Columna de opinión
Ya entramos de lleno en el nuevo año, todas las actividades se reanudan y los resultados económicos inician una reestructuración de índices y valores.
Hay mucha incertidumbre en amplios sectores de la sociedad, de la comunidad y de las funciones económicas. Los anuncios de convocar a extras al Congreso para someter reformas a la salud, a las pensiones y al tema laboral han despertado incertidumbres válidas por las concepciones de principios manifestados por los respectivos ministros y el propio presidente de la república.
Hemos sostenido hasta la saciedad que nuestro sistema de salud, a pesar de errores de posible corrección con ajustes, es uno de los mejores sistemas de américa y del mundo. ¿Por qué regresar a obsoletas prácticas de manejo público con influencia de jefaturas regionales y con la intermediación de clientelas y organizaciones políticas? ¿Por qué entrar a desacreditar sin límite alguno a las entidades prestadoras de salud cuando muchas de ellas cumplen a cabalidad no solo su cobertura, sino que lo hacen con calidad y eficiencia? Las entidades prestadoras de salud que no hayan cumplido cabalmente su misión y no tengan posibilidades de manejo económico pues deben liquidarse, pero las que están cumpliendo eficazmente sus objetivos deben continuar con el respaldo gubernamental y obtener impulso para su desarrollo y proyección. No estamos de acuerdo con lanzarnos a probar nuevamente sistemas de salud políticos ligados a intereses electorales. ¿Por qué no se oficializa una Consulta popular para que los colombianos opinen sobre el cambio o no de nuestro sistema de salud? Este es un tema prioritario que no puede dejarse a intereses particulares ni a acuerdos burocráticos para obtener su aprobación.
En cuanto a las pensiones, tenemos que repetir que no deben tocarse. Los ahorros de quienes voluntariamente han escogido esta opción para obtener su futura pensión deben respetarse. Entrar a disponer de esos recursos con argumentos sin mayor solidez financiera colocan en grave estado todo el sistema pensional cometiendo un abuso con recursos privados. Cuántas veces se ha dicho que la clave es que el Estado deje de subsidiar las altas pensiones y que más bien abra todas las posibilidades de pensión a las gentes de más bajos ingresos. Hay que formalizar para mejorar ingresos. Tampoco y bajo ningún punto se deben grabar las pensiones que cada año pierden capacidad de recuperación con el alza alta del costo de vida frente a los pequeños aumentos anuales de pensión.
La reforma laboral no puede desproteger a los trabajadores con el argumento de normas populistas que aumentan el desempleo en lugar de estimular la creación de puestos de trabajo. Las demasiadas cargas laborales conllevan a los empresarios a cancelar empleos o a congelar inversiones. Hay que tener mucho cuidado con demagógicas medidas basadas en conceptos ideológicos y no en realidades sociales.
Finalmente insistimos que la propuesta de reforma política que ya fue aprobada en la primera legislatura y que se apresta a los nuevos debates es la mayor regresión hacia el sistema politiquero y clientelista que tanto atraso produjo en las relaciones partidistas. No son lideres políticos comprometidos burocráticamente con el gobierno quienes van a implantarnos sistemas reprobados en el pasado y totalmente absurdos y alejados de la ética y capacidad de limpieza de la política.
Este año es clave para conocer a fondo a dónde se quiere conducir a Colombia y cuál es la voluntad real de los colombianos. Hay una forma de expresarse y es en las elecciones regionales de este año en que debemos acudir con la fuerza y energía necesarias para consolidar una estructura seria y responsable de Nación.