Columna de Opinión
RODRIGO SOLARTE
Las vida de cada ser humano y familias, hacen la historia de los procesos vitales humanos y ambientales. En general, los mayores miramos más lo vivido, desde el presente, que hacia adelante. Eso lo dejamos a las nuevas generaciones que no han vivido lo suficiente.
Los diálogos intergeneracionales, se dan informalmente desde las familias con los valores y principios de vida que se tengan. Se complementan con los formales, cuando nos hacemos conscientes de mejores maneras de existencia, corrigiendo o mejorando lo que la experiencia vivida indique.
Las disciplinas del conocimiento fueron dividiendo el todo existencial, lo cual ha sido útil para conocer lo macro y micro de la naturaleza, tanto humana como ambiental.
Los liderazgos con virtudes y defectos, centrados en lo físico o material, captado por los órganos de los sentidos, se dan cuenta hoy, que fueron marginando lo espiritual y cultural de los pueblos.
Las biociencias, continúan investigando tanto lo humano como planetario, aportando desde estas disciplinas a la era del conocimiento integral en la cual nos encontramos globalmente, con las debilidades regionales y locales, sentidas y evidenciadas por familias, jóvenes y maestros.
Las memorias pasadas y presentes de las y los caucanos, son la inspiración para comprometernos con el futuro centrado en la vida, los derechos humanos y del territorio, la paz regional por la justicia social y dignidad en esta segunda oportunidad que de todas y todos depende el ser aprovechada, con los valores y principios del Plan y programa alternativo que se inició el 7 de agosto del 2022.
El centralismo gubernamental en lo económico y administrativo, concentró en la capital del país, departamentos y municipios, decisiones unipersonales o de pequeños grupos, no pocas veces desinteresados por la gente, obedientes sí a los financiadores de la campaña electoral, directorios y demás poderes, incluso armados y reconocidos corruptos.
La descentralización de conciencias éticas, con historia de vida honrada y compromiso, son y serán parte importante de la Colombia humana, centrada en la vida y la paz con equidad y dignidad, que despiertos seguimos soñando hasta hacerla realidad con las mujeres y hombres, caucanos y colombianos.
Las nuevas generaciones de hoy son alumnas y maestros de madres y padres, de lo presencial integral y la virtualidad que la tecnología pone a su disposición, para universalizar la información y facilitar la capacitación, reto que a la vez están aprendiendo para trasmitir responsablemente los demás educadores a todos los niveles del sistema que se inicia en el hogar y contexto natural.
La existencia de la propiedad y apropiación privada de los público, son un hecho de la historia universal, colombiana y caucana, semifeudal y capitalista, que la gran mayoría de familias y ciudadanos del campo y la ciudad, desea transformar pacíficamente hacia lo colectivo, solidario y participativo, con la responsabilidad social, productiva, financiera, patriótica y ética de lo individual y grupal, corrigiendo la corrupción que en lo público también se ha presentado.
Es memorable la existencia de nuestra Universidad pública del Cauca que esta próxima a cumplir dos siglos de fundada por Simón Bolivar y Santander en 1827. La cantidad de presidentes de la República y la situación actual del Departamento del Cauca. La solemnidad y popularidad de la Semana mayor católica, declarada por la Unesco como patrimonio espiritual de la humanidad. Las violencias desde la esclavitud de negros e indígenas con sus luchas de resistencia y la resiliencia transformadora alcanzada, y la manera como la defensa de la vida, los derechos humanos y del territorio con su biodiversidad, como plan, programa y proyectos consensuados con las comunidades, son hechos que ya están escribiendo una nueva historia desde El Cauca.