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MIGUEL CERÓN HURTADO
Además de la causa de fondo de la crisis fiscal que hoy afronta la nación que radica en la estructura de financiamiento del Estado impuesta por vía constitucional en 1991, hay dos factores, entre varios, que son relevantes, los cuales vienen desde el gobierno de Álvaro Uribe: uno de ellos es la elevada colocación de papeles de deuda con vencimiento en los próximos años y otra la exención o exoneración tributaria que Uribe impuso a las multinacionales y a los especuladores internacionales del dinero bajo su política de confianza inversionista, que disminuyó los ingresos del Estado en cerca de ocho billones al año, lo cual durante la década que ha trascurrido, ha golpeado las arcas del fisco en cerca de 80 billones de pesos, que si se hubieran percibido, hoy no estaría Duque afrontando la actual escasez.
En días pasados, un twitero le señaló este caso al expresidente, ante lo cual la respuesta del hoy senador fue tratarlo de ignorante porque, según él, dicho twitero no conoce los métodos para generar empleo y reactivar la economía, lo que justificaría la exención de impuestos a los ricos de marras. Pero si consideramos los argumentos conceptuales, los sucesos históricos y los hechos prácticos, quien es verdaderamente ignorante es Álvaro Uribe o se hace el menso para aplicar su política de favorecimiento al gran capital de mala fe y con conocimiento de causa.
En el campo conceptual, desde los años treinta del siglo pasado, se ha dejado claro que el empleo solo se aumenta si crece la demanda agregada, por lo cual durante medio siglo, la teoría keynesiana fue dominante, hasta que el capitalismo rentista despojó a los industriales del manejo del Estado. La historia ha demostrado en muchos países que las políticas fiscales de incentivos tributarios no generan los resultados que se le atribuyen; y la realidad práctica deja ver que los empresarios enganchan trabajadores solo para atender los pedidos de sus clientes. Jamás vinculan trabajadores para sentarlos a mirar el paisaje haciendo nada, solo porque sus impuestos son bajos.
Para los capitalistas, la disminución de impuestos es un buen negocio y por eso es un propósito. Pensando en sus ganancias y no pensando en la creación de empleos. Por lo tanto está históricamente demostrado, que es una falacia seguir pensando que mediante las políticas tributaria de exonerar de carga a los empresarios, sirve para generar empleo. Los fenómenos económicos demuestran con claridad, que la reactivación de la economía depende de que haya gente en la calle con dinero en la mano para comprar bienes y servicios y que los empresarios solo crean puestos de trabajo cuando su demanda así se los exige, independientemente de que les toque o no pagar impuestos. Cuando el negocio es bueno y rentable, aguanta cualquier costo incluido el de los impuestos. O sino, que lo diga el narcotráfico, que soporta todo tipo de costos incluyendo las tajadas a la autoridad, porque la gran demanda de consumo en segmentos de altos ingresos de Norteamérica y Europa, son suficientes para hacer de este negocio ilegal una operación muy rentable.
Que no se trate de engañar a la opinión pública imponiendo la carga tributaria a las clases de menores ingresos con el argumento del empleo, que esto es totalmente falso. Que se diga la verdad reconociendo el interés de la política de gobierno por favorecer a los poderosos y propiciar mayor concentración de la riqueza y no se use el argumento mentiroso de los mecanismos de generación de empleo.
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