Para mejorar el acceso a la educación

La UOC colabora para romper la brecha educativa en los niños, niñas y jóvenes con discapacidad de Colombia

Según cifras de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), se estima que 7 de cada 10 niños y niñas con discapacidad no tienen acceso a la educación. A pesar de que en algunos países se han establecido leyes que propician espacios de inclusión con el fin de impulsar la igualdad de oportunidades de este colectivo en la sociedad, alrededor del 42 % de los países de la región exigen dentro de su normatividad espacios separados de aprendizaje para ellos, un contexto que provoca que muy pocos accedan a la universidad. «Evidentemente, hasta que no se llegue al ideal de una verdadera inclusión, las políticas de promoción y ayuda para el colectivo de personas con discapacidad son estrictamente necesarias para garantizar los mismos derechos. Si no fuera así estaríamos perdiéndonos como sociedad, y ese es en gran parte el valor que se puede aportar a ese colectivo», explica Sílvia Mata Dalmau, de Servicios de acompañamiento al estudiante de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

En línea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10, reducción de desigualdades, y el objetivo 4, garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos, de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, la UOC colaboró con la Institución Educativa Josefa Campos de Bello, Antioquia (Colombia) en el desarrollo de acciones destinadas a la superación de la brecha digital de los niños, niñas y jóvenes con discapacidad mediante herramientas de inclusión pedagógica guiadas por Diseño Universal Tecnoayudas SAS, empresa orientada a generar procesos de inclusión social, educativa y laboral para personas con discapacidad y del adulto mayor con un alto componente de innovación y haciendo uso de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información.

«En Colombia, el desarrollo de políticas de equidad e inclusión en la educación tiene un largo recorrido de mejora, pues, aunque existen planes específicos para la atención integral de niñas, niños y adolescentes en situación de «discapacidad», estos tienden a la segregación de este colectivo y la invisibilización de otras particularidades, lo que dificulta el aprendizaje», explica José Collazos Molina, director de la oficina de la UOC en Colombia. Y continúa: «Hay que volver la mirada a las y los docentes, quienes de forma empírica y movidos por la vocación buscan alternativas para responder a la diversidad con la que se encuentran en el día a día, para que se vean estimulados con el acceso a herramientas y conocimientos que se ajusten a la atención de esas realidades y a los nuevos retos de educación y de la sociedad».

A lo que Roberto Enrique Villa Yepes, rector de la institución educativa Josefa Campos, añade: «Sabemos que los ritmos de aprendizaje de los estudiantes son diferentes; unos aprenden más rápido que otros y esta alianza nos va a permitir nivelar a todos los niños y niñas, tanto los que tienen alguna dificultad en su aprendizaje como los que no. Eso facilitará tanto a los padres de los menores como a los cuidadores y el personal docente el trabajo al interior del aula».

No cabe duda de que la falta de adaptación del sistema educativo a las necesidades de los estudiantes, la brecha tecnológica y digital, las diferencias en el conocimiento de la lengua o la segregación por origen étnico y condición socioeconómica disminuyen la participación en el proceso formativo. «Sin embargo, es importante que los menores que tienen situaciones complejas de aprendizaje no se sientan excluidos y tengan procesos de socialización con todos sus compañeros. El problema se exacerba cuando un menor no logra adquirir el aprendizaje al ritmo de sus compañeros, ahí es cuando se frustra y se generan problemas de convivencia con sus compañeros», indica Villa Yepes.

Herramientas digitales e innovadoras para la inclusión educativa

El objetivo de brindar mayor accesibilidad digital a la población con dificultades tiene como finalidad otorgarles las mismas oportunidades de desarrollo, comunicación, calidad de vida, formación a lo largo de la vida, etcétera. «Si las plataformas educativas carecen de protocolos técnicos para la interlocución con los aplicativos que utilizan las personas con discapacidad visual, estas personas no se van a poder comunicar. Pasa lo mismo con cada grupo vulnerable. La realidad es que se requieren más procesos de inclusión educativa no solo en Colombia, sino en América Latina», señala Gustavo Alberto Hincapié Corrales, fundador de Tecnoayudas y alumni del máster de Tecnologías accesibles para los servicios de la sociedad de la información de la UOC.

El desarrollo del proyecto se realizará en varias etapas entre las cuales se incluirá la entrega de kits de inclusión educativa, la formación al equipo docente sobre la importancia de la inclusión digital de las personas con diversidad funcional, la transformación social que requiere la sociedad, el aprovechamiento de los dispositivos para el desarrollo de su acción docente y la implementación al interior de cada una de las aulas para intervenir no solo en los menores con alguna necesidad, sino también en los que tienen un ritmo diferente de aprendizaje.

«El modelo a implementar consta de dos componentes: por un lado, la dotación de tecnologías y didáctica accesible para cualquier persona con discapacidad y, por otro lado, el plan de sostenibilidad, el cual prevé un año de apoyo técnico y social. Sin embargo, el impacto del proyecto será múltiple, pues las herramientas están diseñadas desde la concepción de diseño universal y no son exclusivamente para personas con dificultades», destaca Hincapié.

Universidades accesibles

Acercar el conocimiento sin tener en cuenta ni las barreras de tiempo o de espacio ni las barreras de cualquier discapacidad es la premisa que rige las acciones para la inclusión desarrolladas desde la UOC. Es por esto que, en su experiencia de más de 25 años en la educación 100 % online de calidad, ha velado por la integración de este colectivo en alguno de los colectivos que forman parte de la comunidad universitaria (estudiantes, docentes colaboradores, profesorado y personal de gestión). El curso 2020-2021 se ha completado con 1.944 estudiantes matriculados con certificado de discapacidad, además de otros estudiantes con necesidades específicas educativas como trastornos de aprendizaje.