El payanés Tomás Cipriano de Mosquera y Arboleda fue una de las figuras más trascendentales de la vida política nacional del siglo XIX.
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Por: Mario Pachajoa Burbano
Biografía tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia
u temperamento, ambición personal y pasión por la vida pública lo llevaron a ocupar puestos muy destacados de la administración. Haber sido cuatro veces presidente de la República confirma su condición de importante líder político. De acuerdo con sus contemporáneos, fue un hombre contradictorio en su pensamiento político, porque en un principio lideró guerras a nombre del partido conservador y contó con su apoyo para llegar a la presidencia, y luego combatir al lado de los liberales, algunos de ellos enemigos de guerras anteriores, para derrocar al gobierno conservador de Mariano Ospina Rodríguez.
Lo cierto es que Mosquera siempre fue un liberal moderado y esta posición no le permitió identificarse plenamente con ninguno de los dos partidos, a los cuales consideraba, mirándolos desde sus propias posiciones ideológicas, muy radicales. Su inquietud intelectual lo condujo a estudiar a los economistas y filósofos utilitaristas europeos y a estar al tanto de los acontecimientos mundiales. Estas corrientes no dejaron de permear su pensamiento y le permitieron afianzar su posición de liberal moderado. Hijo de José María Mosquera y Figueroa y María Manuela Arboleda Arrachea, nació en el seno de una familia de tradición terrateniente y de ascendencia española, radicada en América desde el inicio de la 1a Colonia. Fue el sexto de diez hermanos, entre los que se distinguieron en la actividad pública: Joaquín, presidente de la Nueva Granada, Manuel José, arzobispo de Bogotá, y Manuel María, diplomático. Muy joven ingresó al ejército republicano, su amistad con el Libertador Simón Bolívar y su participación en las guerras de independencia lo llevaron a identificarse con el gran proyecto bolivariano de la unidad americana.
Gustavo Arboleda en el Diccionario Biográfico y Genealógico del Antiguo Departamento del Cauca, describe así el rápido ascenso militar y político de Mosquera: ingresó al ejército republicano, como cadete, primero de 1814, fue subteniente en abril de 1815, teniente en junio de 1816, cayó preso entonces y al cabo de un año se rescató con dinero y marchó a Jamaica, en compañía de su hermano Joaquín. En 1818, estando ambos de regreso, el gobernador de Popayán, José Solís, dio orden de que se les registrase el equipaje, por ser conocidos insurgentes. En 1820 fue capitán de la primera compañía del batallón de reserva, comandante en Popayán y de su guardia cívica. Se incorporó a la dirección del general Pedro León Torres en febrero de 1827. En 1822 lo ascendieron a teniente coronel, a coronel en 1824, a general en 1829 y el Congreso creó para él en 1864 el título de Gran General. En 1821 fue primer adjunto al Estado Mayor General, luego, ayudante de campo del Libertador, encargado del Estado Mayor General, secretario general del mismo Bolívar y encargado de la segunda brigada de la guardia. En 1824, enviado a Barbacoas, de guerrero y comandante de armas.
Allí tuvo que hacer frente al realista [Agustín] Agualongo, quien atacó dicha plaza el 24 de junio. Herido de gravedad, se le galardonó con un ascenso militar y con el nombramiento de gobernador de la nueva provincia de Buenaventura, que abarcaba el territorio de Barbacoas y cuya capital era Iscuandé. Dejó transitoriamente el mando al coronel Francisco García, volvió a encargarse, salió una vez más a campaña, para someter varias guerrillas que merodeaban por el río Santiago, pasó a Guayaquil, siguió hasta Bogotá en comisión del servicio; el 7 de marzo de 1826 fue promovido a la intendencia de Guayaquil, cargo que dejó el año siguiente, para ir a Popayán, de comandante general del Cauca y en seguida para desempeñar allí la intendencia del departamento (1827-28),después de haber sido primer ayudante del Estado Mayor General. De la intendencia del Cauca fue promovido a la jefatura del Estado Mayor General y a la inspección general del ejército, del cual se separó a fin de marchar a Lima como ministro plenipotenciario (1829-30); viajó por Europa y los Estados Unidos (183033) y fue bien acogido en varias cortes. Concurrió a la Cámara de Representantes en 1834, 35 y 36, estuvo de comandante militar de Bogotá, y jefe de la primera división (1837), de secretario de Guerra y Marina y se encargó del despacho de lo Interior y· Relaciones Exteriores (1838-40); jefe de la primera división (1840), general jefe del ejército (1841-42), ministro plenipotenciario en el Perú, Chile y Bolivia, residió una temporada en Santiago, y luego en Lima (1842-45).
