Acallar el Ruido Mental

Columna de opinión

Por Lenny Z. Pito Bonilla – @CreaciónpsicologíaXXI

Miles de pensamientos diarios, acompañados de emociones en un sube y baja permanente de sentires, impactan la vida cotidiana y el bienestar integral de todos. Esto sucede porque una de las razones de ser de la mente es pensar, fundamental herramienta con la que fuimos dotados en el tránsito por el planeta en condición de humanos, entonces es importante preguntarnos hoy por hoy, si lo que se destaca en nuestro interior es un sonido mental armónico o un ruido mental ensordecedor y hasta enloquecedor, que incluso sin darnos cuenta se convierte en el mayor perturbador de la vida.  

Con frecuencia las personas están reconociendo que experimentan estados de desatención, distracción, dispersión, rumiación o falta de concentración y con consecuencias desafortunadas para las actividades cotidianas, los hábitos, los desafíos, la autorrealización o el equilibrio emocional. En medio de lo cual se inquietan por sus fallas, errores y conflictos e incluso sin ser muy conscientes aparece la culpa, los remordimientos o el victimismo. 

Lo maravilloso en medio de la pesadez del ruido mental, es que todos contamos con su contraparte: El silencio. Un tesoro en nuestro interior profundo y poderoso, que surge de manera natural, aquieta en forma definitiva y conecta con la calma. En mi clase de introducción a la psicología, escuche por primera vez a la maestra decir: “Tengan presente que la mente es la loca de la casa, por eso parte de la función del psicólogo, es contribuir para que las personas conviertan su mente en fuente de armonía”. Lo que he comprobado en mi práctica profesional, ya que es ahí, en el alma, donde habita el principal instrumento de sanación, el poder para mantenerse saludable y en bienestar, aun en medio de las preocupaciones, la ansiedad, la angustia, la incertidumbre, la ira, el dolor, el miedo o hasta la desesperanza.

Vivimos sin duda tiempos muy turbulentos, la experiencia de la pandemia marcó un antes y un después en nuestra estabilidad psicológica, además de la profesional o financiera, entre otras áreas. Enfrentamos crisis de todo tipo una tras otra; con nosotros mismos, familiares, interpersonales, académicas, laborales, sociales, políticas, armadas e internacionales. En medio la mente, diseñada para ser una aliada favorecedora de la felicidad a pesar de la adversidad y un refugio interno seguro, se desborda. En consecuencia, aparece aquel ruido interno que retumba sin cesar, perturbador, desequilibrante y generador de sufrimiento emocional, impactando negativamente la salud física y psicológica. 

Contamos con múltiples herramientas, muchas de las cuales hemos abordado en la columna y seguiremos abordando, porque el objetivo de estas letras es contribuir a la comprensión de lo que nos sucede y afecta dentro de nosotros mismos, como también aportar formas de aliviarlo, resolverlo, superarlo y reconectar con la calma. Hoy nos ocupamos del poder del silencio, en un grandioso reencuentro con el autoconocimiento.  

Los invito a practicar, en entrenamiento diario, hasta convertir en hábitos:

  • La respiración, conexión perfecta con el presente. 
  • La oración, momento para hablar con su ser superior. 
  • La meditación, activación de la concentración para entrar en estados superiores de virtud y sabiduría, sin resultados solo como un sendero a transitar.
  • El ejercicio suave, cuando el cuerpo conecta en complicidad perfecta con la mente.
  • El contacto con la naturaleza, que nos permite recordar de que estamos hechos y la grandeza de lo que somos. 
  • La inmersión en actividades artísticas o artesanales. 

Sin prisa, pero sin pausa, sin exigencias, solo fluyendo a nuestro propio ritmo y de acuerdo a las necesidades y deseos personales. Desde la ecuanimidad, la autocompasión y el amor propio, paso a paso, vamos haciendo espacio interno para liberar emociones o estados emocionales de baja vibración y volver al centro de nuestro ser, donde es posible hacer silencio.