Por Alexander Paloma
Reportero Gráfico El Nuevo Liberal
Durante el imperio romano sus ciudadanos solo se alimentaban una vez al día, tenía como nombre cena y solía darse al medio día; tiempo después, en la edad media, con las tradiciones cristianas se mantenía el ayuno hasta las misas de las mañanas, luego de la cual las personas tomaban su desayuno, palabra que significaba ‘romper el ayuno de la noche’.
El almuerzo en realidad no existía, se instauró durante la revolución industrial, aunque desde tiempos antiguos los jornaleros en el campo que salían a tempranas horas de la mañana, se veían agotados ya entrando el medio día y se alimentaban para recuperar sus energías.
Las sociedades adquirieron el hábito de comer tres veces al día a partir de la revolución industrial, fue con las jornadas laborales que se generó la necesidad de alimentarse a determinadas horas. Los empleados tomaron la decisión de comer antes de empezar a trabajar con el propósito de mantenerse enérgicos durante la mañana, el descanso del medio día sirvió para reponer energías luego de las exhaustas primeras horas, lo aprovecharon para almorzar y retomar el trabajo, finalizando la tarde en las casas cenaban en familia.
Ahora las personas después de haber adquirido el hábito de alimentarse tres veces al día, ven en la comida del medio día una de las más importantes para poder culminar con buenas energías la jornada laboral, en varios sectores de Popayán se pueden encontrar platos asequibles al bolsillo y con menús variados los comensales tienen de dónde escoger. No siempre se comía tres veces al día.