QUEIPO F. TIMANÁ V.
La campaña presidencial empezó muy temprano, el número de candidatos puede llegar a ser superior a 30, esto lo explica en parte el alto desempleo, por cuanto una responsabilidad de esas proporciones, al menos debería llevarles a pensar a los cándidos aspirantes: ¿Cuál es mi formación académica y política? ¿Cuál es mi experiencia administrativa y financiera? Esta debería estar expresada en libros y documentos que avalen que se tiene pensado el país, que se conocen sus problemas y que se tienen sólidas propuestas que son realistas en términos técnicos y financieros.
Lo anterior puede tener un sabor idealista y romántico de la política, podría parecer desconocer la realidad por la cual vota la gente, que no es por un programa y un perfil de candidato-estadista, si no que para hacerse elegir se obedece como mansa especie ovina lo que el cacique político en cada pueblo ordena, acompañado del clientelismo electoral y de qué plata tengo o me aporten para comprar votos; esto será más vulnerable en el tiempo presente, ante el aumento de la pobreza y hambre que padecen amplios sectores medios, pobres e indigentes.
Las campañas en Colombia no presentan propuestas programáticas para resolver los graves problemas del país, la campaña se va en agravios entre los dos extremos, la izquierda no dice la verdad, su real deseo es implementar el modelo venezolano y como estrategia su demagogia vomita promesas de ríos de miel y leche para los explotados, la derecha extrema tampoco muestra sus verdaderos colmillos, endulza sus propuestas con demagogia que impulsa reivindicaciones económicas para los más necesitados, pero su verdadera filosofía es que hay que incrementar la guerra, que la bala lo arregla todo, que el sistema de justicia se arregla dejando una sola corte que sea manipulable, como son los tres entes de control en la actualidad en manos de tres amigos del ejecutivo.
¿Cuál es la salida? Será un acuerdo programático que aglutine a varios sectores, que se comprometa con las reformas de fondo del país:
1. Reforma política que defina: Listas cerradas con mecanismos de democracia interna obligatorios en los partidos; elección de senadores y representantes en proporción a la población de cada departamento y que todos los entes territoriales tengan garantizada su representación y financiación estatal de las campañas.
2. Reducir el número de congresistas, lo que se requiere es exigir más para aspirar a ser legislador y menos estómagos para llenar, hay que mantener la organización bicameral.
3. Avanzar el acuerdo de paz, que se creen las condiciones que permitan garantizar que la energía que se dedica a la muerte, se transforme en fuerza incontenible de progreso y de equidad para toda la sociedad.
4. Acelerar la reforma rural integral, para que redima al campesino, al agricultor y le permita vivir dignamente y lo abarque el sistema de salud y seguridad social.
5. Creación de un tribunal electoral independiente y autónomo, para el cual sus miembros sean elegidos por concurso de méritos, sin injerencia de los partidos políticos.
6. Crear una “renta básica” para nueve millones de hogares afectados por la pandemia.
7. Un auxilio suficiente para todos los ancianos hombres o mujeres, que no tendrán derecho a una jubilación.
No es correcto caer en la polarización que los extremos utilizan para engañar incautos, no aceptar ultrajes en la campaña, exigir plataformas programáticas que realmente presenten soluciones a los reales y sentidos problemas del país.
Sé que el problema principal de Colombia es la corrupción, esta no se va a acabar mediante una ley de cadena perpetua, esforcémonos en sembrar la cultura de la legalidad y la corresponsabilidad, para ello formemos una nueva sociedad, empezando por la educación de nuestros hijos y dando ejemplo con nuestro comportamiento frente a los mismos, el cerebro del niño es tallado por el entorno físico y cultural de su hogar y su medio.
Si las células espejo de la parte frontal de nuestro cerebro, tienen la vivencia y fijación de imágenes positivas, éticas y correctas constatadas por el comportamiento de su familia, esas ideas quedarán fijas en el comportamiento de ese niño o niña.
Nunca olvidemos que lo único que permanece es el cambio, pero ese cambio debe ser asumido desde lo ético, para que sea un buen cambio.
Y recordemos que por más que las campañas hayan madrugado, su amanecer no será claro para el pueblo, si no se plantean soluciones reales a los graves problemas del país.