N
Por: Reina Carmesí
icolás no paraba de ser el macho alfa ante todos los amigos, el mejor jugador de
un deporte de alto rendimiento y el mejor bebedor de tequila que en el gimnasio
podía llegar a hacer cardio y alzar pesas aunque estuviera de guayabo.
Encontró en medio de las reuniones a las que asistía por compromiso de amistad, a
una bella artista que lo deslumbró por su sinceridad y la facilidad con la que notaba
que era no sólo talentosa e inteligente sino decidida y hasta muy sexual.
Vivian no sentía deseo por él pero sí un poco de compasión por la máscara que a
diario Nicolás tenía que usar. Poco después de haber estado en el dormitorio de él,
de mirarse sentada en la cama un poco aburrida porque habían tenido buen sexo
pero nunca había palabras dulces para la buena amante y él jamás aceptaría que
disfrutaba con docilidad que ella introdujera sus dedos y hasta su dildo en el ano
que según Nico nadie más podría tocar nunca, ni saber que ella lo había tocado
porque él no hacía más que ufanarse de que eso sería posible para alguien
homosexual aunque en el fondo sabía que lo deseaba y era sólo una práctica entre
tantas que los humanos han asumido por el placer de descubrir y aprovechar su
cuerpo sin que nadie debiera juzgar.
Ella era una buena amante, él un buen pisciano como para asumir la libertad de
parecer lo que socialmente debía ser y de pronto ella llenó de fantasías sus noches,
de expectativas sus días y cuando él descubrió que ella conoció a Lucas que era
también bastante dominante, no dejó de imaginarlos teniendo sexo, de preguntarle a
ella muchos detalles que ahora con gran interés lo volvían su confidente mientras
desabotonaba de nuevo su camisa y se le restregaba como cuando pasa por tu
pierna una gata coqueta, la consentida gata que acompaña cada lectura cuando no
sabes si parar o llevarla hasta el final.
Vivian llegó temprano un sábado, era la primera noche que eso pasaba en casa de
Nicolás, normalmente lo llamaba para que él llegara al lugar donde ella se
embriagaba para superar una larga semana de jefes, trabajos y exigirse hasta no
dar pero ese día fue diferente y lo que no pudo dejar de observar fue que Lucas se
follaba a Nicolás con tal destreza que ni siquiera intentaron parar y los misterios del
cuerpo se descubrieron en una madrugada en la que las etiquetas no cambian y
entre los tres despertaron a una nueva historia, donde el amor no se prometía y por
el contrario se construía desde la libertad que confirma el vuelo de tres pájaros
azules en una ciudad blanca que les prohíbe ser pero bajo el conocimiento de no
negarse; ellos siguen siendo amantes de Vivian a ojos del mundo y amados por ella
y entre ellos en medio de los brazos íntimos.