Popayán, 486 años, entre tradición, exclusión y luchas por la ciudadanía, identidad y vida digna

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Por. William Macías Orozco

Popayán cumple 486 años de una historia marcada por colonialismo, esclavismo y politiquería escondidos bajo un manto blanco y religioso, en cuyo trasfondo se encuentra la negación del derecho a la ciudad para miles de pobres y excluidos. ¿Por qué celebrar entonces?

Popayán es una ciudad de roscas, clientelas, abolengos, corrupción, exclusión, falta de oportunidades, no reconocimiento de méritos, desigualdad y pobreza. Su historia colonial y esclavista, hasta hoy se evidencia en:

a) Su configuración cultural y urbana desordenada y plagada de espacios marginales, barrios y ocupaciones no planificadas marcadas por la exclusión, desigualdad y pobreza.

b) Casi cinco siglos de sucesión de élites esclavistas hasta los politiqueros y contratistas más recientes, que han hecho de la ciudad en su botín para el enriquecimiento privado, la consolidación del clientelismo y la corrupción.

c) Falta de bienestar debido a altos índices a nivel nacional de pobreza, desempleo, informalidad y carencia de oportunidades laborales; infraestructuras urbanas, sociales e históricas abandonadas o destruidas.

Todo lo anterior, ha sido y es producto de la carencia de un proyecto de ciudad de sus dirigentes y alcaldes, que poco o nada han hecho por la identidad payanesa, el bienestar de sus habitantes y su futuro, para superar la historia de 486 años de exclusiones y desigualdad.

Por supuesto, también ha sido un espacio de lucha, por un proyecto de vida para muchos que venidos o nacidos han ido construyendo opciones a pesar o en contra de las exclusiones, falta de empleo e informalidad; luchas por otra ciudad distinta donde vivir dignamente sea posible como las luchas por la vivienda, disminución en costos de servicios públicos, el trabajo, la salud o la educación ; una ciudad donde la diversidad pulula en los márgenes con múltiples colores de piel, expresiones culturales, músicas, colores, gastronomías, mingas, solidaridades y acentos; una ciudad donde tienen lugar las aspiraciones de miles que venidos de otros lugares buscan una oportunidad para estudiar o trabajar, o simplemente vivir bajo los atardeceres multicolores y diversos de la fraternidad humana.

Pero en 486 años, las voces de los muchos excluidos aún siguen silenciadas. Espero que este cumpleaños de la urbe payanesa, más allá de una celebración para justificar contratos y gastos pagados con dineros públicos para enriquecimiento de privados, sea una oportunidad para reflexionar sobre los cambios que requiere nuestra ciudad; cambios para superar los politiqueros tradicionales, las clientelas, las roscas, las

servidumbres, las exclusiones, las trabas del pasado y las pobrezas; para superar todos los muros que silencian los sueños diversos; cambios para hacer posible la emergencia de ciudadanos con derechos, identidad y oportunidades para vivir dignamente según sus convicciones y aspiraciones.

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