¿Qué educación pueden tener los negros?

Por estos días es viral el video de una señora que en medio de la marcha contra el Gobierno Petro en la ciudad de Bogotá, se expresó con el odio que caracteriza al racista innato.

Por: Ginna Litceth Ramos Castillo

La señora vociferaba en contra de la vicepresidenta Francia Márquez refiriéndose a ella como “simio”, “pobre simio” “los simios gobernando”, “qué educación puede tener un negro” “los negros roban, atracan y matan” “¿qué educación tienen?”. La periodista que la escuchaba le preguntó: “¿Los blancos no?, la señora sin ninguna vergüenza le respondió: “no…no mucho”.

Personas como ella, abundan, aunque usted no lo crea, el video se hizo viral porque se refirió a la vicepresidenta, pero… ¿cuántas personas negras que no son visibles, que no tienen cargos importantes han sido víctimas de palabras racistas, de actos racistas y del odio racista que “la supremacía blanca” nos dejó?

La verdad somos muchas, muchas personas negras tenemos que lidiar con el racismo que algunos para escudarse le llaman “libre opinión”.  Pero no, no es una opinión cuando se lanzan palabras de odio hacia otras personas, no es una opinión cuando paso sobre la dignidad y honra de un grupo étnico como es el caso de las comunidades negras de este país, no es una opinión cuando lo que se dice lastima y ridiculiza a la persona afectada.

Ante la pregunta que se hace la señora: “¿Que educación pueden tener los negros”?  Le respondería:  Hay muchas personas negras en este país que han contribuido a lo que es hoy Colombia, han contribuido a la economía, la política, el deporte, la música, el arte, la cocina, hay personas negras allá afuera que son médicos, abogados, ingenieros, cantantes, maestros, fonoaudiólogos, cineastas, actrices, actores, empresarias, periodistas y la lista es bien larga.

Desde luego no ha sido fácil ser profesional en un país racista, clasista, xenófobo que nos pone el pie en el cuello cada vez que queremos progresar, cada que exigimos igualdad de Derechos, cada vez que exigimos la dignidad y respeto por nuestro pueblo.

¿Qué educación pueden tener los negros? ¿Qué educación puede tener la mencionada señora?, me pregunto yo, ¿qué educación pueden tener los que hablan como ella, pero no han sido grabados y no son virales, y sin embargo piensan exactamente igual o peor?

Esta ciudadana, quien se identificó como Esperanza Castro, fue grabada pronunciando insultos racistas.

¿Qué educación tienen los negros?, entiendo la pregunta de la señora, y es que no se le puede pedir más al que no puede dar más, al que no puede pensar más allá de sus privilegios, a las personas negras nos ha tocado difícil, muchos jóvenes salen de sus territorios a las grandes ciudades cuando terminan el colegio, para entrar a una universidad y convertirse en profesionales, para no ser ladrones ni asesinos como lo asegura la señora.

Muchas mujeres y hombres negros salen en busca de mejores oportunidades de vida para ellos y sus familias, muchos niños y niñas negras tienen que lidiar con el racismo escolar y la discriminación racial de sus compañeritos e incluso de sus maestros, muchas personas negras profesionales tienen que ocultar sus raíces, su cultura, su ser, para poder obtener algún trabajo y poder subsistir en una sociedad que es un lobo disfrazado de oveja.

Existe un mito: “El racismo te afecta solo si tienes baja autoestima. Depende de ti, no de la otra persona” pero la realidad es otra: “El racismo NO depende de la autoestima. Colocar la responsabilidad en la persona afectada por el racismo es violento y resta responsabilidad a quien comete una acción racista”.

Existen muchas normas que propenden castigar al racista, Sin embargo, pese a estas medidas, son muchos los casos que no tienen respuestas efectivas y quedan en silencio, pues hemos aprendido a convivir con ese racismo que pareciera no tener solución. Existe desconfianza en el sistema judicial y esto hace que muchos no denunciemos porque las instituciones encargadas no han ejercido consistentemente su función protectora y, además, no realizan jornadas para sensibilizar y/o prevenir este mal que nos azota.

Talvez solo la señora dará unas excusas públicas y listo, (espero de corazón que no sea esto) “solucionado el problema” porque no, no sería justo para la comunidad negra de Colombia que se sintió ofendida, humillada y que por años ha tenido que aguantar esta realidad que parece seguir su curso sin más…

Sigo pensando que la educación es clave, que se debe educar a la gente, se debe educar al poder, a la sociedad le hace mucha falta un cambio de chip, porque las normas están muy lindas y muy bien escritas, pero a la hora de cumplirlas todos se vuelven ciegos.

El caso de la señora racista es un claro ejemplo de lo que no debe ser ni hacer un ser humano. La discriminación racial, xenofobia e intolerancia, continúan perpetuándose en el tiempo y generando factores que incrementan las desigualdades sociales.

Las manifestaciones de discriminación racial y xenofobia que muchos jóvenes,  niños, niñas, adolescentes mujeres y hombres negros enfrentamos hoy, unidos a la pobreza, marginalidad, falta de oportunidades laborales, escasez de colegios y establecimientos educativos adecuados, carencia de los recursos básicos en los territorios afros, exclusión social y el olvido que los gobiernos de turno tienen para nuestros territorios afros, dejan ver que el racismo sigue latente, ya no con trabajos forzados e inhumanos, pero sí con la indiferencia e insensatez, que para este caso es peor.

Me gusta pensar que nadie nace malo u odiando a otros seres humanos. Todos nacemos buenos, los niños no tienen el alma mala, sin embargo, nos movemos y crecemos en un universo de egoísmos e indiferencias que poco a poco irrumpen en nuestras vidas, hasta permearnos de la indolencia de quienes se mueven en nuestro entorno y eso nos cambia radicalmente nuestras interpretaciones de la vida y la convivencia.

A diario sufrimos situaciones discriminatorias, insultos racistas, nos miran con desconfianza, si nos ven correr es porque seguramente huimos por haber robado algo. En la calle, algunas personas se cambian de acera para no pasar por nuestro lado y aprietan sus bolsos con fuerza apenas ven a una persona negra, porque presumen que seguramente vamos a robarlas. Tenemos que soportar en silencio los chistes acerca de nuestro origen, o el color de nuestra piel, que nos adviertan que no debemos hacer mucho ruido, que no debemos reír a carcajadas, que no debemos subir el tono de nuestra voz en las conversaciones y solo falta que nos pidan no respirar muy fuerte.

El racismo es un mal que parece no tener final, persiste en violentar y ultrajar la dignidad humana de las mujeres, hombres, niños, niñas, jóvenes y adolescentes negros.