Columna de opinión
Por: RODRIGO SOLARTE
Las crisis ambientales y humanas a las que global, regional y localmente hemos llegado, en gran medida, son consecuencia de los maltratos estructurales a esta Casa común con sus habitantes en la cual transcurre el proceso vital correspondiente.
Los caucanos mayores de edad, de alguna manera hemos sido activos, pasivos, o testigo de las consecuencias, resistencias y procesos de diversa índole, tendientes a mejorar las condiciones de vida integral sin discriminaciones, o a mantenerlas y también mejorarlas por los beneficiados.
De diversas maneras, los procesos educativos han trasmitido, y lo seguirán haciendo, las ideas y conocimientos acumulados a través de la historia vivida por particulares, familias, comunidades y colectivos, actualmente globalizados a través de la virtualidad, gobernada por los imperios económicos y militares que aspiran continuar manejando conciencias y voluntades acordes a sus intereses dominantes.
La educación crítica, constructiva, planteando alternativas a todos los niveles de las familias, comunidades, sociedad y territorios, son ya un patrimonio reconocido de las diferentes etnias y culturas con la historia que continúa enriqueciendo de posibilidades viables a la caucanidad y colombianidad.
Como construcción humana que es, quienes conciben a las llamadas Ciencias duras, exactas, cuantitativas o matemáticas, positivistas, como la última palabra a seguir, un dogma más, sin dialéctica por aceptar para el diálogo racional entre seres humanos, y de estos con la naturaleza, también están llegando al maltrato estructural, trasmitiendo virtualmente lo que sucede presencialmente.
Los estudios de la materia, incluyendo lo físico de los seres humanos y otras especies, ha sido el paradigma investigativo dominante, común denominador de las ciencias de la enfermedad que marginó la salud y la vida como derechos esenciales de los seres vivos constitutivos del planeta tierra y humanidad.
Nuestra complejidad, del planeta, cosmos y humanidad, son retos permanentes a la inteligencia humana, subdividida en muchas disciplinas para tratar de entender lo macro y lo micro, con la tecnología que seguirá desarrollándose para descifrar los misterios que potencian nuestra ignorancia.
Las vivencias y experiencias, sueños y utopías, amor, constancia y disciplina con lo que se haga, son insumos culturales para mujeres y hombres de las nuevas generaciones, hijas e hijos de los nuevos tiempos.
Los extremos a los cuales hemos llegado, así sean pocos los comprometidos y las causas reales e imaginadas, para llegar a la muerte violenta y crueldad de unos seres humanos, contra otros seres humanos, exigen decisiones, a todos los niveles de esta patología social, cultural, económica y política, que encierra lo estructural de esta breve reflexión.
La epidemiología social, gestada desde la clínica individual, concibe colectivamente, Agente. Huesped y Medio ambiente, e incluye la Prevención, diagnóstico y tratamiento. Rehabilitación y medidas paliativas, cuando se considera que ya no hay nada que ofrecer con la ciencia que concibe otras alternativas como creencias.
Con las Ciencias humanas y sociales se siguen ampliando las relaciones interdisciplinares, interculturales, transdisciplinares, intercontinentales y regionales, pese a los egoísmos hegemónicos que las culturas, opuestas a lo social o colectivo, siguen promoviendo con el poder actual de la virtualidad.
La unidad por la vida y la paz con justicia social, dará paso a la diversidad existente, en la cual la PROMOCIÓN de la solidaridad, lo es también a la salud y la vida, revolución multicultural partícipe para hacer del Cauca y Colombia, más humanos y dignos ante propios y extraños del planeta, comenzando por nosotros y nuestros vecinos Latinoamericanos.
Cada ciudadana o ciudadano en su contexto y quehacer, está llamado por las víctimas, victimarios, testigos y descendencia, a dar testimonio con su autocrítica, acción, información y formación, como parte del Cauca y Colombia que amamos, a que el BUEN TRATO, llegue también a ser estructural en nuestra historia.