Don Quijote, un loco necesario

Por Elkin Franz Quintero Cuéllar 

Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es locura ni utopía… ¡Sino justicia!

Don Quijote

Desde hace décadas, nuestras sociedades se han embarcado en un perpetuo proceso de desacralización y de sublimación de aquellos valores que han encaminado a las multitudes a tráves de los tiempos.

Hoy, cuando el mundo hispanohablante celebra a Cervantes, debemos recordar que, la sociedad actual esta llena de ideas y actitudes que rompen constantemente el orden establecido obligando a abandonarnos a la locura y promocionando el consumo de lo banal y superfluo que transforma casi todo en inutilidad, inmediatez y disfrute de lo efímero. 

Nuestra sociedad esta moribunda, la angustia de vivir ha creado generaciones indiferentes a los problemas sociales y anestesiado el humano para las cuestiones profundas. El hombre moderno se ha familiarizado excesivamente con el sufrimiento y ha relegado la locura al campo del ocultismo y la hechicería.

Hace falta la santa amonestación del Quijote, quizás sus consejos y aventuras no valgan hoy, pero es claro que las generaciones de cristal y de acero aún no están preparadas para llevarlos a la practica y fascinarse con sus relatos. Talvez, no los educaron en el sagrado orden de la aniquilación de las utopías y desde el siglo pasado se dejaron llevar por el culto del cuerpo y del yo. Por eso hoy, los ideales, los sueños imposibles no conmueven ni son parte de la oferta y la demanda del mercado moderno.

Don Quijote, a su modo, y desde la ironía y el buen humor pretende evitar los miedos y angustias que nos impiden ser libres y felices. Así, muchos lo señalen de ridículo, obstinado, atrevido y soñador, hoy lo necesitamos. Soy consciente que nuestra época, son otros los personajes que fascinan y encantan. ¿Acaso nos hace falta un personaje desafiante, loco y amante de los imposibles para encaminar nuestras sociedades? 

Somos conocedores que las grandes construcciones de la historia fueron fruto del genio humano capaz de reflejar el comportamiento de sus personajes, los rasgos de sus costumbres, la paz o angustia de sus almas. El hombre crea por inspiración, admiración, rencor o ironía, y Dios, por amor. Po rlo anterior, estoy convencido que Miguel de Cervantes Saavedra en 1605, engendra al Quijote por amor y en 1863, Gustave Doré, concibe adornar bellamente la obra desde la admiración.

Volviendo al libro, uno de los personajes más fascinantes de las creaciones humanas es el hombre de la Mancha. Su lectura ha embrujado a reyes y zares, a condes y emperadores, a presidentes y dictadores, a niños, jovenes y adultos de todos los lugares del planeta e idiomas. Esta obra inmortal le ha permitido a nuestro Quijote y Sancho Panza conocer las diversas costumbres y periodos de gloria y decadencia de la edad moderna en línea recta hasta nuestros días. Es momento para recordar que el caballero de la triste figura no es un personaje fatal, sino burlesco. En cada uno de los 74 capítulos se evidencia la esencia de la raza humana, esa que solo puede ser conocida y expresada si al ser humano se le interpreta desde su apertura y relación dinámicas con finalidades supremas.

En definitiva, Cervantes fue el genio literario que supo plasmar la locura humana. Por lo anterior, Don Quijote no es un producto de la fantasía de un hombre frustrado ni de las metáforas de la decadencia del imperio español, sino un personaje que nos enseña que las grandes cuestiones de la vida se deben afrontar con dignidad y templanza. Es la verdadera encarnación del elogio erasmiano, que simpre pretende romper todo tipo de formalismos y dejarse llevar por la fascinación que produce luchar por imposibles. 

Por esta razón, todo el esplendor de las aventuras del Quijote nacen en la desgracia que acompañó a Cervantes, son su propia experiencia del dolor y la humillación; fue su fascinación por la gloria y la opulencia y sus prejuicios quienes crearon esa rara contradicción frente a lo que podemos llamar cordura. Además, su incesante roce con el infortunio le fraguó un deseo irreprimible de libertad. Toda estas sensaciones y experiencias, mezcladas con la capacidad de imaginación le conceden al autor el privilegio de fama e inmortalidad.

Dicho de otro modo, es menester reconocer que la verdadera locura es el antídoto y la necesaria vitamina para intentar curarnos del excesivo sentido común de la utopías y distopías modernas. Por lo tanto, quien ha tenido el privilegio de leer el libro, podra reconocerse en el Hidalgo manchego y soñar con imposibles para ser feliz. Porque más allá de las realidades actuales, y la escasa confianza en todo y todos, es Don Quijote aquel individuo que con una actitud ejemplarizante observa y no evade la realidad y con las energías propias de un amante de las causas perdidas se enfrenta a los poderosos en defensa de los derechos de los nadies.

A lo mejor, Cervantes fue sometido por Don Quijote, el cual como símbolo de locura necesaria lo movilizó a eternizar su nombre. El personaje que superó al autor será siempre el héroe que toda nación necesite para inspirarse y salir adelante pese a las dificultades. Porque para el Caballero de la Triste Figura, el mundo es su patria y todos los caminos conducen a su meta intencional de ser feliz y coadyuvar a que otros también lo sean.

Don Quijote será por los siglos un loco necesario, y es con su locura que pretende enseñarnos a descubrir el verdadero sentido de aquello que aparece en el primer plano de las sensaciones terrenales y de las impresiones humanas que escapan del ojo del lúcido. Además, porque solo quien logra pasar de la percepción vulgar o interesada a la visión holística está en la capacidad de penetrar en la auténtica naturaleza humana y transformarla. Nuestro personaje ha transitado diferentes caminos, enfrentado diversas dificultades, vivido demasidado y conocido la verdadera miseria, y lo má bello de todo es que siempre nos ha enseñado la necesidad del amor, la compasión y la ternura.