ELKIN QUINTERO
El infierno está empedrado de buenas intenciones.
Walter Scott
Misterioso grupo de profesores recorren los caminos de la Instituciones públicas. Los estudiantes un poco desconcertados por el atrevimiento, los observan con desconfianza desde sus casas; los padres de familia, con la inocencia de la buena intención abren sus labios para pronunciar lo que ellos son incapaces de expresar y las puertas del claustro sagrado que los congrega tiemblan ante el asalto de la irracionalidad y acciones antipedagógicas.
Hoy, los docentes, sus compañeros de lucha, sus aliados en la soledad de la pandemia, sus cómplices del acto divino de educar estamos en suspenso y no compartimos la arremetida violenta de sus gestiones. Paren ya, por favor, porque nos sentimos mancillados en nuestro buen nombre.
Esta experiencia de confusión está evidenciando que algunos funcionarios de la educación parecen estar de viaje, que les faltó clases de pedagogía. Sus particulares acciones simulan la de mercenarios y traficantes de esclavos e ideas. No quiero imaginar que su fracaso profesional fue compensando por un concurso docente que no privilegia a los verdaderos servidores educativos.
Algunos de ellos se han dedicado con discursos, vídeos, panfletos y acciones deshonrosas a destruir la escuela. Pretenden que otros arruguen la frente y gruñan hasta contemplar destruido el espacio que los alimenta y acoge. Dadas estas circunstancias, no vamos a dejar que nuestro horizonte se oscurezca y torne tenebroso. Por culpa de este tipo de individuos se acerca la horrible noche otra vez. No me gustan sus métodos de forasteros armados que todo quieren echar abajo. Me atrevo a preguntar ¿cuál es la intención de sus vídeos? ¿Qué oscuro interés mueve sus discursos y sus mezquinas actuaciones?
Estos gendarmes del ego y la prepotencia, del yoísmo y el descredito parecen jinetes que cabalgan sin fijarse en los daños que hace su ruido. Ellos, desconocen que la escuela pública lucha con escasos recursos contra el abandono estatal y la indiferencia de muchos de sus funcionarios que llegaron procedentes de muy diversas profesiones. Su fracaso profesional lo descargan contra la comunidad educativa.
Debo recordarle a estos mecenas del odio, que nuestros músculos y la resistencia se han endurecido desde que inició la pandemia y no vamos a dejar de trabajar en la maravillosa misión de construir saber. No obstante, esta época de oscuridad e incertidumbre ha evidenciado que un grupo de docentes del sector oficial están contribuyendo a darle la razón a un sector político que no cree en la educación pública.
Es muy triste saber que un grupo de funcionarios públicos, ignorando el sagrado asunto del diálogo y violentado el debido proceso hayan sobrepasado la barrera de lo racional y con videos superactuados, entrevistas para una radio parcializada, ataques al buen nombre de una Institución educativa. Deberían estar desarrollando actividades en procura del bienestar de sus estudiantes.
Compañeros docentes, si de verdad, están comprometidos con la trasformación de las instituciones educativas, ponga sobre la mesa del diálogo sus argumentos, sus proyectos, sus ideas innovadoras, su ejemplo; en lugar de incrementar sus acciones que solo demuestran que sus intenciones conllevan gran dosis de violencia y odio tanto en el plano físico, como en el psicológico y espiritual. Somos más y no vamos a dejar que acaben con años de arduo trabajo. Por último, pretendo dejar sobre el tablero dos tareas. La primera, invitarlos a reflexionar sobre los 13 fines de la educación y así generarles un cuestionamiento sobre sus actitudes autocráticas y por momentos endiosadas y dañinas. Segundo, cuestionar al Ministerio de Educación sobre sus métodos al incorporar profesionales de todas las áreas que solo han logrado con discursos amañados y aburridos producir daños en la calidad educativa. Termino recordándoles que la educación busca transformar la sociedad con el ejemplo, no con berrinches.