Columna de Opinión
Por: RODRIGO SOLARTE
Gracias al diálogo entre humanos diversos, nos hacemos conscientes de necesitarnos durante todo el proceso vital.
La ausencia de diálogos o el incumplimiento de los acuerdos a los cuales se llegue, llevan a la desconfianza y reacciones propiciadoras incluso de las violencias.
Las básicas necesidades materiales iniciales para vivir instintivamente en el planeta, fueron estimulando la creatividad que exponencialmente han ido desarrollando las ciencias y las tecnologías, conservando lo demostrado como útil a la vida de las especies, despertando a la vez nuevas iniciativas y maneras de mejorar los procesos.
Estamos en un momento exigente de la historia humana y planetaria, renovadora de liderazgos conservando lo que mayoritariamente se considere como necesario mantener y seguir descubriendo.
La humanidad se fue diferenciando entre poseedores, menos dueños, y sin posesión de los bienes materiales del suelo y subsuelo, concentrándose cada vez en menos personas, quienes fueron asumiendo poderes sobre la economía y la organización sociopolítica con diversas denominaciones centradas en el valor del dinero, real o simbólico.
El concebirnos como cuerpo, mente y espíritu, u otras similitudes; conocer por las biociencias que somos genéticamente iguales; que la Casa común o planeta que habitamos debe cuidarse como nuestro hogar; que su apropiación ha sido causa de muchas guerras; que en buena proporción los planes y proyectos de vida exigen constancia, decisión, y apoyos solidarios de familia, comunidades y gobiernos etc, nos da muchos elementos de análisis para el deber ser partiendo de lo existente, tomando a Colombia, el Departamento, municipios y veredas con sus habitantes y territorio como el contexto integral de referencia.
El Pacto histórico, concebido para mejorar humanamente a Colombia hasta convertirla en Potencia de la vida para vivir con la sabrosura que proporciona la equidad con dignidad en sociedad de multiestratos, etnicidad, y plural con varias significancias humanas y climáticas, la concibe por regiones, partiendo de las crónicamente marginadas por los últimos gobiernos, pese a los Acuerdos múltiples, incumplidos mayoritariamente u objeto de corrupciones que el pueblo espera sean aclaradas y/o castigadas, educando a la vez con renovados principios y valores de comportamiento para su prevención.
Podemos afirmar por lo observado, vivido en las últimas décadas, testimonio de las víctimas, participantes armados y desarmados, ideólogos externos e internos, financiadores y beneficiados, interpretaciones de la Constitución política y la monopolización de poderes, a nombre de la Democracia, y de los mismos Acuerdos logrados para dejar las armas y respetar tanto los Derechos humanos como ambientales, que los Documentos de la Comisión de la verdad, son fundamentales para la sustentación integral de los diálogos, desde lo local hasta lo estructural que ha de continuar, con la pluralidad que fundamenta la verdad de lo sucedido y continúa aconteciendo.
Los diálogos humanizantes se centran en el SER ESPIRITUAL Y MATERIAL tanto de la mujer como del hombre con la historia que hayan vivido, sin importar el color de su piel, la fe potenciadora de vida, con el compromiso consciente y permanente que la verdad personal, familiar, comunitaria y social, sustenta en las conciencias y voluntades esperanzadas con los cambios que a todos los niveles se multiplicarán con la masiva y organizada participación.
Columnas de opinión como esta, pretenden estimular la reflexión para la acción comprometida con los cambios democrático participativos, necesarios para las labores conscientes que se requieren a corto, mediano y largo tiempo de esta nueva era, que formal e Institucional y popularmente se potenciará a partir del próximo 7 de agosto de 2022, desde la periferia al centro y viceversa.
PROCESOS como el de solidaridad con la niñez, RICO BUEN TRATO, continuará el próximo jueves 28 a las 4:30 PM virtualmente por meet.google.com/uob-izhk-ezs , dialogando sobre salud mental durante la Pandemia Covid 19.