Lo cuento en mi libro: LA RADIO QUE VIVO

Pasó hoy hace 33 años.

El comentario de Hoy con Carlos Alberto Lenis Garcia – Radio ...Por Carlos Lenis García

-El 26 de noviembre de 1989 termino en Duitama la Vuelta del Porvenir Colombiano, casi todas las carreras en esos años de la categoría nacional se realizaban o tenían como paso el departamento de Boyacá, el presidente de la Federación Colombiana de Ciclismo, Miguel Ángel Bermúdez y varios miembros del Comité Ejecutivo se habían declarados hijos de esta bellísima tierra, por eso se parcializaba esa iniciativa para su desarrollo.

Me habían programado el regresó a mi cuidad base, Cali, por parte de la dirección nacional de Caracol para el día siguiente, es decir, lunes 27 de noviembre, a las 7 de la mañana.

Segundo Cortez, conductor del Caracol 1 tenía la misión de llevarnos al hotel en Bogotá después de terminada la carrera, nos habían reservado en un hotel de la avenida 19, muy cerca de la sede de Caracol, cuando fuimos a acomodarnos para regresarnos a la capital colombiana, me puse a charlar con mi amigo de RCN Jairo Chávez Ávila, me dice el que el Transmovil dos de ellos en esta carrera había sido el que tiene como sede a Cali, y que su conductor se iba ya rumbo a Cali, era más menos la una de la tare, Jairo me dice además que se va regresar con y que Javier Alberto Buitrago hará lo mismo, Buitrago tenia igualmente como sede a la capital vallecaucana, pero ha vivido en Palmira, ciudad cercana, me dice el negro Chávez, :

“Carlitos no te quedas en Bogotá hasta mañana, porque no te vas con nosotros”, lo dude porque el trayecto siempre era largo, un poco más de 10 horas, pero al final accedí, nos vinimos en ese carro grande metidos ahí como si viniéramos en un tanque de guerra, fui donde Segundo a decirle lo que había pensado, el me insinuó que para que me iba a ir así, si la empresa me daba la comodidad de quedarme esa noche en un buen hotel y al otro día viajar en avión, casi no me deja bajar la maleta del carro para llevarla al de RCN, al final arrancamos, nos vinimos, almorzamos en tierra negra, compramos al paso por Bogotá una botella de aguardiente, nos la tomamos.

Al pasar por Ibagué casi a las 8 de la noche ya estábamos los tres dormidos, el conductor era un hombre de mucha experiencia, muy estricto, bastante responsable, llamado Eduardo Valderrama, a quien por su contextura física le han dicho “Platanote”, actualmente y ya gozando de su pensión vive en Miami con su familia.

Sobre las 3 de la madrugada ya estaba en mi casa. Caí de sorpresa debido a que no me esperaban.

A las siete de la mañana Patricia, llevaba mis hijas al colegio que estaba ubicado en el Barrio San Fernando de Cali, yo me quedé durmiendo.

No sé qué hora era, cuando escuché que timbraban en la casa, me levanté y al abrir la puerta me encontré a una amiga de la Familia llamada Darneyis quien lloraba, al verme grito y decía Gracias Dios mío, Gracias, me abrazaba, me tocaba la cara dándome besos, eso me sorprendió no sabía que pasaba, la hice entrar, y me cuenta:

“Un avión se cayó que venía de Bogotá para acá en Cali, y en la lista de los que iban en ese avión dijeron tu nombre y en la emisora un señor dijo que ese era uno de los compañeros de ellos del ciclismo”.

No lo podía creer, me senté en el suelo y lloré, como lo estoy haciendo en este momento que escribo este pasaje de mi vida.

Llego enseguida mi hermana Ligia, los vecinos del barrio, mi hermana Carmen llama a preguntar por mí, yo contexto el teléfono, al oírme suelta tremendo grito, diciéndome hermanito estas ahí, le dije que buscara en la empresa a mi Papá que hablará con él, me responde que alguien ya lo traía, que Ligia no le había ido a avisar al colegio a Raquelita mi hermana menor, pero que ya en el Colegio todo el mundo se había enterado, que Carmen Elisa, una vecina y casi hermana nuestra se había ido por ella al colegio.