Con la disolución de la Gran Colombia, formalizada en la Convención de Ocaña en 1828, se empezaron a perfilar dos corrientes políticas en torno a Bolívar y Francisco de Paula Santander, como pilares de su identidad política. Después de la consolidación de los partidos políticos en la década de 1840, se identificaron, entonces, los bolivarianos como conservadores y los santanderistas como liberales. Mosquera se situó al lado de los bolivarianos, que asumieron el ideal del centralismo en oposición al federalismo promulgado por los santanderistas. Pero el elemento cuestionador del grupo estaba motivado más por razones de tipo clasista e intereses familiares, que por móviles ideológicos. En el gobierno conservador de José Ignacio de Márquez, Mosyuera fue nombrado secretario de Guerra y como tal dirigió y triunfó en la guerra de los Supremos en 1840.
El país había tomado la vía de la disolución, con un federalismo impulsivo e incipiente encamado en los “Supremos Directores de la Guerra”, dirigidos por José María Obando y otros caudillos militares de tendencia liberal, que buscaban a través de la guerra derrocar al grupo que gobernaba encabezado por el presidente Márquez. El 1 de abril de 1845 Mosquera llegó por primera vez a la Presidencia, con el respaldo de los antiguos bolivarianos o ministeriales, que comenzaban a denominarse conservadores. Con Mosquera se inició una transformación de las instituciones económicas y políticas en Colombia. La economía viró hacia una apertura del comercio exterior, motivada por estímulos extranjeros muy particularmente por Inglaterra, comprometida en liderar el comercio mundial, y una consecuente percepción por parte del gobierno y, en general, de la clase dominante, de las oportunidades que brindaba el campo de la exportación. En lo político, Mosquera marcó las pautas e inició el proceso de las reformas liberales que se sintetizaron en los programas administrativos de los posteriores gobiernos liberales. En el manejo de los negocios de Hacienda, el cambio más notable fue la transformación de la industria del tabaco, de un monopolio estatal a una empresa de exportación a mayor escala operada por inversionistas privados.
Con el apoyo de su ministro de Hacienda, el liberal Florentino González, Mosquera propuso la abolición de muchos de los impuestos coloniales que aún existían, lo mismo que una descentralización fiscal. Elaboró un proyecto de ley sobre exportación de oro y rebaja en el derecho de quintos. Además, propuso un cambio en la moneda e instauró el Sistema Métrico Decimal. Con el fin de aliviar el presupuesto y poder destinar fondos para las grandes obras que tenía proyectadas, no vaciló, siendo él un militar de profesión, en rebajar gradualmente el pie de fuerza del ejército y en suprimir la marina, cuyas unidades se hallaban en mal estado y causaban enormes erogaciones fiscales al Estado. Mosquera intensificó la política iniciada desde la década de los años veinte, de parcelar las tierras comunales indígenas. En resumen, las reformas económicas apuntaron básicamente hacia una apertura de la economía nacional al exterior y un énfasis en el individualismo económico, al remover los obstáculos que impedían el libre mercado de la tierra y de la mano de obra en beneficio de los intereses de la empresa privada. Se puede afirmar que las tendencias económicas más importantes de mediados del siglo XIX, fueron establecidas bajo el primer gobierno de Mosquera.
En materia religiosa, la ley del 25 de abril de 1845 declaraba a los funcionarios, corporaciones y empleados eclesiásticos, responsables ante la ley por funciones eclesiásticas que les fueran atribuidas por el Congreso; esta ley suscitó la protesta del papa Gregorio XVI Mosquera propuso una ley contra la inmovilidad de los censos, y enunció el principio: Tierra para los que la trabajan., y renta para los que no están destinados a producción. Otro proyecto establecía la conversión en deuda pública de los bienes de la Iglesia y las comunidades religiosas, lo mismo que los bienes de los colegios y los establecimientos de beneficencia. Estas medidas se profundizan en gobiernos posteriores y acentúan el problema religioso como punto de ruptura entre liberales y conservadores. Ni clero influyendo en política, ni ejército permanentes, era lo que diferenciaba a liberales y conservadores. Todas estas reformas económicas, políticas y religiosas del gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera, lo alejaron del grupo político que lo había apoyado en las elecciones para presidente.
Vale la pena señalar que el antagonismo político entre las dos facciones (liberales los conservadores) no estaba propiamente nucleado por las reformas económicas en sí.Liberales y conservadores eran librecambistas. El antagonismo estaba dado en la manera como cada cual pensaba que era la forma más acertada para lograr el progreso económico y, sumado a esto, el problema religioso, que sería asumido en forma decidida por los conservadores como bandera política. Otras dos obras de importancia llevadas a cabo por Mosquera fueron:contratar al arquitecto Thomas Reed para que proyectara y dirigiera la construcción del edificio para la sede del Congreso Nacional (el Capitolio), y tomar las medidas necesarias para darle forma al proyecto de navegación a vapor por el río Magdalena. Se crearon dos compañías, la Nacional de Santa Marta para la navegación del Magdalena y la Compañía de Cartagena para la navegación por vapor del Magdalena y Dique, ambas con capital granadino reforzado con capital extranjero. Mosquera era un hombre culto y estudioso, preocupado por el conocimiento de la ciencia, la historia, la geografía y la cultura, materias a las que dedicó buena parte de su vida.
