Columna de opinión
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Por Julián Estevan Quintero Quinayas
“Si me preguntan a mí tengo algunas opiniones acerca de la depresión y el suicidio, ya que como joven he podido sentir dentro de mis huesos cómo estos se calan de tristeza y de preocupaciones que para mi corta edad no deberían de asediarme, o eso es lo que todos hemos escuchado alguna vez. Pues bien, yo tengo una opinión contraria a esos padres, amigos o familiares, pienso que darse a la tarea de experimentar el riesgo de vivir la vida es necesario
¿Cuántas veces lamentablemente hemos visto cómo un silencioso peligro toma ventaja en la vida de alguien que acaba con su vida?
Me parece pavoroso suprimir nuestras emociones y sentimientos… Una vez escuché decir “llorar frente a las personas es como sangrar mientras nadas con tiburones y pirañas”.
¿De qué se trata esto? ¿La vida es una carrera afanosa en la que a fuerza debemos eliminar todo rastro de “debilidad”?
¿Los sentimientos son indicios de que estamos atrasandonos en la disputa de nuestro caminar por esta tierra?
No hay que pensárselo mucho, no somos máquinas y nuestra vida no es una obra de teatro donde el “rompete una pierna” esté excluido; nadie puede salvarse de experimentar dentro de sí la alegría, la emoción, el dolor, el amor, el sentirse solo o estarlo, la gloria y una que otra pena, pero no somos menos por tener momentos en los que sintamos que ya no damos para más…
Qué miedo y qué vergüenza me da pensar que mi existencia podría acabarse sin haber experimentado lo que este mundo tiene para ofrecer, con sus truenos y sus tormentas… Si tan sólo nos diéramos a la tarea de hacer de cada día un ejercicio consciente de expresividad, fuese cual fuese el momento por el que estemos pasando, lamentaríamos muchas menos cosas.