Recordando a Doña Chepa

El 28 de agosto se cumplió el primer aniversario del sensible fallecimiento de Josefina Muñoz de Bonilla, Doña Chepa. Ella fue y seguirá siendo uno de los personajes más representativos de la gastronomía payanesa. Para honrar su vida y su memoria, El Nuevo Liberal recuerda un encuentro con ella.

Por: Keka Guzmán

El Nuevo Liberal

Josefina Muñoz de Bonilla nació el 19 de enero de 1920 en la vereda La Cabuyera, zona rural de Popayán y falleció el 28 de agosto de 2022 en la ciudad blanca, a los 101 años. Durante su vida, formó una numerosa familia y junto a su esposo, el también fallecido, Miguel Ángel Bonilla, fundó la empresa ‘Aplanchados Doña Chepa’ que ha sido el deleite de los payaneses y, por supuesto de los colombianos. Hoy, sus hijos continúan su legado.

Doña Chepa se destacó por la preparación de los aplanchados (postre tradicional hecho con harina, huevos y azúcar horneado). Desde los 12 años comenzó su cercanía con la preparación del hojaldre. A los 18, inició su negocio propio, haciéndose conocida a nivel local y nacional.

“Mi vida ha sido muy bonita porque tengo unos hijos muy queridos, muy bellos, por eso soy feliz.  Los aplanchados me han dado mucho la mano para vivir bien. Bendito sea Dios por haber tenido la oportunidad de poder hacerlos. Yo no he construido nada, mucho cariño tal vez sí, porque quiero mucho a la gente. Soy una mujer como todas las demás, queriendo trabajar y queriendo hacer algo en la vida. A mí me gusta que la gente trabaje. En Popayán han sido muy especiales conmigo y estoy muy agradecida”, dijo Doña Chepa, mientras empacaba sus aplanchados.

Este fotorreportaje es un pequeño recorrido por lo que fueron los últimos años de Doña Chepa. Su gran pasión por la cocina, por el trabajo, por la familia. Aquí, un pequeño recuerdo para mantener viva su memoria.

Doña Chepa despierta en los corazones de quienes ahora son los encargados de la producción. Un gran equipo de trabajo caracterizado por el legado que les dejó: humildad, responsabilidad, sencillez y honradez.
Hay quienes creen que ella nunca se cansaba porque nunca se detenía. Sus hijos dicen que fue una guerrera. “Todos estos procesos que se hacen aquí en la fábrica, ella los hacía sola”. Era muy rara la vez que falta a su trabajo. Cuando no subía a la fábrica, en su casa, donde nació esta tradición, se dedicaba a decorar los ponqués. “Lo más importante es la humildad, la sencillez y el deseo de salir adelante, esa era mi mamá”, expresa uno de sus hijos.
La base para alcanzar sus metas, para ella, es haber sido pobre. “Vio la necesidad y escaló”, dijo su hijo Miguel. Fue así fue como Doña Chepa construyó la base, la estructura, y los hijos siguieron tejiendo de forma más organizada el hilo conductor de su vida. “En realidad ella hizo lo más difícil”, comentan.