Estábamos en todas estas, cuando llegó Patricia, que había oído la noticia, que en el momento que oyó mi nombre cuando Yamit Amat mencionó los ocupantes de ese vuelo, casi se desmaya, porque creía que eso en verdad estaba pasando, pero de inmediato reaccionó y que venía a llamar a Sami Jalil para decirle que yo había llegado en la madrugada, en la confusión se le había olvidado el teléfono de Caracol Cali, ella pensó en llamar y decirles que yo no venía en ese avión, pero en el alboroto mental que además se le presenta a cualquier con una noticia de esa, no recordaba el número.

El 8208088, el número telefónico del Master de Caracol en Cali, jamás se me ha olvidado, marqué, contesta el control de turno, Homero Ramirez Cifuentes, de entrada, le dije:

“Quiobo hermano, soy Carlos Alberto”, vino el concebido silencio, le repetí: “Soy yo estoy aquí en Cali”.

En ese momento no me dijo nada, refiriéndose al jefe de redacción y en voz alta, casi gritando manifestó:

“Godo aquí está Lenis, aquí esta Lenis”.

El jefe de redacción era mi gran amigo Godofredo Sánchez, con quien compartí muchas cosas, mi compañero de montar en bicicleta de irnos juntos a la casa, vivíamos cerca, de tantas cosas que vivimos como lo que cuento en otro aparte de este libro en el Terremoto de Popayan en el 83, lo vi hace en el 2015, antes de fallecer en su natal Tuluá en donde tenía su emisora Radio Reloj.

Homero le repite varias veces lo mismo, antes de tomar el teléfono me dice: “Vaso leche dónde estás?”, en mi casi llegue en la madrugada me vine en el carro de RCN con Chávez y Javier Alberto, me dijo varias cosas como el de darle gracias a Dios.

Pasa Godofredo, y me dice, mijo menos mal, vamos de una al aire, ya estamos avisando a Bogotá por Radio Teléfono para que le den cambio a Sami.

Como el avión venía a Cali, entre las dos ciudades se estaban cruzando las noticias, ese día fue muy triste para Colombia.

A penas se conoció del accidente, lo primero que hicieron fue buscar con la oficina de despacho del aeropuerto de Avianca, la lista de pasajeros en ella estaba mi nombre, pero nunca comprobaron quienes habían abordado en definitiva ese fatídico vuelo, esa lista la suministraron a los medios de comunicación lo que origino esa confusión que no solo fue conmigo.

Conozco el caso de Maria Bolivia Gonzalez, la hija del desaparecido Radio Difusor Juan Manuel Gonzalez de Radio Guadalajara de Buga, quien estando en la sala de abordo para tomar el avión, su niño que era un bebe que ella cargaba en sus brazos, le dieron nauseas ensuciándole el vestido a ella, lo que hizo que se devolviera a la casa en Bogotá, para cambiar de vestuario y salvarse los dos.

 

La historia de ese acto de terrorismo es la siguiente.

El vuelo 203 de Avianca, un avión Boeing 727-21 fue víctima de un ataque terrorista y que explotó en pleno vuelo sobre el municipio de Soacha, Colombia, poco después de haber despegado del aeropuerto El Dorado de Bogotá.

A pesar de que inicialmente se pensó que fue un accidente aéreo, las autoridades concluyeron que la explosión se había dado como resultado de una bomba introducida por el Cartel de Medellín que al parecer iba dirigida contra César Gaviria, para entonces candidato presidencial, quien en realidad no había tomado el vuelo tras ser alertado por sus asesores de seguridad.

El atentado tuvo un saldo trágico de 107 personas muertas; 16 de ellos conformaban la tripulación de la nave, 101 eran pasajeros y 3 personas perecieron en tierra.

Por estos hechos, dado que entre los pasajeros del avión había un ciudadano alemán 2 y varios ciudadanos estadounidenses, Dandeny Muñoz Mosquera, alias La Quica, recibió diez condenas de cadena perpetua señalado de ser quien colocó e hizo detonar la bomba.

Pablo Escobar y sus secuaces nunca reconocieron la autoría de ese acto atroz.

Mi hija Maria Caroline Patricia conserva ese cupón de abordaje como un recuerdo, el del viaje que no he hecho todavía.

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