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El actual medio ambiente en que habitamos agoniza lentamente y no hay una causal diferente de su involución más que los individuos mismos que habitan en él. Cada vez es más frecuente observar cómo los seres humanos en sus ansias de poder o de satisfacción someten al medio en que se desenvuelven a un deterioro constante que reduce la calidad de vida de familias y comunidades.
Actividades como la explotación de recursos naturales, deforestación, contaminación de afluentes hídricos, suelos o atmósfera son sólo unas de las pocas formas que se emplean en los últimos tiempos para autodestruirnos y con ello me refiero a que el medio ambiente no es sólo un entorno físico que se afecta de forma aislada sino que es un entorno en el cual se interactúa continuamente y por ende sus afectaciones se imparten de manera bidireccional.
A las anteriores actividades de autodestrucción se suma otra que durante esta temporada es fácil de percibir y de mayor visualización “las campañas electorales”, las cuales no pretendo desprestigiar puesto que éstas hacen parte del proceso democrático del país, pero que siguiendo la línea de afectaciones que ocasionan al medio ambiente, sus estrategias políticas informativas plasmadas en afiches, pasacalles, volantes y pendones permiten vislumbrar la falta de responsabilidad social y medioambiental de los aspirantes a cargos políticos en un momento en el que el planeta requiere del compromiso de todos para lograr un equilibrio natural.
Así las cosas, la psicología ambiental como ciencia interdisciplinar procura aportar a la resolución de los problemas ambientales en forma global interesándose en abordar tres ejes vitales como la interacción entre individuo-medio, la provisión de educación ambiental y el suministro de información que genere conciencia respecto a la conducta humana con la finalidad que ésta no siga modificando el medio natural. En este sentido, la relevancia de los tres ejes radica en promulgar el uso y mantenimiento responsable del entorno, de ahí la importancia de minimizar el impacto negativo ambiental que ocasiona la publicidad política de las próximas contiendas electorales e identificar las causas de fondo que conllevan a que los individuos adopten comportamientos protectores o destructores en contextos sociales, culturales, ambientales y/o psicosociales.
Respecto a lo anterior y para finalizar, se precisa la necesidad de abordar desde un enfoque interdisciplinar la problemática que nos atañe con el ánimo de minimizar las conductas que degradan el medio ambiente e incentivar o potencializar aquellas que lo preservan, por lo que resulta conveniente, promover en los individuos conductas proambientales que favorezcan la toma de decisiones saludables en aras de facilitar procesos de organización social así como una participación comunitaria efectiva, lo que en conjunto permitirá contemplar al individuo y el medio en el cual interactúa como elementos indivisibles de un todo que requiere seguir avanzando en su proyección desde ámbitos escolares, administrativos, laborales y recreacionales que contribuyan al desarrollo de actitudes positivas hacia el medio ambiente al tiempo que propicia el mejoramiento del entorno socioambiental.
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