La detención express de ‘El Ñoño’ Bernardo Elías Vidal, por la conocida causa de Odebrecht, tiene muchos significados, según dicen las noticias de prensa, radio y televisión, las columnas de opinión y todos los que, incluido este columnista, nos atrevemos a opinar de política nacional. Entre otras cosas, porque opinar de casos de la política nacional, es conceptuar de la política regional, pues no solo las similitudes sino los lazos que los unen, por pequeños quesean, allí están, como vasos capilares comunicantes de una red infinita, sobre todo en lo que a corrupción se refiere.
La detención mencionada tiene temblando a personajes de alto calibre. Basta saber que, el aún Senador Elías, ha pedido que en su caso sean llamados a declarar también: el Presidente Santos, El exvicepresidente y candidato Vargas Ll, los ministros y exministros: Mauricio Cárdenas, Aurelio Iragorri, Ma. Ángela Holguín, Alejandro Gaviria, Mariana Garcés, Juan Fernando Cristo, Juan Carlos Pinzón, Gina Parody, Cecilia Álvarez, Luis Felipe Henao, Natalia Abello, Gabriel Vallejo, Diego Molano, Lucho Garzón, etc. En fin, toda la pléyade del gobierno Santos.
No por nada la Corte Suprema de Justicia ordenó la detención inmediata del joven político de Sahagún, quien, junto a su colega Musa Besaile está en el ojo del huracán. Con seguridad la Corte ha llegado a determinar que ese es un punto neurálgico de la corrupción que inunda la política a todo nivel y puede convertirse en un emblema de la actuación de la justicia, por el poder que representa el senador.
Si repasamos rápidamente los datos electorales para la presidencia de la república, en primera y segunda vuelta en 2014, encontramos algunos datos no tanto curiosos como indiciosos de que en la segunda vuelta, (en la que Santos vendió hasta el cuero para poder ganarle al candidato Oscar Iván Zuluaga), rodaron toda clase de recursos económicos -de origen oscuro unos y otros no tanto- que mucho comprometen la transparencia de ese triunfo. Veamos:
En la primera vuelta, Zuluaga sacó 3.759.912 y Santos obtuvo 3.301.427. Es decir que aquel le ganó a este por 458.485. En la segunda vuelta, para poder reponerse de la derrota, Santos se apoyó en toda suerte de maromas. Entre ellas –las publicables-, en los votos depositados por la candidata de la izquierda Clara López, (gentes que no necesariamente votaron a gusto por un candidato del establecimiento). También acudió, obviamente, a los “esfuerzos” de quienes tenían gran compromiso electoral con él, desde la primera vuelta. Entonces, de los 911.985 que se contabilizaron como diferencia a favor de Santos en segunda vuelta, muchos debieron ser votos de los Ñoños, (Ñoño y Besaile) los mayores barones electores del congreso elegido pocos meses antes. Entre estos dos, para sus curules, habían recolectado casi 300.000 votos, pero, con el susto, debieron aumentar no poco, luego muy buena parte (supongamos que casi la mitad) de la victoria en segunda vuelta, se la debe Santos a los Ñoños… ¿Será tranquilizante para Santos estar tan endeudado con gentes a quienes está viendo entrar hoy a la cárcel, sindicados (por lo pronto, uno de ellos) de delitos como: lavado de activos, concierto para delinquir, cohecho propio, tráfico de influencias e interés indebido en la celebración de contratos?
No es grato hacer referencia a capítulos tenebrosos de la historia del país, como el proceso 8.000, en la década del 94 a 98, pero lamentablemente se recrudecen los recuerdos y afloran las semejanzas. Los dineros provienen de delitos diferentes, pero es igual el bochorno de unas elecciones con una sombra oscura y maloliente, que se diluye en el tiempo y en la memoria de las generaciones que todavía soñábamos ver y dejar a nuestra descendencia un país justo, limpio y en permanente desarrollo.
El juicio al Ñoño apenas comienza y a Santos ya le queda menos de un año de gobierno (uufff !!!), luego no alcanzará a suceder mucho más que el escándalo y la vergüenza -si la hay- de otro presidente elegido con dineros y apoyos inconfesables, por decir lo menos.
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