Alba Libia Lucía Bonilla es normalista superior, trabaja desde hace más de 30 años con la Fundación Dancing en el barrio El Placer de Popayán. Durante estos años ha trabajado por la educación de niños y jóvenes con deficiencias de aprendizaje, algunos con dificultades psicomotoras y la mayoría provenientes de veredas y barrios vulnerables del norte de la ciudad.
Por: Olga Portilla Dorado
Sofía Ordóñez, es una niña con síndrome de down a quien solo hasta el año pasado la recibieron en una Institución Educativa de la ciudad. Pocos maestros creyeron en que ella. Algunos creían que tenía más límites que capacidades, cuando sus padres conocieron la labor de la Fundación preescolar ‘Dancing’ y el agradable trabajo que desde hace 30 años ha desarrollado la maestra Lucía Bonilla, no dudaron en matricular a Sofía en este colegio para que pudiera aprender y compartir con más niños sin ningún tipo de rechazo.
Sofía aprendió a leer, también escribe algunas palabras y ya está aprendiendo las operaciones aritméticas básicas para su edad, pero quizás el mayor logro que obtuvo con la formación y el apoyo de la maestra Lucía, fue que la aceptaran en una institución educativa del barrio El Placer, donde gracias a la docente de ‘necesidades educativas’ le abrieron un espacio a esta pequeña que en su inocente alma nunca supo que la rechazaron, solo llegó segura de sí misma y con más ganas de estudiar.
“Fue una labor ardua porque no la querían recibir, pero la profesora que maneja necesidades educativas hizo hasta lo imposible para que la recibieran en la escuela Pedro Antonio de aquí de El Placer, y ahí está nuestra Sofía cursando segundo de primaria. El sueño con ella es que pueda terminar el bachillerato y salga adelante, que pueda estudiar un instrumento musical en la Universidad del Cauca, para que se destaque en el arte. Y así, seguir ese mismo proceso con los otros niños”, cuenta la docente Lucía.
Además de Sofía, hay varios niños que tienen otro tipo de discapacidad, hay algunos niños invidentes con los que la profesora Lucía Bonilla y el equipo de profesionales que la acompañan en su casa –porque es ahí donde funciona el preescolar y la Fundación-, iniciarán un trabajo especial para que puedan ir adquiriendo otros conocimientos.
En total son cerca de 70 niños, algunos acuden todos los días, otros van esporádicamente cuando sus padres pueden llevarlos, la mayoría no cumplen horario ni tampoco cancelan algún valor por la formación y el acompañamiento interdisciplinar que reciben, pues en la Fundación Dancing no solo se los prepara en ciencias, español y matemáticas, sino que cuentan con una psicóloga, una fonoaudióloga y un fisioterapeuta. Además a los padres y acudientes de los niños se los asesora en temas de derecho; por ejemplo, para la resolución de algún conflicto o con el tema de demandas de alimentos, o conciliaciones.
“Los niños especiales así como llegan van saliendo, ellos no tienen horario, a ellos no se les colocan límites, eso sí, los días que los papás los traen los aprovechamos al máximo. Acá los niños tienen profesionales que en otra institución no tendrían y pues acá no están pagando, es qué como les voy a cobrar a niños que en sus casas no tienen ni agua y energía, que su mamá o papá viven del diario, de lo que venden en la galería para almorzar. A los únicos que se les cobra es a los niños que vienen de otros colegios para recibir refuerzos de algunas materias, ellos pagan porque vienen de colegios privados y uno sabe que tienen el recurso para pagar ese refuerzo”, señala Lucía.
Y es que esta mujer, nacida en la ciudad blanca, quien tiene una hija a quien sacó adelante sola, no solo se dedica a dar las clases magistrales, sino que con los niños más grandes hace montajes de obras literarias, prepara danzas, y les ofrece clases de música para que en otras instituciones o eventos se presenten y con los recursos que ahí recogen se pueda seguir manteniendo la Fundación preescolar Dancing. La otra forma para recaudar fondos para su Fundación es a través del alquiler de vestidos para ocasiones especiales (grados, primera comunión, quince años, etc.) elaborados por sus propias manos.
La “profe” Lucía como le dicen todos sus niños, expresa que económicamente no reciben ningún aporte, solo la buena voluntad de personas que le llevan materiales didácticos para la escuela, además señala que la visita mucha gente, pero que pocas ayudas llevan a la escuela.
“Aquí nadie nunca nos ha apoyado, la Fundación y el preescolar tienen todos los papeles legalizados, pero a nivel económico que a mí me pague el Gobierno no, yo nunca he recibido alguna bonificación por mi trabajo…Recuerdo que hace muchos años una empresa de la ciudad nos ofreció arreglarnos el techo de la casa que está que se cae, y nunca nos ayudaron, eso fue como en 2012 cuando fui Mujer Cafam Cauca, en ese evento hicieron la promesa, pero nunca cumplieron”, dice la docente.
Así llegó a ‘Titanes Caracol’
La profesora Lucía cuenta que el pasado mes de agosto llegó a su casa un grupo de periodistas del programa ‘Titanes Caracol’, quienes interesados en su historia, en su trabajo y. sobre todo en su labor social, se quedaron dos días para ver cómo funcionaba la Fundación Dancing.
De esa visita nació el video que hoy está colgado en la página de este canal nacional, donde por medio de un voto Lucía se acerca a la meta de poder ganar el premio en la categoría educación, en la cual compite con otros cuatro docentes.
“Yo creo que ellos vieron los archivos o el historial de cuando fui Mujer Cafam, entonces a través de eso conocieron mi trabajo. Fue una sorpresa cuando llegaron y se quedaron conmigo aquí, entonces a ellos les pareció importante mostrar que todos los días después de que yo me levanto desarmo mi cama para darle espacio al salón de los niños más pequeños. Así fue como logré estar nominada con las otras personas en este concurso”, explica Lucía Bonilla.
La profesora Lucía Bonilla dice que no tiene sueños con su Fundación, porque estos ya se cumplieron, ya que tiene la satisfacción y el orgullo de ver cómo varios de los estudiantes que pasaron por su Fundación durante estos 30 años han logrado ser profesionales. “Me siento satisfecha de que he hecho algo por alguien, por esos niños que veía en la calle, por los que no han querido recibir en ningún colegio. Haber logrado su superación es haber materializado mis sueños”.
“En la Fundación no solamente es lo académico y lo artístico, sino que hacemos más por los niños, por ejemplo en las próximas semanas se van a confirmar 70, hace un par de días hicieron la primera comunión 24 niños y niñas, todas esas son acciones que hacemos aquí”, Alba Libia Lucía Bonilla.
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