Por Elkin Franz Quintero Cuéllar
La misión del poeta es inventar nuevos poemas de lo eterno humano. Su poesía viene a nosotros sencillamente como un poco de niebla cuando despunta el sol sobre los montes.
Quevedo
A los 112 años de la aparición física de Matilde Espinosa en el majestuoso municipio de Páez, su obra poética está más vigente que nunca, en especial en el departamento del Cauca pese a sus estrechos límites geográficos, culturales y étnicos. Aún las laderas, ríos, caseríos, caminos, pueblos, chozas y casonas se estremecen ante el eco de su voz.
Ojalá, no sea un fugaz momento de insospechada felicidad poética la que nos abruma frente a la llegada de POPAYÁN CIUDAD LIBRO 2022. Porque allí, en tan magno evento se volverá a escuchar su voz. Espero que la Casa de Moneda retumbe ante su fuerza declaratoria.
La abundante reflexión sobre su poesía, los diversos artículos, columnas, antologías, homenajes, concursos, su vasta influencia en jóvenes escritores y un club de lectura, demuestran su INMORTALIDAD. Me atrevería a expresar que Matilde vive en el paraíso bebiendo de las mieles eternas de la gloria.
En este orden, su tránsito al Olimpo poético le fue concedido por el dios de las palabras, porque sus versos encierran un cosmos de interpretaciones capaces de mediar en el tiempo y con la capacidad para describrir los problemas de la existencia humana. A tal efecto, sería imposible reflexionar en algo más humano que su trazo idílico, porque circula entre la sutil ironía y la fogosa katarsis, entre la fuerza declaratoria de la emoción verbal y el glacial regocijo ante lo desconocido. Hago este énfasis porque algo mágico y terrenal envuelve su obra.
Desde la postura anterior, puedo asegurar que la apariencia tangencial de sus poemas cruza mares, ríos, montañas, cielos para deleitar a grandes y pequeños con su obra sin ningún tipo de barrera. Una bendición llega para los que hoy quedamos en píe, su figura es serena motivación que invita a no claudicar en la búsqueda de nuestros sueños. Puedo asegurar que desde las múltiples facetas y tonalidades desplegadas a lo largo de sus versos, podemos hallar un descomunal talento narrativo, una asombrosa capacidad intuitiva y una inocente forma de explorar las grafías de existir bajo las tinieblas del amor, las leyes y las formas.
Quizás, hoy nada sabemos de Matilde Espinosa, excepto que su obra diferirá del presente caótico para ser norte en sus nuevos lectores. Puedo adivinar las bibliotecas, las aulas de colegios y universidades brillando con su luz a pesar de las obscuridades que se ciernen sobre nuestros territorios. Asimismo, imagino los susurros de su poemas trayendo de nuevo a parques y cafés la magia de la oralidad; también, sueño su Tierradentro amado plagado de cantos, desfiles y loas. Señores dirigentes, ella lo merece.
Ante el retumbo remoto de su voz solo nos queda la precisión cronológica de sus pisadas terrenales. Bastaría contrastar Europa con América para apreciar de inmediato las abismales diferencias que influyeron en su hado poético. Los enigmas que cubren su figura están mediados por bellísimas figuras literarias y buen humor, por sus charlas extendidas y su buen tacto literario para corregir y aconsejar a todo aquel que se animó a transitar por el mundo lírico.
Matilde, como Eneas en la Eneida o Odiseo en la Odisea o Ulises en la Ilíada, emprendió un viaje por las sombras y luces de su existencia poética y en esa singladura, sus versos ya no navegaran solos, sino que, cuentan con la compañía de millones de lectores que sufren la pena de amores pagados con abusos, prometidos en dote, humillados por su condición, desheredados en una sociedad machista y enferma, maltratados por la justicia y el Estado, marginados de toda calidad de vida, separados del camino que conduce a la felicidad, estigmatizados por iglesias heréticas que se dedicaron a condicionan la vida y atemorizar con la muerte.
No obstante, las dificultades que plantean algunos de sus textos nos permite deducir que su existencia terrenal fue una inquietante hipótesis sobre la vida, la muerte, el amor, la familia, la sociedad, los problemas sociales, lo que significa que siempre se tendrá una obra de excelente calidad artística y humana.
Hoy, puedo atreverme a manifestar su enorme raigambre caucana, aunque por momentos el desconcierto por la muerte, la decepción por su sentir y disentir frente a la dicotomía de sus dirigentes le restan peso a su enorme legado. Sería un honor revivir sus dones y fuego constructor porque sus 14 libros son la expresión suprema que le dan sentido a su translación por el mundo de la letras, las leyes, los pinceles, los sonidos, las figuras, los países, los amigos, los hijos, nietos, los sobrinos, los amores. Es decir, en Matilde, todo será una excusa para construir universos con palabras. Nosotros, sus lectores, somos afortunados por hallar en sus poemas luces, caminos y verdades.
Invito a mis queridos lectores para que asistan a POPAYÁN CIUDAD LIBRO 2022, en especial el día sábado 29 de octubre a las 3:00 de la tarde en las instalaciones de la Casa de la Moneda, porque junto a Fernan y Ricardo Martínez Mahecha recordaremos los trazos inmortales de Matilde Espinosa. Un abre bocas de su poesía:
Perseguidos
Los ríos han crecido, (1955)
Porque un día dijeron: ¡Libertad!
y escribieron mensajes en la lluvia;
Porque otra vez su lámpara encendieron
derrotando cuchillos y tinieblas;
Porque besaron con amor la tierra
y en sus manos crecieron espigas;
Porque dieron al aire sus canciones
y en sus techos nacieron las palomas;
Porque gritaron “Patria” desde el alma
y los muertos sientieron las banderas;
Porque llevan cosechas en la sangre
y les duele el tormento de los hombres;
Porque alistan sus brazos en la lucha
y no esconden sus cuerpos en la sombra;
Porque no guarda desamor su llave
ni en su mesa se sienta la codicia,
Por eso van exactos sobre el mundo
congregando los sueños para el alba.
Matilde espinosa