Por: Cayo Betancourt – -@cayobetancourt
Los eventos que suceden a nuestro al alrededor se pueden clasificar en dos tipos de acuerdo con el control que se tiene sobre estos, los que se pueden controlar y los que no. En la vida cotidiana las personas enfrentan diferentes situaciones que afectan su bienestar, en este artículo se discutirá sobre los eventos que no se pueden controlar y su efecto en la salud mental, actitud y desarrollo profesional de las personas.
Zenón de Citio fundó la escuela filosófica llamada estoicismo a inicios del siglo III AC, la cual enseña que todo sucede por leyes de causa y efecto, sugiriendo que las personas no pueden controlar lo que sucede alrededor pero si lo que piensan sobre estos eventos indica Óscar Álvarez. Los eventos desafortunados como una pérdida de empleo, situaciones adversas en el ambiente laboral o familiar entre otros crean confusión, desesperación y afectan directamente la salud mental de los empleados. Cuando una persona piensa constantemente en los eventos negativos, genera estanqueidad y pierde objetividad frente a los acontecimientos, llamado también rumiación el acto de pensar constantemente en situaciones que estuvieron fuera de control.
Las actividades cotidianas requieren disciplina, especialmente aquellas que apoyan el desarrollo profesional y crean un diferenciador para las personas. Invertir tiempo en actividades enfocadas en el avance de carrera es un aspecto fundamental, pero ¿cómo hacerlo cuando se tiene poco tiempo disponible? La respuesta está en la disciplina y organización del tiempo, es necesario evaluar la eficiencia en la ejecución de tareas, qué factores influyen en los atrasos y trabajar en planes concretos para generar espacios altamente productivos. Caminar la milla extra para el beneficio profesional requiere “invertir” tiempo en actividades de aprendizaje y evitar la pérdida de foco, especialmente identificar distractores incluyendo la procrastinación.
La percepción personal es fundamental para encaminarse hacia el “grit” o meta última en el desarrollo como individuo; por lo tanto es necesario preguntarse ¿mis actividades buscan agradar a otros? Si la respuesta es positiva, es posible que se valoren más las opiniones de terceros que las propias, en este caso la felicidad estaría relacionada con un evento externo lo cual debería cambiarse porque el esfuerzo asociado con esta búsqueda de aceptación desvía el propósito de las personas.
La humildad es un factor clave para entender el camino del aprendizaje y la necesidad de alimentarlo constantemente. Se especula que Sócrates planteó la fase “solo sé que nada sé”, el contexto general es la clave para adquirir nuevo conocimiento; involucrarse en discusiones áridas, o egocéntricas desvía la atención de las personas y crea entornos vacíos que podrían aprovecharse de una mejor manera. Entender las limitaciones y enfocarse en superarlas incrementa las posibilidades de éxito.
A diferencia del pensamiento positivo que podría tomarse como un acto pasivo frente a las situaciones, pensar en la reacción a un evento negativo prepara a las personas en el caso de una eventualidad, para los estoicos el ejercicio se denomina “premeditatio mallorum” en la actualidad podría indicarse como “qué pasaría si” comprender el entorno y visualizar las posibles reacciones al tiempo que se analizan, procura una experiencia enriquecedora y controlada.
Finalmente, comprender que los eventos externos afectan las personas en la medida que estas lo permiten de acuerdo con sus reacciones. La disciplina y claridad frente a las actividades relacionadas con el desarrollo profesional es fundamental para tomar acciones que generen cambios en el largo plazo; además, las personas deben prestar mayor importancia a lo que piensan de sí mismos, para evitar vivir de lo que piensen los demás.