RODRIGO SOLARTE
Todos nacemos genéticamente iguales. Las condiciones materiales, culturales y ambientales en las cuales crecemos y nos desarrollamos, nos diferenciarán individual, familiar y colectivamente en sociedad.
Materialmente, la economía es la de mayor influencia, culturalmente lo espiritual, en la cual están ética y moral; ambientalmente, el planeta y el o los lugares donde transcurra el proceso vital.
Las historias y las políticas, generales y específicas, rememoran y siguen elaborándose por los pueblos que eligen a los gobernantes como sus representantes, para la administración plural de los intereses mayoritarios, y minorías del constituyente primario, esenciales en las democracias organizadas por la inteligencia humana.
La secuencia de los procesos sociales no es matemática, pero ellas, han adquirido y tienen mucha importancia cuantitativa, por la influencia que tienen en las decisiones económicas del capitalismo estatal y privado que constitucionalmente conviven.
La socialización primaria de la niñez se da en la familia. La secundaria en las escuelas o colegios. Continúa en la sociedad. Este ideal proceso tiene a las familias como referente permanente.
Ese Ser social humano, se ha ido convirtiendo por el poder hegemónico del capital en la vida material y espiritual, en objeto, más que SUJETO, y consumidor, más que PRODUCTOR en el territorio que como terrícolas nos debería corresponder compartir, incluso con otras especies.
Territorio y concepto de democracia participante del colectivo humano, se fue expropiando o apropiando por particulares, legalizados en las democracias representativas, e ilegales por quienes disputan ese poder a la otra minoría, de común acuerdo ( narcos, paras, mafias ), asesinando o desplazando a quienes se opongan a sus intereses de hegemonía, total o parcial en las regiones.
En estos híbridos procesos, ya que humanamente no hablamos de perfecciones, nacen, crecen y se desarrollan, hijos, nietos y demás descendencia, hasta nuestros días, y los que seguirán, buscando y decidiendo transformaciones cualitativas y cuantitativas, equitativas y dignas al considerarnos SERES HUMANOS, con la ETICA Y MORAL, que mujeres y hombres, jóvenes, menos contagiados que las anteriores generaciones, cuestionan con justas razones y vivencias que les está correspondiendo evidenciar.
Grupos humanos, de las diferentes etnias, culturas, territorios y estratos, con todas sus debilidades y fortalezas, pero con esperanzas y acciones para cambiar progresivamente esas condiciones de vida en comunidad y sociedad, vienen desde décadas atrás, en el Suroccidente con El Cauca, Valle, Nariño, Huila, Chocó, y las otras regiones que conforman Colombia, impulsando y organizando con la inacabable creatividad que caracteriza el SER COLOMBIANO, resistencias de toda índole, reconocimiento a tantos líderes y lideresas en los emprendimientos humanos, incluyendo los virtuales, partícipes en esta globalización de la información y la solidaridad.
Las niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ), como relevo generacional de esta sociedad colombiana en crisis, como tantas otras, agudizada por la Pandemia COVID-19, esperan ser sujetos de interés por los adultos, no solo por las elecciones políticas que se aproximan.
Es indispensable un PACTO HISTORICO intergeneracional, permanente, decidido y comprometido integralmente con los proyectos de vida individual, familiar y de sociedad que se requieren.
Desde tres décadas atrás, quienes nos dedicamos a la Pediatría biosocial, liderados por el Grupo de Puericultura de la Universidad de Antioquia, y en El Cauca, por la RICO BUEN TRATO ( red interinstitucional comunitaria en construcción) con estudiantes, docentes y directivos unicaucanos en salud y educación, compartiendo con las Madres comunitarias del ICBF, entre otras organizaciones comunitarias e institucionales, venimos reflexionando en familia y académicamente, METAS HUMANAS DEL DESARROLLO INTEGRAL, que continuaremos compartiendo, radial, virtual, presencial y documentalmente.
Tambien la Enfermedad COVID -19 es de permanente preocupación por su afectación a NNAJ. La información científica, ética y moral, que se vaya adquiriendo como adultos y jóvenes, es fundamental.