Esto tuvo como resultado dos obras importantes sobre geografía de Colombia y unos cuantos artículos científicos. En enero de 1948 instaló el Instituto Caldas, con la asistencia y participación de las personas más destacadas de la cultura, la industria, la política y la Iglesia; la finalidad de este instituto era fomentar la cultura, la administración pública, los trabajos científicos, las comunicaciones y el desarrollo del país en general. De esta entidad surgió la iniciativa de los trabajos corográficos encomendados más tarde al coronel Agustín Codazzi. Se organizó la nomenclatura urbana de Bogotá, se impulsó el estudio cartográfico de la Nueva Granada y se publicó por primera vez el censo o Estadística General de la República.El 31 de marzo de 1849 Mosquera entregó la presidencia a José Hilario López, y se separó de la vida pública por algunos años.
Viajó a Nueva York para dedicarse a los negocios de la familia y creó allí una casa comercial llamada Mosquera Herrán Ltda., con oficinas en Panamá, Nueva York y Washington. La casa comercial no tuvo un futuro prometedor, y años después fue necesario cerrarla debido a una inminente quiebra. De esta época es la redacción y primera publicación (traducida al inglés) de su Memoria sobre geografía física y política de Nueva Granada, dedicada a la Sociedad Geográfica de Nueva York en 1882. Las inquietudes científicas de Mosquera se reflejan en los títulos que adquirió a través de las sociedades científicas latinoamericanas y europeas:miembro honorario de la Sociedad de Agronomía de París, corresponsal del Instituto Histórico y Geográfico del Brasil, miembro fundador de la Sociedad Real de Antigüedades del Norte de Dinamarca, entre otros. Su labor científica se sustentaba en las observaciones y apuntes que hacía durante sus viajes y campañas militares, y en estudios comparativos de las diversas lecturas de geógrafos, astrónomos, botánicos, naturalistas y mineralogistas, fundamentalmente los de la Expedición Botánica y algunos científicos europeos.
En 1854 volvemos a encontrar a Mosquera interviniendo en la vida pública nacional, esta vez combatiendo el gobierno ilegítimo del general José María Melo, quien había derrocado al presidente José María Obando. El triunfo sobre Melo se logró con la toma de Bogotá por los ejércitos de los generales Tomás Cipriano de Mosquera, Pedro Alcántara Herrán y José HilarioLópez, en diciembre de 1854. En los años siguientes, Mosquera ocupó su curul en La Cámara de Representantes y después en el Senado, entre 1855 y 1857. En 1858, como presidente del Congreso, participó en la elaboración de la Constitución de aquel año. Allí quedaron acordadas las bases fundamentales de la Confederación Granadina; es decir, se institucionalizó el federalismo. En septiembre de 1858 fue electo gobernador del Estado del Cauca; desde allí se dio a la tarea de atraer la simpatía de los liberales y se reconcilió con su antiguo enemigo José María Obando, al cual nombró jefe del ejército caucano. Logró consolidar alrededor suyo, por primera vez, todas las tendencias que constituían el partido liberal. Aunque la Constitución del 58 había sancionado Legalmente el federalismo, las políticas del presidente Mariano Ospina Rodríguez tendían al centralismo.
Esta actitud conservadora y la afanosa búsqueda de la independencia de las regiones por parte de los liberales,ausentes del poder, los llevaba a confundir la noción de autonomía administrativa y base de la Federación, con la soberanía o poder inmanente del Estado para manejar los altos intereses de la Nación y regular las relaciones entre los diversos elementos que la componían. Por esta razón, en 1859 las tensiones políticas se hicieron intolerables, y dos leyes expedidas por el gobierno central desbordaron la copa, dando inicio a una guerra que tuvo a Mosquera como líder. Estas leyes fueron la del 8 de abril, sobre elecciones, y la del 10 de mayo, orgánica de la hacienda; por la primera quedaba asegurado el predominio del partido conservador, la segunda autorizaba al poder ejecutivo para que cuando juzgara necesario nombrara Distritos de hacienda en cada estado, regidos por un intendente, con facultades amplísimas en todos los ramos de la administración. Mosquera tachó de inconstitucionales estas leyes, dadas por el Congreso, e hizo contacto con varios liberales en distintos estados, quienes acordaron prestar apoyo en su proyecto insurreccional.
