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OLMEDO GUACA TIMANA
Lastimosamente nuestro departamento y capital Popayán ha retrocedido tristemente a la ola de inseguridad que vivió hace muchos años y que con el proceso de paz, con todos los defectos que los guerreros le siguen encontrando porque no les ha tocado la violencia en carne propia, había disminuido, ahora tenemos pueblos hostigados, inseguridad en vías y un campo en absoluto desamparo mientras los violentos de cuello blanco atizan desde el congreso la guerra acompañados de carros blindados y guardaespaldas.
Pero nuestro Cauca y su campo vive otra realidad, no la de festejar con vallenato ni finos coctailes en el congreso el hundimiento de leyes anticorrupción y la puesta en marcha nuevos impuestos exonerando a los ricos, banqueros y empresarios. No, nuestros campesinos viven el eterno calvario de escuchar los tiros, de enfrentarse a los retenes ilegales esa es la triste realidad así nuestro presidente turista a flor de garganta diga en el exterior que todo va bien y que está protegiendo a los líderes sociales y defensores de Derechos Humanos.
El Estado se ha quedado corto con sus políticas de protección a los líderes y defensores de Derechos Humanos, las burocracias representadas con comisiones, delegados y otras tramoyas más como el delegado para la paz que en realidad es para la guerra y un ministro de defensa totalmente desenfocado, sumando a generales de alto rango que proceden de un expresidente guerrerista cuyos comandantes del ejército en su tiempo pedían sangre y sangre, todo esto pues el panorama de nuestra realidad campesina se torna cada día más oscuro.
Es necesario ir al fondo, mientras esto no se haga nuestra inseguridad seguirá en un círculo vicioso y máxime cuando la derecha está armada con las águilas negras y demás grupos de apoyo violento, por eso si el presidente con su discurso en el exterior de que protegerá a los líderes sociales y defensores de los derechos humanos mientras no revise de fondo y vaya hacia quiénes son los que contratan a los sicarios, quiénes los patrocinan, quiénes les publican los panfletos, a quiénes beneficia esta guerra sucia de matar líderes, todo discurso será salto al vacío. Ese es el meollo del asunto auscultar con los organismos de seguridad, de investigación ya sea nacionales o extranjeros quiénes son los cerebros de esta máquina de muerte. A la culebra hay que matarla por la cabeza y mientras esto no ocurra seguiremos con las tristes historias de nuestra realidad violenta y para ello está la justicia ordinaria y ahora así no guste a muchos agazapados de la violencia, la JEP.
Pero esta inseguridad bien asegurada no solo la vive el campo, nuestra ciudad capital Popayán también se ha convertido en un peligro inminente pues a diario sicarios a plena luz del día matan ciudadanos, los atracos, fleteos, robos a residencias, atracos a mano armada con revólver, pistolas y cuchillos sufren humildes trabajadores que ven como sus motos son robadas. ¿Qué ocurre con la inseguridad en nuestra ciudad?, ¿cómo andan bien tranquilos los atracadores con armas de fuego y ninguna autoridad ve ni oye nada?. Ya no hay barrio bueno, los últimos atracos a mano armada de motos y fleteos y robos residenciales han ocurrido en barrios como Modelo, Ciudad Jardín, Campamento. Las autoridades deben sentarse a plantear estrategias para controlar lo que parece incontrolable. A plena luz del día ladrones atracan a conductores en vías, avenidas y semáforos. Estamos llegando a una inseguridad de no retorno, por eso desde el alcalde, gobernador y autoridades militares como de investigación deben diseñar planes reales no teóricos para contrarrestar este flagelo de nuestra inseguridad. Así los jueces en su magnífica sapiencia suelten a los ladrones y atracadores con arma de fuego porque dizque no representan un peligro para la sociedad. Mientras tanto estamos en una inseguridad bien asegurada.
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