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MIGUEL CERÓN HURTADO
Hace un poco más de una semana, la pelea del gobierno fue contra el Banco de la República, dentro de esa maña del gobierno de pelear con todo aquel que desmienta sus informaciones, casi todas mentirosa y con el propósito de engañar a la opinión públicas, por motivo de la situación de la economía que el Banco ha declarado que se encuentra estancada, tal como lo señaló esta columna el 22 de mayo en un artículo titulado “Rumbo al Abismo”. Carrasquilla inmediatamente tildó al banco de mentiroso y solicitó sustentación con datos.
El mejor dato para mostrar el estancamiento es la tasa de desempleo, que produce el mismo organismo oficial de las estadísticas y el encargado de llevar las cuentas macroeconómicas. La última tasa reconocida fue de 10.3 % en el mes de abril, una cifra que no muestra la realidad objetiva del fenómeno, en razón a la metodología que utiliza el DANE para su medición. Este organismo considera que si una persona trabajo una (1) hora en la semana anterior y generó ingresos con ese trabajo, entonces no es desempleado. Así que para el DANE, los actores del rebusque vendiendo comestibles en el semáforo, no son desempleados y por lo tanto no entran el cálculo del desempleo. Es decir el subempleo y el desempleo disfrazado, para los fines de la tasa calculada, son también empleados.
Pero si excluimos de la categoría de empleados a estas dos manifestaciones anormales e informales, el número de empleados, o sea los que laboran tiempo completo con salario completo y la carga prestacional, son muy poquitos en relación con la Población Económicamente Activa (PEA) y por lo tanto la real tasa de desempleo es igual o mayor al 50 %. Todo el mundo sabe de la gran cantidad de personas que trabajan en el rebusque y en condiciones laborales por debajo de las exigidas en la ley, incluidos los contratistas de prestación de servicios del Estado mismo, quienes no devengan ni seguridad social ni prestaciones sociales.
A pesar de que el gobierno ha impuesto medidas fiscales y laborales para bajar los costos de las empresas disque para que haya generación de puestos de trabajo, esta política no ha generado los resultados esperados como se deduce de la tasa de desempleo reconocido, lo cual significa que hay otros factores que están influyendo y en este caso, se trata de la contracción de la Demanda Agregada, principal causa del estancamiento de la economía. Si no hubiera recesión, probablemente, no es seguro, que el desempleo no se hubiera elevado tanto y hoy no existiría cerca de 2,5 millones de personas en edad de trabajar y dispuesta para hacerlo, totalmente desocupadas. Una magnitud, como si toda la población fuera PEA, de una ciudad del tamaño de Medellín, totalmente desocupada.
Claro que el origen del problema es estructural y se gesta en la misma constitución política, que obliga a que la política macroeconómica se dedique a frenar la inflación para favorecer a los capitalistas rentistas, en lugar de hacerlo, como antes de 1991, a promover el empleo. Pero además las condiciones estructurales de la economía colombiana con alta dependencia de las fuerzas externas y la invasión de productos extranjeros que castran el fortalecimiento de aparato productivo nacional, son principalmente los factores que se deben tener en cuenta dentro de la discusión sobre el desempleo.
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