El título de esta columna, es un adagio del refranero español, uno de tantos, cuya fuente oral era mi abuela, quien solía con proverbios educar como una manera distinta de vivir la cultura. Esta frase llena de inteligencia y humor para indicar la falta de alguien en alguna reunión. Aforismo que como todos, encierran la filosofía de épocas remotas. Auténticas enseñanzas en pocas palabras para decir muchas cosas y hacer reflexionar a quienes las oían. Por ello, en cada oportunidad que se presenta, las repito.
Esta sentencia cae como anillo al dedo en la actualidad para decir, que divulgada la lista inicial de candidatos a la alcaldía de mi amada Popayán, allí están unos que ni siquiera alcanzarán a inscribirse. Y otros que siendo importantes, y elegibles por su honestidad, capacidad y responsabilidad, no figuran como candidatos porque se hacen los locos para no prestar sus nombres.
He leído que también usan el mismo proverbio para referirse a los manicomios explicando que ni todos los que están internos en un manicomio están locos, ni todos los que estamos por fuera somos cuerdos. Personalmente, no puedo comentar nada de la primera mitad, ya que nunca he estado en uno de ellos. En cuanto a la segunda mitad, es totalmente cierta. Incluso me atrevo a decir que hay más locos afuera que adentro. Pero hoy, escribo sobre otra clase de locos. Por ejemplo, los locos que siempre votamos y votamos, mientras la ciudad se desploma. Y sobre los que estando adentro, ahora se hacen los locos para incumplir los ofrecimientos de campaña.
Otra ¡cosa de locos!, es el valor de las campañas ¿Cuánto valen? ¿Por qué tantos candidatos y tantos gastos de una aspiración?
Financistas afirman que algún pre-candidato para esta época, ya lleva invertidos doscientos millones. Entonces, ¿a cuánto asciende una campaña a la alcaldía de Popayán?
Hay quien sostiene que la fuente de ingresos de su candidato, proviene de su propio patrimonio y del de sus familiares. Otro, comenta que los aportes serán compartidos con su Partido y con su patrimonio. Un tercer aspirante identifica sus ingresos de campaña con recursos propios y de familiares suyos, así como de contribuciones en dinero o especie de particulares que lo quieren ver de alcalde. Alguien dijo: “es más rentable una alcaldía que un cargamento de droga”
Lo que los lectores y la ciudadanía podrá entender es que no son como quisieran que fuera: las cuentas claras y el chocolate espeso. Aunque, “Transparencia por Colombia” inste a las campañas a actuar con claridad y dar acceso a la información al público, es sabido que ni lo uno ni lo otro. Los candidatos no rinden las cuentas en su totalidad de sus campañas, incluidos todos los recursos y quienes las financian.
Entendidos en esta materia dicen que, la “inversión” pasa de mil millones de pesos. Entonces, honradamente, ¿quién le mete mil millones para recuperar solo la mitad en módicos sueldos mensuales durante cuatro años? ¡Pónganme ese trompo sobre la uña!
Civilidad: Analizar en detalle perfiles y propuestas.
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