Neurociencia, Psicología y Humanismo: Tres en Uno

La íntima relación, de la que tanto se habla también, entre lo físico y lo mental. 

E

Por: Lenny Z Pito Bonilla PS  – @CreaciónpsicologíaXXI

l prefijo neuro está de moda; neurocoaching, neuroventas, neuromarketing, neuroliderazgo, neuroarquitectura, neuroarte, neuroeconomía o neurolingüística, entre otros. Como es tendencia, lo agregamos a lo que hacemos, pero ¿entendemos que significa? 

La neurociencia estudia la forma cómo los órganos del cuerpo influyen sobre la mente. La íntima relación, de la que tanto se habla también, entre lo físico y lo mental. 

Pertenecemos a las dos generaciones, que hemos visto la más rápida revolución tecnológica y científica. Tiempos de conciliación entre el poderoso cerebro y el resto del cuerpo. Desde finales del siglo 19, el médico español Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel en Medicina 1906, descubrió las fascinantes conexiones neuronales del cerebro, explicándolas en metáfora como: «Las misteriosas mariposas del alma, cuyo batir de alas quién sabe si esclarecerá algún día, el secreto de la salud mental».

La neurología, abordada por la psicología, explora aquello que nos permite comprender mejor la función del cerebro; las intrincadas conexiones eléctricas entre axones y dendritas (neuronas emisoras y receptoras) y las funciones de sus ondas (delta, theta, alfa, beta y gamma). Alfa en especial, es responsable de la atención, evita las distracciones y nos mantiene concentrados en lo relevante.

Por otra parte, la anatomía del cerebro un sistema dentro de sistemas, en compleja red integradora que involucra sentidos, percepción, memoria, emoción y pensamiento, procesa a través de perceptores, toda la información que nos llega del exterior y de nuestro interior. Aquella que se detiene en la memoria y que por razones aún en investigación, se fija en el cerebro mientras otras se olvidan.

Comprendemos entonces que el sistema nervioso, no es la única herramienta para explicar lo mental y la conciencia, ya que mente y cuerpo están interrelacionados. Y aquí echamos mano del concepto de homeostasis, la sabia capacidad del organismo para recuperar su equilibrio, en medio de la adversidad o la incertidumbre. 

Con sorpresa, estamos llamados a considerar dos sentidos adicionales a vista, oído, gusto, olfato, tacto e intuición: Interocepción y propiocepción. El primero, ¡ojo! es «el proceso por el cual el sistema nervioso detecta, interpreta e integra las señales que se originan en el organismo, para generar un mapa interno constante y dinámico, consciente e inconsciente, con información que llega desde el corazón, los pulmones, el estómago, el intestino, la vejiga, la piel o el músculo esquelético». Así que una disfunción ahí es un trastorno en la salud general y mental; ansiedad, adicciones o depresión. «El mapa interno señaliza reflejos, impulsos, respuestas adaptativas, experiencias cognitivas o emocionales y sentimientos. Contribuye al equilibrio, la regulación corporal y la supervivencia». Esto nos permite tomar mayor consciencia sobre cómo nuestras emociones, pensar y sentir están determinados por la interacción dinámica: Cuerpo-cerebro.

Por su parte propiocepción, corresponde al sistema somatosensorial, que se ocupa del tacto y la posición del cuerpo. Detecta el movimiento, las sensaciones y la postura, a través de receptores sensoriales y cinestésicos. Podemos comprenderlo en palabras de Mario Benedetti: «Si las cicatrices enseñan, las caricias también», indicando que el cerebro privilegia unas zonas sobre otras, por eso unas reciben más neuronas que otras. Lo curioso es que las áreas con más recursos neuronales son las manos, la cara, la lengua y la musculatura de la boca, entonces ¡a gesticular mejor y sonreír más! 

Lo más sorprendente y a lo que estamos llamados a prestar atención, por amor a nosotros mismos, es que desde el cerebro no sólo se interpretan las sensaciones o la postura facial sino el cuerpo entero. A manera de chanca de fútbol, es el campo de juego de diferentes jugadores llamados emociones, pensamientos, sensaciones o ires y venires de la mente. Entonces como entrenadores, nos corresponde verificar si juegan o no en equipo, constituyendo coherencia interna entre ser, pensar y hacer.  

Otro aspecto grandioso es la percepción del entorno, que nos permite comprender la actitud nuestra y del otro, observando cuerpo y movimiento. Conectamos con sensaciones corporales reunidas en el cerebro, que dan lugar a la experiencia psicológica. Todo porque el cuerpo en su sabiduría, responde con anticipación desde la respiración, el latido cardíaco, la postura corporal, la sudoración, etcétera, al captar primero lo que a la mente le toma más tiempo. De ahí la importancia que escuchemos sus señales, mientras seguimos entrenando lo mental. Procuremos ser más conscientes, sin desatender lo corporal, cuando elegimos y decidimos sobre nosotros o en las relaciones interpersonales. 

Como psicóloga, los invito a que más allá de usar por solo tendencia el prefijo neuro, nos ocupemos de adquirir mayor conciencia de quienes somos, de las dimensiones que nos constituyen y de nuestra salud física-psicológica. Neuro significa ocuparnos de nuestro elástico cerebro, rector fundamental de la vida y, aventurarnos a conocerlo y comprenderlo mejor. 

Aprendamos sobre el tema y actualicemos nuestro quehacer, buscando que aquello nos lleve a la introspección, al autoconocimiento y a una mejor comprensión de quiénes somos. Abordemos el cohete llamado neurociencia, hacia ese universo infinito de posibilidades de nuestro potencial e internémonos en los misterios más espectaculares de nuestro ser. No nos dejemos llevar por la moda, en cambio, pongamos de moda el Yo Soy, vibrar en salud integral e incorporar el humanismo a la cotidianidad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.