Por: Cayo Betancourt – cayobetancourt@gmail.com – @cayobetancourt
El entorno corporativo y laboral tiene un pilar fundamental, las relaciones personales, que soportan negocios, la cohesión de los equipos, fortaleciendo el crecimiento personal y profesional. En este artículo se discutirán diversas tácticas para evitar daño en las relaciones y reparar situaciones adversas que podrían desencadenar en circunstancias desfavorables en el futuro.
Una relación laboral puede observase como la interacción con personas que requieren actividades de colaboración mutua para obtener un beneficio común, en este caso el beneficio está representado en los compromisos de la compañía con sus clientes, la estrategia corporativa o los entregables internos que apoyan el funcionamiento de la empresa. Cuando las relaciones son frágiles o están rotas, los canales de comunicación se rompen y generan inconvenientes con los entregables; por ejemplo, un entorno tóxico en un equipo de trabajo puede nublar la visión requerida para generar entregables de alta calidad, entorpeciendo la dinámica del equipo y afectando procesos de facturación, incluyendo la imagen externa de la empresa. Estos entornos tóxicos inician con las relaciones individuales y cuando crecen, se generan situaciones donde las personas no se hablan y de manera consciente o inconsciente, se producen entorpecimientos en el flujo de información.
Las relaciones laborales deben observase como procesos de inversión en el largo plazo, donde las partes obtienen beneficios de acuerdo con su participación y contribución. En los equipos exitosos, un líder servicial observa cuidadosamente las dinámicas internas y genera entornos de reflexión para entender las causas de situaciones incómodas para evitar el crecimiento de estas. A nivel personal, es necesario tomar consciencia que los entornos laborales deben contribuir al bienestar emocional y generar una salud mental que permita explotar al máximo las capacidades de las personas. Cuando se observa una situación relacionada con sentimientos negativos, como la ira, el odio, y la envidia entre otros; primero, es necesario ponerse en los zapatos del otro y buscar un análisis racional para entender los motivos y los disparadores de una situación incómoda. Segundo, generar un espacio de análisis donde los problemas o sus posibles disparadores se discutan de manera profesional, evitando sesgos inconscientes o relaciones de poder que afectan negativamente la resolución de problemas; estos entornos pueden incluir la participación de un facilitador como un amigo común, o un ente externo incluyendo equipos de apoyo o recursos humanos. Esta propuesta tiene un lado negativo, cuando las relaciones presentan inconvenientes y está entre ellas una relación de poder o subordinación de acuerdo con la estructura organizacional de la empresa, es posible que se generen retaliaciones o la relación termine en condiciones complejas, esta observación es pertinente cuando no existe el profesionalismo necesario para entender que una relación laboral se establece en un entorno colaborativo y no en un contexto de poder.
Cuando existen relaciones externas y estas presentan inconvenientes, es necesario analizar las condiciones y posibles impactos para generar un plan de trabajo que permita reparar la relación con proveedores o clientes y evitar un daño financiero o reputacional en el mediano plazo. Las relaciones comerciales están soportadas por personas, son estas en su interacción diaria quienes contribuyen a consolidar o debilitar las relaciones entre organizaciones. Este tipo de relaciones debe observarse a todo nivel, y son los líderes de ambas organizaciones quienes deben velar por mantener un contexto saludable y contributivo que soporte los negocios recurrentes. En estas condiciones, una relación compleja entre personas contribuye negativamente al progreso de las actividades comerciales; la observación temprana y el análisis detallado de la situación son fundamentales para evitar escalaciones, incluir un tercer actor por una de las partes usualmente genera neutralidad y permite suavizar las conversaciones. Esta propuesta puede mantenerse por un tiempo prudente y generando análisis recurrentes acerca de la evolución de la situación observada, cuando el progreso es positivo, se sugiere retirar el observador y continuar con un monitoreo regular. En casos complejos, la intervención inmediata y el reemplazo de una o las dos partes es la mejor opción para evitar daños posteriores. Usualmente los negocios entre empresas o B2B por sus siglas en inglés, son de carácter recurrente y se observan en diferentes ciclos de acuerdo con los productos que los incumben. En casos extremos se llega a cortes de arbitramento, desafortunadamente en esas condiciones la relación usualmente está más allá de una opción de reparación.