Aunque no todos estaban de acuerdo con sus ideas, lo apoyaron y aceptaron que fuese el Supremo Director de la Guerra, porque no veían otra forma de recuperar el poder diferente a la de hacer una revolución de partido. Por un decreto del 8 de mayo de 1860, Mosquera declaró separado el Estado del Cauca de la confederación Granadina. Desde ese momento el país entró en un estado de guerra que duró hasta finales del año 62, con la derrota de los conservadores antioqueños. Además del título de Supremo Director de la Guerra, Mosquera recibió otros no menos importantes, como el de presidente provisorio de la Unión, presidente de los Estados del Cauca, Antioquia y Tolima (este último creado por él) y, miembro principal de la Convención de Rionegro. Estos títulos lo hacían el personaje más conspicuo y de mayor poder político en el momento. Éste hecho fue claramente percibido por los liberales, quienes decidieron frenar ese poder a través de las disposiciones de la Constitución de 1863.
Como presidente provisorio, Mosquera lanzó nuevos ataques a la Iglesia, afectando sus bienes e independencia del poder civil. Sanciona la ley sobre tuición o guarda de cultos, donde se obligaba a los curas a presentar autorización del poder civil para poder ejercer el culto religioso. Dictó su famoso decreto sobre desamortización de bienes de manos muertas, afectando profundamente los intereses económicos de la Iglesia. Expulsó a la Compañía de Jesús del territorio colombiano, acusada de participar en la guerra al lado del partido conservador. La Convención de Rionegro, instalada en mayo de 1863, infligió fuertes críticas a los proyectos de Mosquera atacó abiertamente sus políticas anticlericales, las cuales fueron matizadas a través de un proyecto de ley presentado por los liberales Salvador Camacho Roldán, Bernardo Herrera y Justo Arosemena. Aun así, la Convención lo elegido presidente de los Estados Unidos de Colombia hasta abril de 1864 (desde el 14 de mayo de 1863 hasta el 1 de abril de 1864).
Esta elección fue más bien la ratificación del cargo que ya venía desempeñando como presidente provisorio de la Unión (desde el 18 de julio de 1861 hasta el 10 de febrero de 1863). En su tercera presidencia, Mosquera tuvo que enfrentar una guerra con el Ecuador, de la cual salió victorioso, en la batalla de Cuaspud (diciembre de 1863). Esta victoria le sirvió para recuperar un poco su disminuido prestigio, al recibir reconocimiento y simpatías de parte del cuerpo diplomático del gobierno. Terminado el período presidencial, viajó a Francia con el cargo de embajador, y dedicó otra parte de su tiempo a corregir y preparar la publicación de su segunda obra de geografía, titulada Compendio de Geografía General, Política, Física y Especial de los Estados Unidos de Colombia, publicada en 1866. Elegido por cuarta vez presidente de la República, gobernó desde el 20 de mayo de 1866 hasta el 23 de mayo de 1867, apoyado por el liberalismo”popular”, el de los antiguos draconianos y los artesanos.
Una vez asumido el cargo y considerado que el gobierno de Manuel Murillo Toro había sido descuidado y poco vigilante en la venta de los bienes desamortizados, permitiendo que los bienes quedaran en manos de Unos cuantos, dictó un decreto que ordenaba una investigación sobre la manera como se había llevado a cabo la venta de los bienes. Este decreto alarmó a sus enemigos, especialmente a los liberales, en cuyas filas se hallaban muchas personas beneficiadas en la compra de inmuebles pertenecientes al estado y a los bienes de manos muertas enajenados. La reacción fue grande y se manifestó de forma tenaz en la prensa tanto liberal como conservadora. Esto también dio pie para que sus opositores dentro del gobierno buscarán la forma de derrocarlo. En estas circunstancias, Mosquera se vio obligado a cerrar el Congreso en abril de 1867, para evitar el complot que se tramaba.
La medida no tuvo resultados favorables y fue derrocado por un golpe de Estado en mayo de 1867. Fue conducido a prisión y luego juzgado por el Senado, el cual le hizo un juicio de responsabilidades y lo sentenció a tres años de ostracismo. El 3 de enero de 1871 regresó de su destierro en Lima, a los 73 años. Elegido presidente del Estado Soberano del Cauca, ocupó este cargo hasta 1873; y en 1876 concurrió al Senado en representación del Cauca.
Después se retiró a su hacienda Coconuco y murió a los 80 años de edad. El general Tomás Cipriano de Mosquera se casó en primeras nupcias con su prima hermana Mariana Arboleda y Arroyo, y en segundas, con María Ignacia Arboleda. A causa de las secuelas que le dejó un tiro en la mandíbula sufrido en la defensa de Barbacoas en 1824, se ganó el apelativo de “Mascachochas”, por la cantidad de muecas y los ruidos que hacía al hablar.