Protegiendo el ambiente a través de la pedagogía comunitaria y la ciencia participativa

La protección ambiental se ha convertido en uno de los puntos clave dentro de la agenda joven del municipio, por ello, la población de la comuna 9 adelanta procesos de transformación socioambiental en su entorno.

D

Redacción El Nuevo Liberal

esde 2018, 17 jóvenes, habitantes de la comuna 9 del municipio, preocupados frente al impacto de la degradación de los ecosistemas naturales para la construcción de proyectos urbanísticos, decidieron unir sus fuerzas y saberes para hacerle frente a esta problemática a través de lo que ellos denominan la pedagogía ambiental comunitaria y la ciencia participativa. Según Ingrid Corpus, integrante del equipo, “Nuestra organización nació a raíz de la llegada de una constructora al barrio 5 de abril, escenario en el que, durante muchos años, la comunidad protegió un nacimiento de agua de donde surge una chorrera que provee de agua cuando no se presta el servicio del acueducto por algún motivo, e incluso diariamente, las personas se van a bañar o recoger agua para diferentes cosas. Esta constructora llegó y empezó a arrasar con toda la capa verde del humedal y la comunidad siendo muy consciente de que esto ocasionaría que se secara el agua, salió inmediatamente a movilizarse en contra de esa construcción, en medio de todo el proceso de discusión con las entidades encargadas de la protección del espacio y con la misma constructora decidimos crear el comité ambiental La Orquídea”.

La creación de este escenario producto de un ejercicio comunitario, jurídico y de movilización en torno a la protección del territorio a través de procesos de reconocimiento y haciendo uso de la normatividad ambiental, permitió que el humedal La Orquídea fuera reconocido como un espacio público; sin embargo, pese a que la comunidad reconocía la importancia del espacio, seguían llevándose a cabo ejercicios de contaminación que orientaron al Comité hacia la creación de un proceso pedagógico ambiental comunitario para lograr que los habitantes del sector, a través de las acciones pedagógicas, pudieran darse cuenta de la importancia real del espacio y el impacto negativo que generaría en el territorio si se perdiera; al obtener resultados bastante favorables con esta primera acción, han logrado hacer extensivos sus procesos hacia otros ecosistemas estratégicos de la ciudad, “esto lo hacemos con el objetivo de proteger, conservar y cuidar todos los escenarios estratégicos naturales de la ciudad a través de ejercicios de pedagogía ambiental comunitaria que transforman la relación de los ser humano y no humanos a partir de la protección, de entender que somos una especie de madeja donde nos necesitamos todos para poder existir en el mundo. Todos estamos relacionados y por eso es importante cambiar la forma en la que nos vinculamos con los seres no humanos que habitan este planeta también. De igual forma, la ciencia participativa, que es la que nos permite que las comunidades reciban las herramientas que normalmente manejan los biólogos e ingenieros para la protección de los espacios, pero que, digamos, hace que en estos espacios sean las comunidades las que las reciban y puedan aplicarlas de la mejor manera para la protección ambiental”, aclara Ingrid Corpus.

Si bien, el Comité es promovido por jóvenes de la comuna 9, busca articularse con otros procesos e incidir en población diversa. /Foto suministrada.
Su principal objetivo es brindar herramientas a las comunidades para desarrollar los diagnósticos y demás procesos necesarios para salvaguardar los ecosistemas territoriales. /Foto suministrada.
Su proyecto bandera, vigías ambientales, es una estrategia innovadora que busca ser replicada en otros escenarios. /Foto suministrada.

Este equipo interdisciplinar está conformado por estudiantes de diferentes niveles académicos (tanto de bachillerato como de diferentes instituciones universitarias de la ciudad) y egresados que le apuestan a la creación de espacios formativos teórico prácticos desde la historia, la filosofía, la topografía, la biología, el derecho y el trabajo social, quienes se han encargado de impactar, por el momento, a los habitantes de la comuna 9 y 6, además de la protección de los humedales La Orquídea y San Antonio de Padua, además de La Loma del Pastel.

Su proyecto principal, “Vigías ambientales”, “está orientado a brindar herramientas de protección ambiental a estudiantes de grado 10 y 11 de diferentes colegios; en este momento estamos trabajando con las Instituciones Educativas José Eusebio Caro, Metropolitana María Occidente y Los Comuneros. Además, tenemos un voluntariado de vigías ambientales con estudiantes de diferentes semestres y carreras de Unicauca. Llevamos aproximadamente 200 estudiantes tanto de bachillerato como universitarios que han podido desarrollar estos módulos y han adquirido herramientas que pueden llevar a sus comunidades. […] Todas las actividades que se desarrollan a través de los vigías ambientales son en campo, nuestros módulo son teórico prácticos en torno al monitoreo hídrico, la construcción de viveros, la identificación de plantas, cartografías, entre otros, lo que permite que estos escenarios estratégicos se conviertan en aulas vivas donde los estudiantes y las comunidades pueden conocer de manera directa, con relación al entorno, cómo hay que protegerlo y por qué es importante protegerlo.”, comenta Ingrid.

Aunque sus acciones no han sido del todo acogidas por algunos liderazgos sociales que se oponen a su proyecto, el reconocimiento a su trabajo ha hecho posible que entidades como la CRC los apoyen y que puedan desarrollar sus proyectos en otras comunidades, brindando capacitaciones en temas como el reciclaje y el manejo de residuos sólidos. “Recientemente hemos estado analizando el ejercicio de vigías con población de tercera edad de la comuna 9, con quienes los compañeros artistas urbanos desarrollaron ejercicios frente al reconocimiento del territorio y al inicio de un jardín eco- funcional, con ellos logramos un intercambio generacional que fortaleció las relaciones entre jóvenes y adultos mayores en el barrio, lo que empieza a abrir la posibilidad de que los jóvenes se ubiquen también en otras dinámicas”, destaca Ingrid.

Si bien, el Comité es consciente que aún tienen muchas tareas y proyectos pendientes por desarrollar para sensibilizar a las poblaciones frente a la condiciones idóneas de la relación ser humano y ecosistema, “Es fundamental poder desarrollar estas iniciativas en diferentes escenarios de la ciudad, realizar un diagnóstico para saber los escenarios que deben ser protegidos y realizar planes de acción comunitaria que nos permitan que las comunidades de manera activa protejan el territorio”, concluye Corpus.