Batalla de Maztales

Hoy, Timbío celebra su fundación, pero también recuerda a sus héroes, el profesor e historiador Jesús Solís, nos cuenta la historia.

E

Por Luis Jesús Solis Gómez

ra el mes de abril de 1535. Dice el historiador Vergara Cerón que celebraban una fiesta por la llegada de los yalcones bajo la dirección de sus jefes, que venían de la falda oriental del Volcán Puracé.

“De pronto todo fue alarma y animación en la populosa ciudad, motivadas por la noticia de que fuerzas militares muy numerosas, comandadas por extraños guerreros, avanzaban sobre el campo fortificado de Maztales.

La comisión pedía refuerzos y explicaba que no se trataba de tribus vecinas, sino de poderosos efectivos que acababan de esclavizar a las agrupaciones de aborígenes del Valle del Patía”.

Mil quinientos soldados del fuerte Yambitará, fueron enviados por los caciques Yazgüén y Payán a órdenes del cacique Calicanto. El cacique Payán también marchó apresuradamente para ponerse al frente de sus tropas.

Juan de Ampudia, los soldados españoles y una tropa de indios yanaconas, llegaron a la fortaleza. Los centinelas pubenenses al ver que se acercaban los invasores dieron la alarma y de inmediato se escuchó la algarabía de música de chirimías y gritos de combate de los pubenenses.

Dice Vergara Cerón que los españoles justificaban la conquista con una bula del Papa y algo que ellos llamaban requerimiento. Los españoles enviaron a un sacerdote que leyó un requerimiento por el cual se les informaba a los indios que el Papa era representante de Dios en la Tierra y que él había dado estas tierras al rey de España, y que por lo tanto, ellos le debían obediencia al rey, al igual que todos los habitantes de éstas tierras. Si no lo hacían, ellos mismos serían culpables de la violencia que allí se diera.

Los Pubenenses no entendían nada del Papa, ni de reyes extranjeros: a ellos sólo les interesaba defender sus tierras y su libertad, así empezó la batalla de Maztales: “El cacique Payán ordenó a sus honderos que dispararan sus guaracas, mientras la chirimía volvía a resonar alegremente enardeciendo a los guerreros con sus aires de triunfo.

Para la reacción del espíritu combativo de los pubenenses fue salvadora la orden de su general pues muchos jinetes y caballos rodaron por el suelo, derribados por las violentas pedradas de los guaraqueros, lo cual hizo que se oyeran en las murallas gritos de victoria”.

Vergara Cerón dice que el combate se prolongó por varios días, hasta que el cacique Calicanto abandonó la fortaleza por orden del cacique Payán, para ir a la capital en busca de refuerzo. El cacique Sachacoco le cubrió la retirada pagando este acto valeroso con su vida.

La puerta por donde salieron el cacique Calicanto y sus soldados fue aprovechada por el bandido Juan de Ampudia para entrar con la caballería.

Así murió el heróico Cacique Payán

“En la parte central del parque se encontraba el cacique Payán rodeado por sus hombres de confianza, al lado flameaba la bandera amarilla del imperio. Grande fue la mortandad de ambos ejércitos.

Finalmente llegó la hora de enfrentarse a los dos jefes: Ampudia se lanzó contra el fuerte principal y fue recibido por la macana del cacique y dice la historia que la muerte estuvo a punto de caer sobre Ampudia, pero otra vez la lucha desigual se impuso y el cacique Payán cayó al pie de su bandera”

Así terminó la Batalla de Maztales

Junto al Cacique Payán murieron también su hija menor Molanga y su esposa Amolanga.

El 31 de octubre de 1535, los españoles colocaron tres cruces sobre la tumba de los pubenenses, no para honrar la memoria de los héroes, sino para significar la dominación de España por medio de una nueva religión.

En el lugar de la sangrienta batalla, hoy se levanta un pueblo del municipio de Timbío: Las Cruces. Más la lucha de los indios se prolongó por 2 años más.

Desde El Nuevo Liberal, saludamos a todos nuestros lectores y suscriptores del municipio de Timbio que hoy 1 de noviembre festejan un año más de la fundación de su municipio.

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