Columna de Opinión
Por: Eduardo Nates
Fue inscrito en el Congreso de la República un proyecto de ley presentado por la nueva senadora (animalista) Andrea Padilla, que busca prohibir las exportaciones de ganado en pie. Sin duda, pretende generar solidaridad animal, aduciendo unos argumentos no solo frágiles y “sacados del cubilete”, sino ignorantes de la realidad económica del país (que en el cargo que desempeña deberían importarle bastante) y, también, desconociendo aspectos meramente reglamentarios del trámite parlamentario de su propósito, como se lo hizo ver la Ministra de Agricultura, en el debate de la Comisión Quinta del Senado, llevado a cabo el pasado martes 30 de agosto.
Como era de esperar, hubo varias intervenciones muy valiosas y algunas, -por fortuna pocas-, de inferior calidad. Entre estas, la de la senadora Padilla (bastante inquieta por cierto pues a cada rato se ausentaba del salón del debate…) que aduce sentimientos de solidaridad por el supuesto “maltrato animal en los barcos”, cuando hay evidencias incontrovertibles de que eso no ocurre. También ignora la senadora que, en cuanto al trámite legal, por tratarse de una potencial norma de incidencia económica, la iniciativa debe ser del Ejecutivo (el gobierno) y no del Legislativo (el congreso).
La Ministra López destacó tres aspectos de interés para el gobierno: 1.) Crear una “Estrategia Ganadera” lo cual además de hacer notar la importancia que le representa esta actividad a la nación, le baja el nivel de tensión a los productores ganaderos que han estado “colgados del techo” y a quienes convocó a su despacho para apoyar la estructuración de esa estrategia. 2.) Fortalecer los aspectos ambientales y de bienestar animal en la actividad ganadera, especialmente en los momentos previos a los viajes de los barcos de exportación. y 3.) El respeto por los compromisos existentes en términos de comercio exterior, privilegiando así la posibilidad de continuar apoyando el negocio ganadero, propendiendo por una ganadería más intensiva que extensiva y que se fortalezca como negocio internacional, obviamente respetando lo establecido en el GATT (que es un tratado internacional sobre aranceles y comercio suscrito por Colombia).
Sin duda, la intervención central y de mayor profundidad fue la del Presidente Ejecutivo de Fedegan, José Félix Lafaurie Rivera, quien en palabras muy concisas condujo la discusión hacia un objetivo claro e impostergable de entendimiento entre Gobierno e industria ganadera, para reforzar este renglón fundamental de la economía nacional. ¡“Colombia es una potencia ganadera internacional”!… dijo “y somos el hato ganadero número 11 en el mundo” (cerca de 30 millones de reses). Esta sola sentencia, ya de por sí nos compromete a respetar, apoyar, y fomentar la actividad ganadera. Además, desde hace mucho más de treinta años venimos preparándonos para ser cada vez mejores productores. Tenemos mejoramiento de razas, de cruzamientos, de avances genéticos, de mejoramiento de praderas, hemos avanzado mucho en el establecimiento de Sistemas Silvo-Pastoriles y Regenerativos. Al ser unos actores de primera línea en el mundo, tenemos que, necesariamente, participar del mercado mundial y para ello entre la parafiscalidad y los aportes propios de los ganaderos, hemos invertido más de 3 billones de pesos para derrotar la aftosa y poder ingresar al mercado internacional. No por azar o por coincidencia, el año pasado se exportaron cerca de 500 millones de dólares (entre carne en canal y ganado en pie). Valdría la pena medir la irrigación que ello causa en una actividad productiva que sí está realmente en manos de los pequeños empresarios. (Más del 90% de los productores tienen hatos de menos de 25 reses).
La propuesta final de compromiso del líder de los ganaderos, J. F. Lafaurie, fue llevar al país (obviamente con el imprescindible apoyo del estado colombiano) a unos niveles de productividad y eficiencia que giren alrededor de un hato ganadero nacional de 60 millones de reses en 20 millones de hectáreas. Es un reto alcanzable y tenemos los elementos para lograrlo …
Lo que también se puede deducir del debate de este martes es una ratificación irreversible de que los ataques hacen reforzar los propósitos y unir los actores (en este caso el gobierno y los productores ganaderos).