Zanjas por todos los costados, erosión, iluminación deteriorada y otra cantidad de intervenciones en el Morro de Tulcán no se podrán reparar o quitar sin un visto bueno del ICANH (Instituto Colombiano de Antropología e Historia).
Por Alexander Paloma Reportero Gráfico El Nuevo Liberal
Por muy buenas intenciones que tenga cualquier ciudadano en querer restaurar, embellecer o quitar toda intervención humana en el Morro de Tulcán, no se podrá hacer sin un visto bueno del ICANH, quienes son los encargados de velar por la protección de los hallazgos arqueológicos en Colombia.
Desde que se derribó, en septiembre, hace dos años la estatua de Sebastián de Belalcázar que se erigía en la cima, no se ha visto intervención alguna en este monumento que para el pensamiento de los ciudadanos está en abandono, lo que desconocen algunos visitantes es que no se pueden hacer intervenciones así existan recursos sin autorización de ICANH.
Mientras no exista una decisión de fondo por parte del ICANH respecto al estado en que se supondría que se debe mantener el Morro de Tulcán como monumento nacional, no se podrá proceder a hacer reparaciones, adecuaciones o desmonte de las intervenciones existentes. Dependiendo de la decisión que se tome en este caso, desde la Alcaldía Municipal se tendrían que adelantar las gestiones pertinentes para saber qué pasará con este emblemático lugar.
Por ahora, El Morro de Tulcán deja una imagen de abandono para quienes lo visitan. Los payaneses están a la expectativa de lo que se determine en el ICANH, porque esta ‘pirámide truncada’, hace parte de la historia de Colombia.