Un país desencuadernado

OLMEDO GUACA TIMANÁ

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Esta frase pronunciada por el único pensador conservador Álvaro Gómez Hurtado días antes de que lo asesinaran, hoy más que nunca tiene vigencia porque asistimos ante un país desencuadernado en lo moral, la ética, la corrupción, el gobierno de unos y para unos pocos, en fin totalmente desencuadernado.

Un presidente que lidera un grupo para tumbar a otro, un presidente que le duele la represión militar contra el pueblo en Venezuela y que reprime la protesta social con salvajismo en su patria, una rama judicial con bandidos a la lata empezando por la cabeza, promesas en campaña política que ahora no se cumplen o que se hace todo lo contrario de lo prometido: alzas, impuestos, el que la hace la paga y sobre esto último todo lo contrario, los involucrados en corrupción se los nombra de embajadores, de cónsules… qué mal ejemplo de ética y moral. Es decir, ser corrupto si paga. Pero para los de arriba.

El orgullo y la arrogancia de los mandatarios empezando por el presidente Duque no le deja ver lo práctico que es el diálogo, la concertación, unas cuantas conversaciones con todos los elementos que tienen hoy en vilo nuestra querida Colombia. Por su parte la terquedad de los organizadores de las protestas tampoco los deja ver la importancia de la concertación y lo peor es que por las buenas es una política que no ha dado resultado jamás. Entonces que siga este círculo vicioso.

Llegan de nuevo las elecciones y lo peor es que quienes estuvieron en el poder administrativo y político de nuevo buscan las curules y los puestos cuando han demostrado en cuatro años ser totalmente inoperantes, buenos para nada, sin dolor por su tierra ni mucho menos por sus votantes.

Unos votantes sin capacidad de análisis, sin reflexión, sin visión clara de lo que ocurre y sin responsabilidad social que por un tamal, una palmadita en el hombro, una gorra o una camiseta se vende al mejor postor.

Un país desencuadernado desde la familia, la educación, la institucionalidad, alcaldes, gobernadores, senadores, gerentes, todo permeado por los malos hábitos contra la ética y la moral pero al votante no parece importarle porque de seguro que votará por los mismos que lo han tenido en el olvido.

¿Qué hacer?, hay mucho pero nadie parece querer adquirir compromisos verdaderos de cambio porque seguimos más prestos y con mayor atención en los chismes de las redes sociales, en los realytis de la televisión, en el fútbol, en los reinados, en los chismes baratos y amarillistas de los medios masivos de comunicación antes que darle importancia a lo que debemos prestarle la importancia que se debe: la reflexión, el análisis, el compromiso con la ética y la moral. Parece infortunadamente esto estar muy lejos.

Mientras tanto seguimos con nuestro país desencuadernado, sin gobernabilidad, manejados por oscuros intereses y personajes intocables.

Se oye 01: ¿Tendrá eco un comunicado en las redes sociales de docentes y administrativos del liceo Alejandro de Humbolt en cuanto a posibles conductas oscuras de un rector?

Se oye 02: ¿Cuándo se hará un estudio serio del nivel de contaminación por parte del transporte público en Popayán? ¿Hay alguna autoridad?, parece no haberla.