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OLMEDO GUACA TIMANÁ
A pesar de vivir en una democracia los hechos tienen claro tinte de un dictadura y en el caso particular de Colombia: una dictadura civil especialmente en los últimos 16 años, sin contar los cuatro de Turbay con su Estatuto de seguridad en donde los militares a su gusto mandaron, hicieron de fiscales, de jueces y demás atrocidades que la historia bellamente encuadernada de mentiras nunca lo dirá, ni de los tres días que le dieron un posible golpe de Estado a Belisario durante la toma de la embajada en donde los militares lo aislaron, no lo dejaron actuar y con fuerza desmedida masacraron e incendiaron el palacio de justicia como respuesta a una idea atroz y demente del M19.
Pues bien, la terquedad oficial no tiene límites y la historia es larga. Veamos solo algunos ejemplos: Terquedad el bombardeo a Marquetalia por dizque el presidente de la paz y sus consecuencias las vivimos durante más de cincuenta años. La respuesta terca del Estatuto de Seguridad de Turbay en donde muchas vidas por sospecha fueron torturadas y desaparecidas.
Todo paro de campesinos, estudiantes, trabajadores y demás ha sido reprimido dentro de una terquedad ciega, torpe, irracional por parte de los gobiernos y reprimido con la fuerza bruta, con opiniones que han sido una lápida para los líderes sindicales y sociales. Basta recordar al ejemplo de dictadura civil de los últimos años cuando en los consejos comunitarios decía: “Ese sindicalista de las empresas públicas de Cali es un terrorista vestido de sindicalista…” y el pobre sindicalista aludido en menos de ocho días aparecía asesinado. Eso es una dictadura cuando el jefe en forma subliminal da las órdenes de exterminio y sus aparatos de seguridad o inseguridad, para ser más preciso, hacían el trabajo sucio como ahora con el exterminio de los líderes sociales y dice el mindefensa que son hechos aislados, cuestión de faldas, líos de tierras o vendetas. Así obra el castrochavismo con ese garrote negro de la represión.
Esa terquedad oficial infla el ego de los presidentes y a pesar de que les demuestran las justas causas de las protestas, las desvirtúan, dicen que no hay dinero, que no es posible las peticiones y luego de masacres oficiales, muertes, judicializaciones, heridos y muertos caen en la cuenta de que sí había dinero y como dar respuesta a las justas peticiones y entonces se visten de héroes, de demócratas y salen en los medios diciendo que son los defensores de los derechos de los colombianos, de la educación, del trabajo y anuncian con solemnidad los acuerdos llegados.
Mientras tanto los daños y las consecuencias por su terquedad son irreparables como irreparable es la pérdida del ojo del estudiante de música Esteban Mosquera. Lo sucio es que el presidente si recibe en palacio a un destartalado Maluma cuya música y letras son una ofensa a la cultura y al ser humano femenino mientras el talentoso pianista Mosquera por defender la educación pública no para él sino para las futuras generaciones no es recibido en palacio sino atacado con la fuerza desmedida la cual ojalá algún día no en la justicia colombiana sino en la internacional se haga realidad.
¿Qué hubiera pasado si un bárbaro del Esmad hubiera perdido un ojo?. Tooodo el congreso, los líderes de las empresas criminales de la democracia llamados partidos políticos, los medios alienantes de radio, prensa y Tv a un sonido hubiesen reprochado tan abominable crimen contra un héroe de la patria. Ya hubiesen sacado leyes represivas contra las marchas tal como quiere el dizque demócrata mindefensa.
Esa terquedad oficial le hace daño a todo el orden democrático, social, cultural y jurídico de los buenos colombianos. Si hay que solucionar para que ser terco: sentémonos, busquemos las soluciones porque plata si hay y listo queda bien la imagen del joven presidente y para arriba… ¿Siiii había plata, entonces?
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