de presencia de la autoridad. 

          Popayán es una ciudad caótica, con ausencia de control social, notable desgreño administrativo, la falta de atención de prioridades y ahogada en el mar de lo superfluo.  Al alcalde le gusta sonreír,  la pantalla, las fotografías y los  videos, pero hace falta hacerse notar más como gobernante.

          Desde hace unos años se peatonalizaron   algunas calles en el centro histórico para que la gente pudiera transitar tranquila y disfrutar sanamente el espacio público en ese importante sector de la ciudad, pero hoy ese espacio -que debiera de ser público- se encuentra invadido, asaltado por todos lados; convertido en un escenario antiestético y deprimente.

          Por lo visto, ha sido un fracaso la peatonalización porque no ha sido funcional, lo evidencia la invasión del espacio público y el caos general del centro histórico.

         Las calles convertidas en parqueaderos a lado y lado y los vehículos tienen poco espacio para transitar. A esto hay que sumar la falta de parqueaderos públicos. Algunas casas destruidas por el terremoto de 1983, sus lotes se convirtieron en parqueaderos pero donde no caben más de 10 carros.

          En ciudades como Cali, en el centro hay lujo de parqueaderos. Pero aquí ni la administración municipal ni los particulares se han preocupado por construir un parqueadero público decente y funcional. La señal de “prohibido parquear” en todo lado es importante, pero se necesita crear alternativas de parqueo. Así habrá mayor fluidez vehicular y menos infractores.

           Popayán es una ciudad desdibujada, aparenta un barco sin timonel; el alcalde se preparó para ganar las elecciones pero no para gobernar. 

            A esta situación hay que agregar un concejo municipal que no sirve, acéfalo, inoficioso, improductivo; por ningún lado se ve que haga control político y solamente hace noticia cuando le da por hacer condecoraciones a personajes que no siempre lo merecen, pero nada más. 

          El aumento del impuesto predial de este año fue exagerado, subió el 100% y por lo visto, así se quedó. Mucha gente no tiene cómo pagar el impuesto predial de este año y cómo será con el del próximo.

          El alcalde Juan Carlos López Castrillón se ufana que Popayán está nominado entre los municipios que lideran la lucha contra la pobreza, pero es necesario que muestre  concretamente los indicadores sociales en empleo, en el aumento del PIB, bienes y servicios, saneamiento básico. Debe responder ¿Cuál es el comportamiento de la actual administración municipal frente a los derechos económicos y sociales? ¿Qué está pasando con las profundas desigualdades socioeconómicas? 

        Es importante conocer también ¿cómo ha venido afrontando la administración municipal la actual oleada invernal y  cómo piensa atender  la que se avecina? 

        Un buen gobernante debe planificar y cuando en algunas ocasiones le corresponde improvisar,  debe tener el tino y el acierto, de que si improvisa, debe ser celoso de salvaguardar las vidas humanas y optimizar los recursos económicos. 

          Es cierto que se adelantan  algunas obras, pero el estado de las vías es deprimente, cráteres por todo lado que producen accidentes y deterioro de los vehículos. Semáforos que no funcionan, otros que funcionan inadecuadamente; algunos ubicados donde no se necesitan y brillan por la ausencia donde hacen falta. 

        Así sucede en la Variante Norte con carrera 17, cerca de los condominios Entre Pinos y Torres de Milano, donde los trancones y accidentes son cotidianos por la carencia de semáforos y por la negligencia de la administración municipal. Un gobierno que no vela por la vida y la seguridad de las personas, se deslegitima fácilmente.

      En varios sectores de la ciudad falta una adecuada señalización. Se confunden viejas señalizaciones con las nuevas y no se sabe a qué atenerse.

No se alcanza a entender las razones que expliquen ¿por qué vías y avenidas nuevas se convierten  en lagunas  en cada aguacero? 

      Se espera que las vías estén mejor adecuadas ahora que llega la temporada decembrina y podamos presenciar una ciudad decente;  falta iluminación nocturna en muchos sectores de la ciudad,eso la hace más insegura;  hay que exigir a la empresa de alumbrado público.

        Aún le queda tiempo al alcalde López Castrillón para atender la problemática ciudadana; de hacer los correctivos donde corresponda; si encuentra necesario, debe hacer los ajustes pertinentes en su equipo de trabajo.

         Insistimos en que no todo puede ser malo en el gobierno del “Creo en Popayán”; pero es necesario evidenciarlo con hechos concretos y con indicadores sociales fácilmente comprobables. Ante la consigna de “Creo en Popayán”, es pertinente atender el descontento y el escepticismo de la población.  ¡Y el tiempo se agota!

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