Como la mayor parte de su vida activa transcurrió en Bogotá, son realmente raros los rastros dejados por el sabio Francisco José de Caldas en ésta su ciudad natal, Popayán.
Jueves 4 de septiembre, 2008
De: Mario Pachajoa Burbano
El molinito de Caldas *
Escrito por Lilian Arelly García Folleco
Domingo, 10 de agosto DE 2008
Jaime Vejarano Varona
Quizá no exista aquí una reliquia tan directamente ligada a sus postreros momentos vitales, como un modelo de molino para granos, fabricado en miniatura a navaja y por sus propias manos, que por tradición familiar conservamos con inestimables aprecio y devoción hacia el ilustre prócer.
Cómo llegó a nuestras manos?. Doña Carlota Barahona, hija reconocida de doña María Manuela Barahona, la esposa del sabio, y tenida como hija póstuma suya, lo obsequió a nuestro abuelo don Rafael Varona Mosquera, años después del fusilamiento, como muestra de afecto y reconocimiento de afinidad familiar. Sin embargo ninguno de los dos tuvo la precaución de dejar constancia escrita que avalara la autenticidad de aquel obsequio. ¡Es que en esos tiempos la sola palabra era confirmación de lo dicho y de lo hecho!
Pues bien; con la anterior acotación, viene lo relacionado con el origen de la reliquia en sí:
El sabio Caldas, en sus lucubraciones, analizó el proceso por el cual se molían el trigo y otros granos, deduciendo que la fricción entre dos piedras al triturarlos, por efecto del recalentamiento, producía fermentación del producto; y pensó que sería más práctico y conveniente para evitar el deterioro de su calidad, moler a presión quebrantando los granos entre dos cilindros.
Para ello y siguiendo su costumbre de experimentar sus teorías, se dio a elaborar por sus propias manos y muy rudimentariamente, a navaja, el nuevo prototipo de molino a que nos referimos. Este artefacto reposa por tradición familiar en nuestro poder, siendo su guardador nuestro hermano Daniel Arturo.
Esta manualidad que el sabio elaboró estando como refugiado en la hacienda de su familia en Paispamba, precisamente donde se conserva el molino tradicional que él pretendía reemplazar y que se mueve por fuerza hidráulica, es la última expresión de su inquietud mental investigativa, concebida precisamente en los aciagos días en que fue sorprendido y apresado por los esbirros de Sámano, para su posterior inicuo ajusticiamiento en la Capital de la República.
Esta preciosa reliquia estuvo, a cargo de la Universidad del Cauca, expuesta en la Casa Museo Mosquera, hasta el terremoto de 1983, en que sufrió la destrucción de la vitrina o urna que lo contenía, por el impacto de los escombros desprendidos del techo.
De allí fue rescatado por el doctor Diego Caldas Varona, y por él mismo reconstruido para volverlo a su estado original, entregándola a nuestro hermano como su legítimo y celoso custodio.
Cuando se construya el museo destinado a perpetuar la personalidad y la obra del sabio Caldas, esta pieza histórica tendrá allí lugar preferente para su pública admiración.
SILVIA
De: Mario Pachajoa Burbano
Silvia, ciudad caucana de 40.000 habitantes y a hora y media en auto de Popayán, es recomendada por las diferentes publicaciones turísticas que aseguran que: «Si alguna vez deseó encontrar en un solo lugar belleza natural, riqueza cultural y diversión a bajo costo, visite este municipio de la geografía caucana, en Colombia». El Municipio de Silvia Cauca fue fundado el 23 de Octubre de 1.562 por Francisco Belalcázar hijo de Sebastián de Belalcázar y fue constituido
como Municipio en el año de 1.908.
Sí, definitivamente el Cauca y por consiguiente Colombia, cuenta con regiones estratégicas en lo geográfico, lo turístico, lo ambiental y lo cultural.
A propósito de ello, nuestra tierra tiene que sentirse orgullosa de que uno de los municipios más hermosos del planeta se encuentre ubicado al oriente del departamento y ese paraíso se llama Silvia.
Históricamente a la tierra de mestizos campesinos y urbanos, de guambianos, de paeces, de quizgüeños y de ambaloes se le ha denominado también “La Suiza de América”, ya que un sacerdote franciscano suizo, Julio Kootel, quien prestó sus servicios hace varias décadas, acuñó esta expresión al referirse asombrado a la tierra donde había llegado por las coincidencias del paisaje con su natal tierra europea. Por supuesto que el Presbítero Kootel murió en Silvia y su deseo siempre fue que lo enterraran allí, lo cual se hizo.
Recientemente o mejor, en la administración del actual Alcalde, a la expresión acuñada por el sacerdote mencionado líneas atrás, se le hizo una pequeña modificación al asumir la expresión “La Silvia de América”, cuyo sentido y fuerza parecen salir de las entrañas de su misma gente, del rescate de lo nuestro, de lo propio, es decir, de ese mestizaje que deja fluir matices indios y blancos con el valor cultural adicional de mirar hacia toda la América.
Actualmente, ir a Silvia es energizarse con la influencia de la naturaleza que empieza recibiendo al visitante con sus diversas tonalidades de color verde, de cafés de ensueño, de bosques y nacimientos abundantes de agua, del susurro del viento en los crepúsculos, de las melodías que a manera de una gran polifonía, los pájaros entonan. Adicionalmente, Silvia se convierte poco a poco en un pequeño municipio universitario por cuanto hace presencia la Universidad del Cauca con carreras a nivel tecnológico como Telemática e Ingeniería Agroindustrial en este 2007 y para el 2008, se iniciarán, Ingeniería Ambiental y la licenciatura en Etnoeducación. A la par, el Sena, Regional Cauca ha contribuido con muchas opciones de capacitación tanto tecnológicas, técnicas y cursos.
Por otra parte, la tecnología no es ajena para los silvianos y silvianas, puesto que se cuenta con varios Telecentros, esto es, lugares con equipos de computación e Internet para capacitar a productores del sector agropecuario en temas productivos y de negocios. Por supuesto que los y las estudiantes también aprovechan este espacio y otras salas de Internet que se ofertan actualmente. De igual manera, existe la emisora comunitaria Guambía Estéreo, autorizada por el Ministerio de Comunicaciones y sorprendentemente, también se cuenta con un periódico mensual llamado La Ventana, que no tiene nada que envidiarle a otros periódicos de Popayán o del resto del Cauca.
En vías, la nueva carretera está como para no dejar de visitar esta bellísima población, por cuanto el tiempo para subir se redujo sustancialmente. Al llegar, usted puede alojarse en buenos hoteles, degustar la trucha Arco Iris en diversas formas, probar infinidad de quesos y otros lácteos, saborear las famosas fresas con crema, etc. La diversión no da espera y por eso, las discotecas con música a la moda, seducen; la pesca deportiva estremece, el alquilar caballos despierta ese espíritu de aventura y claro, los niños pueden jugar en parques infantiles de la zona urbana.
En fin, ir a Silvia es una experiencia obligatoriamente placentera, ya que como dijo un promotor turístico hace varios años: “Silvia, remanso de paz que invita al descanso”. Arme viaje, no se arrepentirá.